Capítulo uno: A la caza.
Eran las cinco de la madrugada y allí seguía Cristina, con la misma postura y la misma sonrisa estúpida que puso después de estar hablando un gran rato con Alberto. Se conocieron en un página para conocer a tu "alma gemela", aunque más bien lo que buscaba la gente era un buena noche y nada más.
Muchas veces Cristina andaba en aquella web asta altas horas de la noche hablando con chicos y compartiendo fotos entre ellos, pero sin duda aquel joven había capturado su corazón en tan solo dos horas. Hablaban alegremente sin aburrirse uno del otro, sin silencios incómodos, bueno, uno si.
Alberto: ¿Crees que algún día podremos vernos?
Hacía bastante tiempo que aquella pregunta se había plantado delante de la pantalla de su portátil, y no sólo en el portátil si no que en su cabeza también. ¿Podrían? Querer es poder, y estaba más que claro que ella quería pero... no debía.
Cerró sin querer la pantalla del portátil, sin querer de dejar de hablar con el y repetirle lo payaso que era y las cursilerías que llegaba a decir, pero no podía evitar esa pregunta, no podía hacer como si no estuviese delante suya y cambiar de tema, simplemente no podía.
Dejo el portátil en su escritorio y se metió en la cama intentando dormirse sin tener esa pregunta rondando por su mente. Algo que le fue realmente imposible.
Misión fallida.
A la tarde del día siguiente en otro lado de la misma ciudad...
- Venga levántate- La dijo por enésima vez Elsa a su amiga Sandra.
- Que no, y no insistas- Se subió las sábanas asta el cuello, ignorando completamente el calor abrasador de aquel día de verano.
- No seas pesada ¿Vale?- Se cruzo de brazos ya enfadada.
- No, no seas pesada tú, acaso no entiendes que lo único que quiero es... es...- Y entonces se llevo las dos manos a la cara y empezó a lloriquear.
Llevaba ya una semana encerrada en su casa, el primer día se ausento por estar enferma, pero al cabo de los días esa escusa empezó a flaquear ante los ojos de Elsa, que ya se temía lo peor.
No quería salir, no quería hacer amigos, no quería ni siquiera ser feliz.
No quería nada sin él.
¿Sin quién? Sin el capullo de su ex novio. Y entonces volvió a llorar, por que le dolía demasiado a su corazón que no fuera suyo, por que le quería para ella, porque... ni siquiera supo como fue capaz de hacerla eso.
- Venga tienes que salir de estas cuatro paredes, tienes que sonreír, tienes que hacer frente a la situación San. O pretendes huir de los problemas, ¿Pretendes estar encerrada en estas cuatro paredes toda tu vida?- Siguió cruzada de brazos, a los pies de su cama.
- Quiero que te vayas- En un acto rápido se deshizo de la sábana y se sentó apuntándola con el dedo índice.
- Primero contéstame- Respondió con cara seria.- ¿Donde estaba esa amiga fuerte y luchadora?
- ¿Quieres saber donde esta?
- ¡Si!- La gritó exasperada por aquel comportamiento.
- Pues...- Lo pensó, y de nuevo volvió a llorar- Pues se fue ¡vale!, no se ha donde ni con que permiso, pero se fue, por que estaba cansada de hacerse la fuerte. ¡Que digo! por que estoy cansada de todo, de mi mierda de vida.
- Y lo entiendo...
- ¡¡No!!- Gritó fuertemente interrumpiéndola antes de que continuará- No digas que lo entiendes, por que no lo entiendes. No eres tú la que esta aquí, no es a ti a quien han dejado ¿Vale?, así que no digas que lo entiendes.
- Mira San- Se sentó a su lado- Tienes razón, quizás no lo entiendo, pero si lo he vivido, ¿Y sabes que?, que mientras el capullo de tu...- pensó seriamente sobre como llamarle- mientras que ese sujeto esta por ahí divirtiéndose tu estas aquí, encerrada y llorando por un tío que no se lo merece. Por que el se lo pierde.
- No...- Negó con la cabeza duramente y seguido mientras que las lágrimas no daban paso a sus palabras- En eso te equivocas- Y más y más lágrimas- Yo soy la que me lo pierdo- Dijo al final, agachando la cabeza.
-Ey...- la sujeto la barbilla elevando su cabeza, intentando ser menos dura con ella- mira esto es lo que vas ha hacer. Ahora mismo te vas a ir a la ducha vas a cojer lo primero que pilles y nos vamos a ir juntas a una fiesta que me han invitado.
