Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 2: Hipotecada con el de ojos azules


Ya esta terminado el segundo capítulo como veís :) perdon por si hay alguna falta de ortografía, y quizás algunas cosas podrán ser cambiadas, espero que les guste :D



Era bastante extraño, porque aunque el día anterior no había bebido nada, sentía una resaca de los mil demonios. Por la madrugada me desperté con un gran dolor de cabeza y poco a poco se convirtió en un ruidoso taladro instalado en mi cabeza con el propósito de no dejarme conciliar el sueño. Saque mis piernas de las calentitas sábanas y me calce con aquellas pantuflas de abejas. Me restregué los ojos mientras iba camino hacia la sala de estar, y una vez en la puerta bostecé, alcé las manos hacia el techo y me puse de puntillas para poder estirarme mejor. Cuando por algún estúpido motivo se me ocurrió abrir los ojos pensé "mierda". El señor Philips, la señora, mi hermanastra y los demás sirvientes que los acompañaban estaban mirándome atónitos. Todos vestían de gala, con sus mejores sonrisas y perfecta vida, mientras que yo estaba echa una mierda desde las seis de la mañana.



- Buenos días- Murmullé más para el cuello de mi camisa que para el resto.

- Veo que no tan buenos para ti- Dijo el señor Philips con una tierna sonrisa- Ven, siéntate, tendrás hambre, ya son las doce.



Avancé tímidamente por aquella lujosa y amplia habitación, me quede embobada viendo la decoración. Había algunos cuadros abstractos puestos de forma desordenada. Cuando miré la mesa en las que todos estaban comiendo tuve que hacer un gran esfuerzo para sofocar mi risa. No me lo podía creer, había una sola silla que desentonaba en aquel ambiente tan elegante y a la vez sencillo. ¡Delante mía se encontraba una silla rosa con un cartel en el respaldo que ponía "Chair de Sora"!. Impresionada aún, me senté en la desafinada silla intentando no decir nada inoportuno.



- ¿Te gusta?- Preguntó alegremente mi hermanastra Dior- La he echo yo, es que voy...

- A clases de carpintería ¿No?- Pregunté, sintiendo que esto ya lo había vivido antes.

- Exacto- Dijo sonriendo excesivamente.

- Bueno, señoritas, es hora de irme- Cogió su maletín- Espero que paséis un buen día, y Sora, siéntete como en tu casa.- Salió por aquella puerta y yo me acurruqué en mi tonta silla rosa. De alguna forma no me sentía segura con esas dos enemigas a mi lado.

- Yo también marcho chicas, he quedado con Isis para ir de compras. Bye- Sonreí, adivinando de quien venía el intento que tenía Dior de decir todo en inglés.

- Bueno...- Susurró Dior- Creo que nos hemos quedado solas- Ignoro completamente a todo el servicio que la miró con mala cara.

- Oye...¿No sientes como un taladro en tu cabeza?- Pregunte agotada por mi dolor de cabeza.



Entonces Dior se echo a reír exageradamente, casi como si le fuese la vida en ello. Tampoco había contado una gran broma. ¿Por qué reía así?



- No te preocupes Sora, es que papa esta haciendo unas reformas y han venido unos empleados por la mañana- Me apunté mentalmente ser vengativa para el próximo cartel de las clases de carpintería.



¡Ya decía! Yo sabía que no estaba loca y algo raro estaba pasando.



- ¿Reformas?¿Y eso?- ¿Acaso quiere ampliar más esta casa? Me perderé si lo hace.

- Bueno, ya sabes, hay un hermanito encamino-. Dijo arrugando la nariz y apretujando sus manos emocionada.



Fruncí el ceño intensamente, provocando que me doliese la zona entre ceja y ceja. ¿Qué cojones...?



- Oh!, no me digas que no lo sabías- Negué con la cabeza- ¿Bruce no te contó?

- ¿Quién es Bruce?

- Papa

- Entonces no, no me contó nada.

- Yo... lo siento tanto, de verdad no sabía que papa no te había contado nada, de ser así no hubiese abierto mi bocota.