- No... déjalo, te han invitado a ti. Pásate lo bien- Se volvió a tumbar
- He dicho que si- Sonó rotunda- Y ya esta venga- La agarró del brazo obligando la a moverse y la metió en el baño- Date prisa y no tardes mucho.
Elsa se sentó en la cama, aproximadamente tres cuartos de hora, lo que Sandra utilizó para arreglarse.
le rompía el corazón ver a su amiga yendo de un lugar a otro con las lágrimas en su moflete.
Parecían no acabarse nunca.
Parecían no acabarse nunca.
- Ya- Dijo mirándola fijamente, con aquellos ojos humedecidos y rojos aún.
- Ahora tienes que sonreir- estiro sus mofletes- así estas más guapa.
- Si ya.
- Deja esa actitud negativa- La dio un codazo mientras salían por la puerta.
el mismo día, a la misma hora pero en otra ciudad...
- Venga, pasar pasar- Les invitó su tía Margarain.
Al parecer los padres de Cristina habían echo planes con la familia sin contar a los pequeñajos. Es más, esa misma mañana fue cuando Cristina se entero de que iba a pasar todo el fin de semana en la casa de su tía, algo que no le hacia demasiada gracia. Aunque lo que menos le hacia gracia es que no había ningún ordenador, bueno... ningún ordenador para ella.
No es que no le guste ver a su familia, es sólo que allí no había nada que hacer y encima para colmo hoy era aquella fiesta a la que tanto ansiaba asistir.
Maldita sea al parecer todo iba en su contra.
Maldita sea al parecer todo iba en su contra.
Ahora lo único que le quedaba eran aquellas 48 horas para pasarlas con la perra de su tía. Pobrecita. No ella si no Nala, la perrita.
- Pero venga, daros prisa- Les daba golpecitos en sus espaldas Margarain.
Después todos se saludamos y ella rápidamente cojió a Nala, antes que pasar otro rato más escuchando aquella conversación sobre aquellas jóvenes irresponsables que se embarazaban a los 16. Vale que ella no estaba de acuerdo, pero cada uno tiene su vida y unas consecuencias a las que hacer frente, así que, que las dejasen en paz, ellas eran libres para embarazarse a la edad que querían ¿Por que entremeterse en la vida de los demás?
Se tumbo en el sofá con ella, esperando que pronto le atacará el sueño y todo fuera más deprisa.
Ese mismo día, a la misma hora pero en otra ciudad...
- Ya me estoy arrepintiendo de haber venido- le contó Pedro a Alonso.
- ¿Por?
- Imagínate que viene, sólo imaginate lo- Supuso.
- Pues entonces no pasa nada, tú a tú rollo y ella al suyo, yo no se donde le ves la complicación.
- Si claro- Puso cara de dolor- Es fácil decirlo cuando uno no esta enamorado.
- ¿Enamorado?- Se quedo perplejo ante aquella estupidez- Tio de enamorado nada, fuiste tu quien corto con ella.
- Lo se vale, pero lo hice por su bien.
- Y una mierda, lo hiciste por que ahora te siente culpable.
- joder... para que tener enemigos teniéndote a ti- Dio una palmada a la espalda de su amigo.
- Tio es que es verdad, no haberte enrollado con la Jenny si tenías novia.
- Mira que no creo que seas el más indicado para hablarme de cuernos- Le indico con el dedo índice.
- Lo se, pero yo al menos no la querría.
- ¿A quien?
- A ninguna- Y echo a reírse, asta que la vio. Los ojos de ella se posaron en los de el durante un segundo, sólo un segundo, y fue sin duda el segundo más largo de su vida. Ella, vaya, ella era realmente guapa, con su pelo avellana con reflejos rubios y sus ojos verde pardo. Definitivamente ella era la caza de hoy día. Y entonces torció la mirada un poco a la derecha y allí la vio, a la ex de Pedro- mmm.. Pedro.
- ¿Qué?- Le pregunto molesto.
- Creo tu ex esta aquí.
- ¡¿Como?! Joder, mierda, me largo ¿Vale? ya mañana nos vemos.
- Tia, como va a estar aquí Pedro- Dijo Elsa a San.
- Cómo lo oyes, le he visto irse hacia esa dirección- Señalo a la puerta.
- Pues debes estar equivocada. Anda vayamos a divertirnos que por eso hemos venido aquí.
- Ey hola- las saludo el cumpleañero.
- Hola- Dijeron las dos al unísono con una sonrisa en la cara, la verdad es que Rub era bastante guapo.
- ¿Qué tal os lo estáis pasando?
- Pues acabamos de llegar- Indicó Elsa.
- Anda venir, que os llevo donde las bebidas- Agarró de la mano a San y San a Elsa.
- Pues aquí es- Dijo sofocado con los dos primeros botones de su camisa desabrochados.
- Bonita cocina- Apunto San.
- Que va- Se apoyo Rub en la encimera- Para bonita tu- Esbozó una sonrisa.
O era Elsa que estaba loca, o estaba entremedias de un ligue
- Bueno yo... me voy a llenarme el vaso- Dijo Elsa, una vez que lo lleno y se giro ellos ya no estaban ahí. Arrastro una silla hacia atrás y se sentó. En verdad ella no era mucho de fiestas, no solía ser la que salía a la pista y lo daba todo, de eso ya se encargaban sus dos amigas San y Cris, ellas eran las que la animaban. Era raro tener que ser ella la que animase.
Se sentía insegura bailando por que ni siquiera se calificaba como una chica sexy, o simplemente bonita.
Se sentía insegura bailando por que ni siquiera se calificaba como una chica sexy, o simplemente bonita.
- ¿Divertida no?- Dijo una voz masculina al lado suya sacándola de sus pensamientos. Al parecer un joven bastante guapo se había sentado en frente suya sin darse cuenta. Le miró de nuevo - sí, bastante guapo,pensó- pero no le daba buena pinta, sin duda era demasiado... demasiado egocéntrico y se notaba en los gestos de su cara que también caprichoso con las mujeres. -Tanta guapura desperdiciada, vaya,- pensó ella.
- El que- Dijo mirando la mesa.
- La fiesta- Y Elsa giró un poco su silla para mirarle cara a cara.
- Si- Mostró una sonrisa falsa.
- Alonso- Le estrecho la mano- Encantado- e hizo una reverencia.
- Elsa, encantada- Y se rió con naturalidad.
Pasó algunos minutos y aquellos dos seguían sentados, pero sin hablar, ella recorría con sus ojos la cocina, cada centímetro, cada objeto, mientras tanto el la miraba embobado y nervioso.
- ¿ Qué tal?- La preguntó por decir algo.
- Bien ¿tú?- Le miró, algo que bloqueó a Alonso, su mirada era tan intensa.
- Si, bastante bien también.
- Me alegro- Dijo ella volviendo sus ojos a la cocina.
- Yo también- Murmuro él.
El silencio se hacia cada vez más permanente, la verdad es que Elsa tenía ganas de cojer a su amiga y salir de aquella fiesta de raritos.
- ¿Que tal?- La preguntó de nuevo aquel Alonso con una sonrisa estúpida plasmada en la cara.
- Bien- Se rió- ¿Tú?
- Bien también- Logró decir sintiéndose estúpido.
- Okey- Contestó esta vez más borde, esperando que se fuera.
Pero no se fue, siguió allí, con aquella sonrisa de estúpido que había plantado en su cara desde el minuto uno que pudo estar con ella a solas.
- ¿Que tal?- La volvió a preguntar después de diez minutos en silencio. A lo que ella suspiró, si, la verdad es que había mucho rarito en esa fiesta.
- Pues bien fíjate- y le miró cansada, aunque no supo bien por que soltó una sonrisa, igual o incluso más estúpida que la que tenía él en su rostro.- Oye... ¿Me estas vacilando?- Preguntó sin más.
- No, sólo quería seguir oyendo tu voz- Egocéntrico pero dulce.
- ¡Oh!- Fue lo único que se le ocurrió contestar mientras se sonrojaba.
Entonces una chica demasiado borracha se puso entre medias de los dos, miró a uno luego al otro y comenzó a reírse.
- ¿Por que no os liáis ya?- y siguió riéndose mientras salía de la cocina.
- ¿Quieres que salgamos fuera?- Preguntó Alonso a Elsa. Y entonces, todo se fue a la mierda ¿Dulce? Ese sabía muy bien su estrategia.
- Me voy ¿Vale?- Sonó un poco más brusco de lo que quiso. Agarro su bolso y se dispuso a salir de la fiesta justo cuando vio como su amiga, San, estaba gritando a Pedro muchas cosas y a una velocidad impresionante, a veces se le escapaba un grito ahogado y le pegaba en el pecho con su palma abierta. Al principio la mirada de Pedro transmitía rabia por cada veta, pero más tarde agacho la cabeza arrepentido de algo.
Elsa subió las escaleras, queriendo cortar aquel espectáculo que todos los invitados estaban presenciando en silencio y se hizo pasar entre el gentío.
Cuando llegó allí arriba, en la segunda planta todo se veía más claro. Ahora podía entender ella por que San chillaba con tanta rabia a su querido ex.