- Tranquila, no se lo diré a nadie.- Dije mirando a la mesa

- Oye- Poso su mano en mi espalda- Seguro que Bruce estaba a punto de contártelo.

- Si, claro- Solo supe decir.



Después Dior paso su tiempo tamborileando sus dedos en la silla, formando algún tipo de ritmo de una canción. Mientras tanto no podía quitarme de la cabeza que fuese a tener un hermanastro, otro para ser precisa. ¿Qué tiene que sentir una cuando se levanta y descubre que tiene una hermanastra?. Yo solo quería volver con mi madre y con Noel. Quería la tranquilidad que una ciudad no me iba a dar y mi adorado campo si. Aunque ahora mismo, estaba bastante enfadada con mama por ocultarme algunas cosas importantes.



De repente, escuche unos gritos y salí de mis pensamientos para encontrarme con un lado maléfico por parte de mi hermanastra Dior. Ella estaba gritando a una de las empleadas de servicio reclamando la tostadas quemadas que nos había servido, al final todo termino con una Dior con sonrisa morbosa mientras la empleada se comía la tostada llorando. Sin querer intervenir me quede callada y quieta, después Dior se volvió a sentar a mi lado como si nada hubiese pasado. Me mostró una de esas sonrisas suyas.



- ¿Qué te parece si vamos a desayunar a un bar del centro?

- Vale- Dije encogiéndome de hombros- Pero todavía tengo que arreglarme.

-Tranquila- Dijo alegre bajando de la silla- Yo también, no pensarás que saldré así- Señalo su ropaje y se dispuso a subir las escaleras con toda aquella elegancia que a mi me faltaba.



No quiero decir que no fuese femenina, porque si tenía que ser lo, podía. Es que sólo... pocas veces en mi vida había intentado impresionar a una persona, para ser exactas solo una una vez en mi vida y para colmo no salió bien, sino que me vi enredada entre un barro mugroso con Mikki descojonandose a mi costa. Aquel día sin duda, fue un buen día.



Mikki me había confesado que tenía una cita por la tarde. Cuando le escuché decir eso hice un claro SOS a mis amigas y nos pusimos en marcha, lo llamamos: la misión de salir de la zona de amiga. Como Mikki me había pedido ayudarle a arreglarse para la quedada por la tarde, acudí después de haber sido depilada, arreglada y maquillada como una modelo. Cuando me vio, pude notar la sorpresa en su rostro, abrió la boca y dijo "Wow, nunca te había visto tan hermosa". Después esas palabras se fueron a la mierda cuando menciono lo guapa, encantadora y femenina que era aquella chica con la que se tenía que encontrar por la tarde. En todos los sentidos, la chica me daba una patada en el culo que me dejaba a la altura del betún. Aún así no me rendí. Yo necesitaba decírselo, necesitaba decirle que le quería, pero como algo más que mi amigo....





- ¿Te vas a mover o te vas a quedar ahí todo el día?- Me preguntó Dior desde el final de las escaleras, haciéndome sentir pequeñita. Sacudí mi cabeza intentando dejar de llevarme por los recuerdos. Hoy no era día para sufrir, hoy era día para vivir.



Asentí, mientras escuche el cuchicheo de una de las del servicio "Que humos se trae la pija"



Sonreí para mi, pensando en cuanta razón tenía.



Cuando termine de ducharme, maquillarme naturalmente, con mi pelo ondulado y unos jeans ceñidos a mis piernas, baje las escaleras para encontrarme con una Dior, un perfume exagerado (como ella misma), con quilos de maquillaje, y un vestido atractivo y suelto. Mi boca se abrió por lo menos más centímetros de lo normal y después fuimos en su coche nuevo. Adriel, que además de botones parecía ser también el chófer de la casa, propuso a Dior llevarla pero ella movió su mano desinteresadamente.



- Hace poco me saqué el carnet sabes- Dijo idolatrando se de camino al pueblo. Ahora entendía porque conducía tan mal esta chica.- La verdad es que no tarde mucho, a la primera ya aprobé ¿Y tú? ¿Tienes carnet de conducir?

- No que va, la es verdad es que no me apetece tener carne, como no tengo coche- Me encogí de hombros.

-Pídele uno a papa

- ¿Un carnet?

- No- Dijo riéndose- Un coche. Apuesto a que papa no se te negará.

- Da igual- Dije incomodada de nuevo. Al rato aparcó, que por cierto, se tiró bastante tiempo haciendo maniobras para entrar en una plaza de dos. Cada vez pensaba más enserio como Dior consiguió aprobar, por dios ¡Era un peligro al volante!.al final mientras ella me contaba algunos chismes del pueblo llegamos a la cafetería.

- Toma asiento, yo pido- Dijo dejando su carísimo bolso en la silla de frente- ¿Que quieres?

-Un croissant con un zumo de naranja estaría bien.

- Buena elección- Me guiño el ojo y se dispuso a andar hacia la barra. Algunas chicas la paraban por el camino elogiándola, ¡Ni que fuese miss España!. Ella simplemente decía algunas tonterías con esa sonrisa suya y me apunta emocionada.  Valla mierda-Pensé



Cuando me fije que la charla de Dior con sus fanáticas iba a durar más que ese desayuno no pedido aún, cogí mi móvil de mi apretado vaquero y teclee unos números asta marcar y acercármelo a la oreja. Me levante de la silla y salí de aquel bar para poder tener un poco de intimidad.



- ¡Hola cariño!-Dijo dulcemente mi madre- Te juro que ya me estaba volviendo loca por llamarte, menos mal que te has acordado de mi.

- Hola- Respondí secamente.

- ¿Qué te pasa bebe?- Odiaba que me llamase bebe.

- Que no se con quien estoy más enfadada, si contigo o con el "señor philips "- Dije mientras hacia comillas con la otra mano libre, sabiendo que mi madre no me vería.- Como no se te ocurrió mencionarme que tengo un padre millonario.

- AAAhh- Dijo como si todo fuese una tontería- Lo siento hija, no tuve tiempo.

- ¡Claro! Seguro que si de repente aparece el padre de tu hija queriendosela llevar para saber dios que, no tienes tiempo para decirle que puede limpiarse el culo con billetes de quinientos.- Dije con sarcasmo

- Sora- Se puso seria- No te lo tomes tan apecho.

- ¿Por qué no me lo dijiste?- Dije dejando a un lado el sarcasmo, dolida

- Porque tenía miedo amor. Tu y yo siempre hemos estado juntas y tenía miedo que te dejases impresionar por tu padre y decidieras quedarte para siempre con él.

- Ya mama, pero esas cosas las decido yo, y no tú.

- De acuerdo, lo siento, tienes razón ¿Algo más?- Dijo haciéndose la inocente.

- ¡Por supuesto que algo más! Porque tampoco me dijiste que ese señor va a tener un hijo con la señora.- Dije cabreada.



Pero mama no contesto, el silencio inundaba la línea del otro lado. El clima se tensó y se nota incómodo. Mama no habla, y yo no iba a dejar de estar cabreada



- Yo...- Dijo afligida mi madre.

- Qué mama, que excusa tienes para esto.

- Lo siento Sora, yo no sabía nada.



Al segundo me sentí arrepentida. Mi madre se había enterado de la peor manera de que su ex estaba completamente iniciando una vida sin ella . Tonta, tonta, tonta pensé.



- Bueno estoy ocupada, si eso más tarde te llamo. Adiós.

-Adiós- Dijo mama secamente, todavía impresionada. Me lleve las manos a la cara, intentando controlar que ninguna estúpida lágrima se desorientase de su sitio. La puerta del bar se abrió y sono el cascabel colocado encima de ella.

- Oye perdone- Dijo un señor quitándome maleducadamente las manos de la cara- Se ha ido sin pagar.

-¿Qué que?- Pregunté desviando mis ojos hacia el interior. ¿Donde se había metido mi "estúpenda" hermanastra?- Yo no soy ninguna maleante, déjeme en paz. -Ande rápidamente hacia el otro lado de la calle diagonalmente, pero aquel estúpido señor seguía persiguiéndome pidiendo su dinero. Corrí y atravesé un cruce provocando el sonido de la bocina de varios coches. Corrí y corrí asta llegar a una esquina. Enfadada conmigo, enfadada con el maldito señor Philips fui a dar una patada a la basura, sin embargo, me acorde de mama y de Noel y también de sus palabras. "No armes ningún lió".