- Ven, vayámonos- Tiró de su brazo intentando llevársela, aún conociendo lo terca que era su amiga.
En otro lugar de la ciudad...
- Pues ya esta- Apagó el motor de su moto. Mientras tanto ella seguía con los ojos cerrados y agarrada fuertemente a Alonso, y no por que tuviera miedo a las motos ¡Que va! en eso ya tenía experiencia pero... quería tener cualquier escusa para seguir agarrada a él. Acaparando su olor.- Ey, ¿Te has quedado dormida?- Movió su mano.
- No- Puso sus pies en la tierra- Sólo estaba mareada, conduces a mucha velocidad- A lo que él se rió irónicamente. - ¿De que te ríes?
- De ti- Se sincero.
- Eres un idiota- Y antes de dar un paso hacia su casa, él la sujeto de la cintura atrayendo la hacia el.
- ¿No vas a pedirme el beso de buenas noches?- Pusó sus morros.
- ¡Ni muerta!- Se deshizo de su agarre y camino hacia la puerta de su casa.
- ¡Mañana nos vemos!- Grito el mientras daba arranque a la moto.
Cuando Elsa se giro para contradecirle él andaba ya bastante lejos.
A la mañana siguiente en casa de San...
- Tienes muchas cosas que contarme- Dijo Elsa a penas al entrar.
- y tú también- Se sentó en la silla y siguió comiendo su desayuno.
- ¡Oh si vaya! un montón- y se rió irónicamente.
- A que te suena una moto.
- A nada- Mintió.
- Venga anda cuéntame- Pegó un mordisco a la galleta.
- Primero tú y después yo.
- Bueno, no hay muchos más que contar de lo que viste- Dijo triste- Estaba pasándomelo realmente bien con Rub y me invitó a subir a su habitación- Se encogió de hombros.
- ¿A su habitación? Estas loca o que- Se exalto- Ni siquiera le conocías de un día y... ¿tan pronto aceptaste?
- No íbamos ha hacer nada de lo que piensas, sólo quería enseñarme yo que se que cosa...
- Ingenua- Murmuró cortándola.
- Para ya- Desvió su mirada de su tazón de leche a los ojos de Elsa- ¿Continuo o vas a seguir en ese plan?
- Sigue.
- Bueno y entonces al abrir la puerta... Bueno ya sabes. Estaba allí Pedro- Sus ojos comenzaron a humedecerse.
- Ya, pero él estaba...
- Si lo sé- La interrumpió- estaba con otra en la cama ¿Y que? Total el ya es libre para hacer lo que quiera, así que...
- Ya pero es que...
- Nada- La volvió a interrumpir.
- ¿Y entonces? Por que Rub salió perjudicado.
- Simple, el con la mente igual de sucia que tú se pensaba que íbamos a su habitación para hacerlo, y se lió a golpes con Rub, menos mal que los paré pronto.
- No lo entiendo- Contestó Elsa después de haberlo analizado.
- ¿El que?- La miró.
- ¿Por que se tendría que cabrear si ya no estáis juntos?
- Nose, ya sabes el refrán: No come ni deja comer.
- Que raro es todo eso.
- Ya- Y de pronto saco una sonrisa de algún lado y pregunto- Bueno ¿Y tú qué?- Se levantó de la silla y recogió todo el desorden que había formado.
- Conocí a un chico, un poco rarito pero es bastante guapo, dijo que nos veríamos hoy pero... No da señales de vida.
- Bua- Puso cara de decepción- Y no paso ¿Nada?
- ¿Que quieres que pase?- Preguntó mientras la seguía por el pasillo.
- No se- Dijo irónicamente- ¿Quizás un beso?- levanto la mano con desdén.
- Ni loca- Negó rotundamente con la cabeza, obviando el posible beso que pudo haber.
- Pobre chico- Y empezó a reírse escandalosamente.
A la tarde del siguiente día en otra ciudad...
Después de asegurarse de que todos se encontraban dormidos en sus camas, subió las escaleras de cuclillas sin querer hacer mucho ruido. Encendió el ordenador y después de conectarse al Tuenti hay estaba él. Antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa hay estaba la conversación que tuvieron hace dos días en la pantalla del portátil de nuevo, y como no, también en su pensamiento.
Lo pensó seriamente.
Pensó las ventajas y las desventajas.
Lo que le podría ocurrir, tanto lo bueno como lo malo. Y después y como siempre, decidió no arriesgarse, no conocer a otro amor que pudiera destruirle el corazón. Decidió evitar que la hicieran daño.
Y cuando miró de nuevo a la pantalla se veía una clara contestación.
Cristina: No.
Lo que ella no sabía es que el destino tenía otros planes para ella.
Mientras tanto en otra ciudad...
Estaba sentada, y además cabreada, realmente cabreada. Era un fastidio todo aquello.
Ella y San habían quedado en el mismo lugar de siempre y a la misma hora y como siempre con su habitual manía de llegar tarde a todos los lados y hacer esperar a la gente. Quizás si hubiese sido otro día ahora seguiría contenta, pero hoy, no, ¿Porque? Sencillo, No podía quitarse de su mente a aquellos ojos negro tan atractivos que vio hace dos noches, aunque por no quitarse, no se quitaba ni su sonrisa, ni su cabello, ni siquiera era capaz de olvidar su forma de acercarla a el.
Desde que se despertó esta era más de la quinta vez que estaba pensando en aquel chico, y no lo entendía, no lo entendía por que sólo había pasado un día con el. ¡Bueno que digo! ni un día, sólo con unas cuantas horitas la basto para no dejar de pensar en él.
Pero eso no era lo peor, lo peor era que no soportaba pensar en él, que no quería, ni podía, ni debía.
Aquellas cosas nunca le salieron bien, solía ser más de la que amaba en silencio, de que las era correspondida, y no culpaba a nadie por ello, ella estaba acostumbrada. Y de repente ¡BAM! aparece un chico que la quita el aliento con tan solo un mirada, que cuando la habla no piensa en otro cosa que sus labios, y entonces... bueno entonces todo se vuelve un lío.
Literalmente un caos. Por lo menos a lo que respecta con su vida.
Por que aquello no era buena idea, es más para nada que era buena idea.
Mientras tanto los minutos transcurrían y San seguía sin aparecer.
No sabía bien que hacer si cojer su bolso e irse de allí o esperarla un poco más.
Lo meditó, y así misma se dijo Sólo cinco minutos, sino viene me voy...
Entonces el destino, la suerte, o cualquier otra fuerza sobrehumana decidió entrometerse en su vida, y justamente antes de que su paciencia se colmará alguien le tapo los ojos.
- Te echado de menos- Susurró en su oído, provocando que un escalofrió recorriese toda la nuca y que asta el último poro de su piel cobrase vida propia.
- ¿Que haces aquí?- Soltó lo primero que se le paso por la cabeza, mientras el rodeaba el banco para mirarse cara a cara.
En esos momentos en el que una mirada te deja sin aliento, todo, absolutamente todo deja de tener importancia.
- Conoce me- Prosiguió, observando la sorpresa en el rostro de Elsa- Si ya sabes, conoce me, no pierdes nada- Suplicó.
-Si pudiera bajarte una estrella del cielo
Mientras tanto en otra ciudad...
Se encontraba aburrida, aburrida y triste. Al parecer Alberto no se lo tomó nada bien y la lleno de preguntas, preguntas que no se atrevió a contestar, preguntas que se quedarón en el aire, o mejor dicho en la red.
Mientras tanto en otra ciudad minutos antes...
- Cásate conmigo- Dijo de repente, en un acto de locura, es más, ya era su segundo acto de locura al lado de esa chica.
El día anterior por la tarde...
Suena el timbre por cuarta vez y por fin consigue despegarse de las sábanas, era por la tarde y sin embargo el seguía tumbado en la cama, bastante derrotado.
En el momento dejado del día después...
- ¿Es tu mejor amigo verdad?
Capítulo 2: Te echado de menos
-No- Se zafo ella de su agarre y se dirigio hacia Rub, el cumpleañero. Se agacho y murmuro algo como "vaya bruto" mientras acariciaba el rostro de Rub y observaba su sangre.
- Vale entonces, veniros los dos- Dijo casi sin pensar.
- No- Giro San su cara para mirar la ahora a ella- Ves tú, yo me quedo a ayudarle.
En ese preciso momento Pedro agarró su camisa e intetó salir de allí a empujones.
Elsa le miró, asegurandose de que se marchaba y podría dejar a su amiga allí.
- De acuerdo- Asintió-Mañana nos vemos- Bajo las escaleras deprisa provocando que la masa de gente que estaba allí parada siguiesen bailando al ritmo de la música.
Elsa como Pedro intentó hacerse camino, asta que literalmente alguien se interpuso en él con una sonrisa de oreja a oreja.
- Entonces... ¿Vamos fuera?- La preguntó de nuevo aquel chico de cabello moreno y ojos negros, pero no un negro cualquiera, era un negro atractivo, uno que te pedía a gritos tirarte a sus labios rojos rojos.