Apreté los puños y pude sentir como la rabia fluía por mi cuerpo. Al mirarme los pies vi un spray de pintura en el suelo y parecía que me llamaba a gritos, sonreí mientras lo cogía. Enfoqué a la pared de al lado y puse en grande:



"EL SEÑOR PHILIPS ES UN CABRÓ"



Cuando estuve a punto de terminar mi obra de arte alguien me arrebató el bote de entre las manos y me bloqueó rodeando con fuerza mi cuerpecito entre sus brazos. él chico espaldas a mi no dijo nada, pero con facilidad podía notar como sonreía debido a que estaba a centímetros de mi nuca. Mi cabello se erizo e intenté poner en práctica alguno de los ataques que Mikki me enseño hace bastantes años, pero aquel tio tenía fuerza. Hizo un sonidito con los dientes dejando claro su desaprobación.



- Eso ha estado mal- Susurró cerca de mi oído- Eres una gamberra- Dijo esta vez con un tono jocoso.

- ¡Sueltame!- Grité reaccionando por fin ante sus palabras. Me moví, salte y le pise los pies, pero el tío seguía mas firme que una estatua.

- ¿Y perderme la oportunidad de saber quien cojones me arruina la mañana limpiando paredes? yo creo que no- Me giró abruptamente quedando cara a cara contra él. Como suponía tenía una sonrisa divertida en sus labios, y sus ojos azules tenían una gran chispa mientras me penetraban. - Valla... eres más guapa de lo que pensaba- Dijo pensando en alto.



Al segundo mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso y el soltó una sonora carcajada.



- ¿Me sueltas?- Pregunté, él se limito a sonreír y girar su cabeza para mirarme de lado, la verdad es que era bastante guapo - ¿Por las buenas o por las malas?- Volvió a carcajear ruidosamente.

- Oye tú- Escuche detrás mía la voz enfadada de un camarero creyéndose estafado. Me agarro fuerte de mi debilucha muñeca, me saco fuera de aquellos reconfortables brazos de un desconocido atrevido, y me giró para quedar cara a cara.- Dame mi maldito dinero.

- ¡Ya te he dicho que yo no te debo ningún dinero!.-el camarero abrió los ojos irónicamente- Primero yo no pedí mi supuesto pedido, segundo, mi hermanastra seguramente esta en el baño retocándose el maquillaje, y tercero, yo no soy ninguna delincuente

- Dame mi dinero- Dijo abriendo su extensa y asquerosa mano hacia mi. Todavía agarrando fuertemente mi brazo. Parecía que hasta que no le diese su puñetero dinero no me iba a dejar tranquila

- Espera- Dijo el chico que quedó atrás mía- Creo que tengo algo por aquí- Giré mi cabeza desconfiada. Vestía con un mono naranja, desabrochado en su torso dejándolo al descubierto. Abrí mis ojos desmesuradamente y después volví a girar mi cabeza sonrojada hacia el camarero.

-Son exactamente dos euros.

- Vaya Liam- Dijo el chico de mono naranja- pensaba que a las chicas guapas les rebajabas el precio.

- Drake ¿Tienes suficiente o no?

- Ya lo creo que si- Dijo contando dos euros y entregándoselos al camarero Liam.

- Agradece le que te haya sacado de esta, sino te hubieses tirado toda la tarde fregando platos- Dijo Liam dándose la vuelta feliz hacia el bar.

- Ya le has escuchado- Dijo el de impresionantes ojos azules Drake- ¿Te parece si voy a recogerte a las ocho?

Fruncí mi ceño intensamente, mientras él se giraba y metía un estropajo en un cubo lleno de agua y jabón. ¿Quién se creía este? si pensaba que iba a caer a sus pies por tener un bonito cuerpo estaba confundido conmigo.