- No- Dijo esta vez incluso más borde que la anterior.
- Venga ven- La sujeto de la mano y la atrajo hacia él.
- He dicho que no- Retiró su mano, escapándose de él y su mirada.
- Ya, lo se- Dijo, extendiendo su sonrisa aún más- Pero es que no admito un no por respuesta.
- Pues siento decirte que esta vez, te va tocar aceptarlo- Y se separó de él para intentar salir de aquella casa, ni siquiera ella se quería alejar de sus ojos.
Se sentía como una loca pensando en besar a aquel extraño. Pero esa era la realidad, aunque fuera un poco rarito aquel tipo, tenía algo... algo que le gustaba demasiado.
- ¿Y donde pretendes ir?- Casi chilló mientras la seguía por detrás.
- A mi casa.
- ¿A tú casa?- Dijo una vez fuera de la casa, pudiendo hablar sin chillar.
- Si a mi casa- Se paró Elsa, intentando encontrar su móvil en su bolso para llamar a alguien que la pudiera recoger.
- Todavía es muy pronto- Susurró él.
- Lo se, pero me aburro- Abrió la tapa del móvil.
- Espera- Cerró la tapa del móvil- Si lo que quieres es irte yo te puedo llevar- Sus manos siguieron encima de la tapa del móvil.
- No hace falta, no tienes por que hacerlo.
- Pero es que quiero hacerlo- Dijo cogiendo definitivamente el móvil y dejándolo en su lugar de origen.
- Bueno... vale- Dijo no muy convencida. Él con aquella sonrisa estúpida empezó a andar hacia su moto, y ella le seguía por detrás - Oye espera- Se paro e hizo parar a Alonso.
- ¿Qué?- Se le borró cualquier rastro de sonrisa.
- No serás un violador ni nada por el estilo ¿No?- Dijo dando un paso atrás.
Al principio se pudo notar la sorpresa del chico en las facciones de su rostro, pero más tarde sonrió maliciosamente y dio un paso hacia la joven.
Elsa temerosa se quedo parada, ¿De verdad aquel hombre era lo que ella dijo ser?
Sí, vale tenía cara de ser un capullo sin escrúpulos, pero... ¿De violador?
Mientras los pensamientos fluían por su cabeza, Alonso siguió acercándose lentamente aa ella sin borrar de su rostro aquella sonrisa.
Se acerco tanto, que incluso pudo notar como chocaba la respiración agitada de Elsa en sus labios, produciendo le un frenesí incontrolable.
Pero se tenía que controlar, es más, antes de acercarse a ella se prometió no dejarse llevar por el deseo.
El mismo deseo que poco a poco se intensificaba en su interior por tener a aquella chica hermosa en su cama.
La miró a los ojos, y con los dedos de su mano acarició su rostro.
Recogió a algunos mechones rebeldes que se encontraban posados en sus pestañas, y lentamente se acercó a ella.
Elsa cerró sus ojos, esperando un beso que no llegaba y se hacia cada vez más sufrible la espera, asta que unas palabras comenzaron a oírse cerca de su oreja y ella abrió los ojos rápidamente.
- Sólo soy un chico que quiere enamorar a una chica- Susurró sensualmente- No pienso obligarte a nada- Continuo susurrando cerca de su oído, después de lo dicho se separó para mirarla cara a cara- Por que serás tú- Poso un dedo encima de sus labios- la que me pida que te bese.
Después se alejo, con una mejor sonrisa, incluso mejor que las otras tantas.
Ella impresionada se quedó parada, viendo su caminar y la forma tan extremadamente atractiva que tuvo para girarse y mirarla fijamente a los ojos.
Supo que en cualquier momento y si seguía mirándola de aquella forma, llegaría el punto en que se le olvidase respirar.
- ¿Vienes?- La indico con su mano en vilo.
Ella asintió con la cabeza y tomo su mano.
Mientras tanto minutos después en aquella fiesta...
- Lo siento- Repitió por cuarta vez San mientras curaba la herida de Rub.
- No pasa nada, tranquila- Tomó la mano libre de San.
- Si, si pasa- Se sintió más culpable- Es tu cumple y te he destrozado la noche- Agacho su cabeza.
- Eh, no digas eso vale- La tomó de la barbilla -Todavía puedes hacer una cosa para arreglarlo- Dijo acercándose a ella, o más bien a sus labios.
Pero justo en el momento en el que por una milésima de segundo se tocaron ella instantáneamente se separó.
- Yo...- Comenzó a decir nerviosa mientras se levantaba de la silla patosamente y dejaba el algodón en la encimera- Yo... no puedo Rub.
- ¿Es por el tipo ese?- Dijo cabreado, y no por su rechazo, si no por el dolor que aquel hombre provocó en ella.
- Si- se giró para mirarse cara a cara.
- ¿Quien es? -Preguntó curioso.
- Mi ex- Soltó una sonrisa de suficiencia.
- Pues que sepas que es una mierda de ex- La tomó de la mano haciéndola sentar en la silla.
- No creo- Le sonrió- Así son los ex.
- No que va- Esbozó una sonrisa- Si yo fuese tú ex te compraría ramos de flores enormes todos los días, te mandaría mensajes a la una de la madruga para desearte dulces sueños. Si yo fuese tu ex te diría todos los días lo mucho que me vuelves loco y cortaría el césped de tu jardín de forma que quedará un claro "te quiero".
- Te equivocas- Le cortó ella- Eso es tarea de los novios.
- Ya, pero es que si fuese tú ex, haría cualquier locura para recuperarte.
Se miraron, devorándose con la mirada. Por que a veces no hacen falta besos para sellar las palabras. A veces no hace falta los besos para demostrar el deseo.
Por que una mirada vale más que mil palabras.
Y ellos, se comían con la mirada.
En otro lugar de la ciudad...
- Pues ya esta- Apagó el motor de su moto. Mientras tanto ella seguía con los ojos cerrados y agarrada fuertemente a Alonso, y no por que tuviera miedo a las motos ¡Que va! en eso ya tenía experiencia pero... quería tener cualquier escusa para seguir agarrada a él. Acaparando su olor.- Ey, ¿Te has quedado dormida?- Movió su mano.
- No- Puso sus pies en la tierra- Sólo estaba mareada, conduces a mucha velocidad- A lo que él se rió irónicamente. - ¿De que te ríes?
- De ti- Se sincero.
- Eres un idiota- Y antes de dar un paso hacia su casa, él la sujeto de la cintura atrayendo la hacia el.
- ¿No vas a pedirme el beso de buenas noches?- Pusó sus morros.
- ¡Ni muerta!- Se deshizo de su agarre y camino hacia la puerta de su casa.
- ¡Mañana nos vemos!- Grito el mientras daba arranque a la moto.
Cuando Elsa se giro para contradecirle él andaba ya bastante lejos.
A la mañana siguiente en casa de San...
- Tienes muchas cosas que contarme- Dijo Elsa a penas al entrar.
- y tú también- Se sentó en la silla y siguió comiendo su desayuno.
- ¡Oh si vaya! un montón- y se rió irónicamente.
- A que te suena una moto.
- A nada- Mintió.
- Venga anda cuéntame- Pegó un mordisco a la galleta.
- Primero tú y después yo.
- Bueno, no hay muchos más que contar de lo que viste- Dijo triste- Estaba pasándomelo realmente bien con Rub y me invitó a subir a su habitación- Se encogió de hombros.
- ¿A su habitación? Estas loca o que- Se exalto- Ni siquiera le conocías de un día y... ¿tan pronto aceptaste?
- No íbamos ha hacer nada de lo que piensas, sólo quería enseñarme yo que se que cosa...
- Ingenua- Murmuró cortándola.
- Para ya- Desvió su mirada de su tazón de leche a los ojos de Elsa- ¿Continuo o vas a seguir en ese plan?
- Sigue.
- Bueno y entonces al abrir la puerta... Bueno ya sabes. Estaba allí Pedro- Sus ojos comenzaron a humedecerse.
- Ya, pero él estaba...
- Si lo sé- La interrumpió- estaba con otra en la cama ¿Y que? Total el ya es libre para hacer lo que quiera, así que...
- Ya pero es que...
- Nada- La volvió a interrumpir.
- ¿Y entonces? Por que Rub salió perjudicado.
- Simple, el con la mente igual de sucia que tú se pensaba que íbamos a su habitación para hacerlo, y se lió a golpes con Rub, menos mal que los paré pronto.
- No lo entiendo- Contestó Elsa después de haberlo analizado.
- ¿El que?- La miró.
- ¿Por que se tendría que cabrear si ya no estáis juntos?
- Nose, ya sabes el refrán: No come ni deja comer.
- Que raro es todo eso.
- Ya- Y de pronto saco una sonrisa de algún lado y pregunto- Bueno ¿Y tú qué?- Se levantó de la silla y recogió todo el desorden que había formado.
- Conocí a un chico, un poco rarito pero es bastante guapo, dijo que nos veríamos hoy pero... No da señales de vida.
- Bua- Puso cara de decepción- Y no paso ¿Nada?