- Claro que no- Dije andando todavía enfadada con toda esta situación.

- ¡Todavía me debes dos euros! ¡Y bonito culo!- Gritó.



Me giré sobre mis talones para poder ver por última vez a ese desconocido atractivo. Le sonreí, saque mi dedo corazón  y seguí caminando sin rumbo mientras de fondo escuchaba su agradable risa.



Después de estar dos horas perdida en esa gran ciudad acabé sentada en un bordillo de las afueras. Estaba tan cansada que no pude evitar llevarme las manos a la cara y llorar desconsoladamente. Todo lo que me había estado pasando durante este último año era casi impensable... Todavía podía recordar lo que paso más tarde de ir aquella tarde a la casa de Mikki "para conquistarle"



***



- Entonces te gusta, eeh?- Le pregunté con un nudo en la garganta.

-Si, dijo mientras arrancaba la moto. Ella es fascinante.

- ¿De verdad?- Pregunté mientras apoyaba mi cabeza en su espalda y me agarraba a él.

- De verdad- Dijo dándose la vuelta para darme un beso en la frente y arrancar.



Por el camino iba pensando en muchas cosas. Estaba echa un manojo de nervios, no sabía como decírselo. "Oye Mikki, que me gustas" claramente, no. Tenía que ser algo único, algo especial. Por que nosotros eramos especiales. él, con su manía a las motos y a la noche, y yo, la tonta que le seguiría hasta el fin del mundo.



De un momento a otro se paro y se quito el casco.



-¿Ya hemos llegado?

- No- Negó- Todavía falta un cuarto de hora para la cita.

- Será mejor que no llegues tarde- Dije acomodándole un mechón rebelde.

- Oye- Me dio un codazo amistoso- Tú eres mi amiga, vales más

Se bajo de la moto y me dejo la puerta abierta del bar del frente.

- ¿Vamos o que?- Preguntó riendo.

- Si- Dije a regañadientes mientras por el camino susurré un " Que bien, soy tu solamente amiga" - Pero- Dije una vez entramos dentro y el aire acondicionado daba de golpe en mi pecho- ¿Por qué hemos venido aquí?

- Pensaba que quizás estaría bien que tomásemos algo juntos. Ya sabes, cuando tenga novia no podremos pasar tanto tiempo juntos- Se giró y pidió dos Fantas.



Mi cabeza no para de pensar en sus palabras. No lo había pensado, pero el tenía razón, una vez uno se echase novio/a teníamos que poner distancias. No podíamos andar de un sitio para otro agarrados de la mano ni ese tipo de cosas. Quizás ni quiera pueda apoyarle en sus locuras. Agaché la mirada triste. Sabía que tenía que decírselo, debía de intentarlo al menos. Pero tenía miedo.



- ¿En que piensas?- Dijo pegando un bocado al pincho de jamón con pan que nos habían puesto.

- En ti.

- ¿En mi?- Preguntó sorprendido- ¿Y eso?

- No se- Me encogí de hombros- no me gustará alejarme de ti- Dije haciendo una mueca horrorosa.



Después hablamos de los viejos tiempos, como si ya nunca nos fuésemos a ver. Como si esta historia de mejores amigos hubiese acabado. En algunos momentos el decía el de irnos, pero yo ponía pretextos para mantenerle más tiempo a mi lado.



Ya por la noche cogimos la moto y nos pusimos en marcha a aquella cita.En mitad del camino los nervios se me subieron a la garganta, no sabía que hacer. Le había estado reteniendo más que ayudando durante toda la tarde, y ahora era el momento decisivo...



***



- ¿Sora?- Escuché la voz de mi hermanastra volviéndome al mundo real, levante la cabeza de entre mi escondite y ella se horrorizo- ¡Oh dios Sora!- Salió corriendo del coche carisimo y se arrodillo enfrente mía- ¿Estas bien?¿Alguien te ha tocado?¿Te has echo daño?- Me ayudo a levantarme y meterme en el coche como si por mi misma no pudiese. - ¿Has llorado?- preguntó una vez más después de meterse en el coche- Sabes que esta como loco buscándote tu padre.

- No es mi padre- Dije mirando la fijamente. Ella frunció el ceño, confusa.

- Si lo es Sora, ¿Acaso te han lavado el cerebro?- Esta tía era tonta...- esta tan preocupado, menos mal que te he encontrado, porque dentro de poco hubiese sido bastante difícil.

-¿Por qué?

- Cerca de donde estabas se organizan carreras ilegales de vez en cuando. Cuando te vea se va a poner contentisímo. Le tenías exasperado, de verdad Sora. Un poco más y hubiese llamado a la policía. Estaba tan histérico que...

- Calla te ya Dior- La corte- me importa bien poco como este.

Dior me miró con horror. Por lo menos yo no fui la que denigro a una sirvienta- Pensé- Chupa te esa- Volví a pensar



Después nos pasamos el camino de vuelta a casa en silencio como yo misma la pedí. Baje del coche todaía notando me débil y traspase la puerta intentando darme prisa, pero el señor Philips en algún momento me vio y se abrazó ami como caracol.



- Oh mi niña, que miedo tenía- Intenté apartarlo pero el sin querer notarlo me abrazo aun más fuerte.

- Suelta me- Dije intentando controlarme y no armar ningún escandalo.

- ¿Que decías?- Preguntó

- ¡Que me sueltes!- Chille esta vez, consiguiendo salir de sus pegajosos brazos.- ¡Que me dejes!- Chillé de nuevo- ¡Qué te vayas de mi vida!

- Sora, siento de verdad que te hayas perdido y...

- ¡Que te calles!- Le volví a gritar- ¡Qué no me hables!¡Qué no quiero saber nada de ti! ¿Entiendes?

- Sora, no te pongas así.

- Me pongo como quiero- Le dije, bastante enfadada.

- No me hables así Sora- Dijo recomponiendo la compostura.

- ¡Callate!

- No pienso callarme.

- ¿Por qué no me dejas en paz?¡Eh!¿Por qué no me mandas de vuelta con mama y así tu puedes seguir con tu estúpenda vida?

- Sora, te quiero- Dijo con ternura.

- Pues yo a ti no ¿De acuerdo?. No te quiero ver, no quiero tocarte y no te quiero en mi vida- Dije mientras la señora y Dior se miraban cómplices y comenzaban a andar hacia sus cuartos para dejarnos algo de intimidad.

- Pero Sora, soy tú padre, es imposible que no este en tu vida.

- Perdisté hace mucho el derecho de ser lo.

- ¿Qué te pasa Sora?¿Por qué ahora te pones así? Ayer me hablabas normal.

- Eres despreciable. Y me das asco.

- Sora, no te pienso permitir que me hables así.

- Me da igual, yo solo obedezco a mi madre, a la que me crió y me cuido.

- Sora...- Dijo acabando su paciencia.

- ¡Yo era feliz con ella!- Una lágria salió de mis ojos y me la arranque con la mano- Yo quiero estar con ella. Quiero estar con Mikki- Deje que su nombre se escapase por mi boca. Sonaba bastante raro pronunciar su nombre por primera vez desde hace más de un año.

- ¿Es por el?

- ¡No! El no es el problema, eres tú. Por que no me dejas en paz y te vas con tu estúpenda familia, porque no vas comprando cunas, y juguetes para el bebe. ¿Por qué no mejor intentas cuidarle a él? Por que conmigo ya no puede ser, ha pasado once años. Tú nunca me ayudaste con las matemáticas, tampoco me enseñaste a montar en bicicleta, ni estabas el día en que me dieron el primer beso. ¿No te das cuenta? No estas en ningún lado de mi vida.

- Sora... siento no haberte lo dicho, supongo que Dior te contó y...

- Y nada, no la intentes echar la culpa. Es mi culpa por haberte estado esperando demasiado tiempo. Déjeme- Dije y me dispusé a subir las escaleras con orgullo. Había por fin trasmitido mi rabia, y furia. Él se lo merecía, por mama, por mi, por Noel y, por Mikki, él si sabía decirme te quiero con sinceridad.



0 Comentarios:

Publicar un comentario