- ¿Que quieres que pase?- Preguntó mientras la seguía por el pasillo.
- No se- Dijo irónicamente- ¿Quizás un beso?- levanto la mano con desdén.
- Ni loca- Negó rotundamente con la cabeza, obviando el posible beso que pudo haber.
- Pobre chico- Y empezó a reírse escandalosamente.
A la tarde del siguiente día en otra ciudad...
Después de asegurarse de que todos se encontraban dormidos en sus camas, subió las escaleras de cuclillas sin querer hacer mucho ruido. Encendió el ordenador y después de conectarse al Tuenti hay estaba él. Antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa hay estaba la conversación que tuvieron hace dos días en la pantalla del portátil de nuevo, y como no, también en su pensamiento.
Lo pensó seriamente.
Pensó las ventajas y las desventajas.
Lo que le podría ocurrir, tanto lo bueno como lo malo. Y después y como siempre, decidió no arriesgarse, no conocer a otro amor que pudiera destruirle el corazón. Decidió evitar que la hicieran daño.
Y cuando miró de nuevo a la pantalla se veía una clara contestación.
Cristina: No.
Lo que ella no sabía es que el destino tenía otros planes para ella.
Mientras tanto en otra ciudad...
Estaba sentada, y además cabreada, realmente cabreada. Era un fastidio todo aquello.
Ella y San habían quedado en el mismo lugar de siempre y a la misma hora y como siempre con su habitual manía de llegar tarde a todos los lados y hacer esperar a la gente. Quizás si hubiese sido otro día ahora seguiría contenta, pero hoy, no, ¿Porque? Sencillo, No podía quitarse de su mente a aquellos ojos negro tan atractivos que vio hace dos noches, aunque por no quitarse, no se quitaba ni su sonrisa, ni su cabello, ni siquiera era capaz de olvidar su forma de acercarla a el.
Desde que se despertó esta era más de la quinta vez que estaba pensando en aquel chico, y no lo entendía, no lo entendía por que sólo había pasado un día con el. ¡Bueno que digo! ni un día, sólo con unas cuantas horitas la basto para no dejar de pensar en él.
Pero eso no era lo peor, lo peor era que no soportaba pensar en él, que no quería, ni podía, ni debía.
Aquellas cosas nunca le salieron bien, solía ser más de la que amaba en silencio, de que las era correspondida, y no culpaba a nadie por ello, ella estaba acostumbrada. Y de repente ¡BAM! aparece un chico que la quita el aliento con tan solo un mirada, que cuando la habla no piensa en otro cosa que sus labios, y entonces... bueno entonces todo se vuelve un lío.
Literalmente un caos. Por lo menos a lo que respecta con su vida.
Por que aquello no era buena idea, es más para nada que era buena idea.
Mientras tanto los minutos transcurrían y San seguía sin aparecer.
No sabía bien que hacer si cojer su bolso e irse de allí o esperarla un poco más.
Lo meditó, y así misma se dijo Sólo cinco minutos, sino viene me voy...
Entonces el destino, la suerte, o cualquier otra fuerza sobrehumana decidió entrometerse en su vida, y justamente antes de que su paciencia se colmará alguien le tapo los ojos.
- Te echado de menos- Susurró en su oído, provocando que un escalofrió recorriese toda la nuca y que asta el último poro de su piel cobrase vida propia.
Capítulo 3: mentiras, sorpresas y amor
Se puso nerviosa ¿Qué se supone que se tiene que responder en estos casos?
No lo sabía y tampoco tenía cabeza para pensar en nada. Asta ahora no se había dado cuenta de ese aroma que la envolvía ¿Podía haber algo de él que no le gustará?
Era realmente fastidioso que alguien te hable y no puedas pensar en nada más que en su belleza.
- ¿Que haces aquí?- Soltó lo primero que se le paso por la cabeza, mientras el rodeaba el banco para mirarse cara a cara.
- Buscarte, que otra cosa más puedo hacer- Esbozó una sonrisa torcida, la mejor.
- Y ahora que me has encontrado... ¿Qué quieres?- Se hizo la dura.
En respuesta él le tendió la mano y ella la aceptó levantándose del banco.
- Podríamos dar una vuelta juntos ¿Que te parece?- Propuso.
- No- desquitó su mano de la suya.
- Y que te parece tomar algo juntos.
- Tampoco- Se agacho para recoger el bolso.
- Que me dices de sentarnos y hablar.
- No- Respondió impasible como las demás veces, sólo que a diferencia en esta ya estaba preparada para irse.
- Espera- La sujeto del codo con un rostro bastante doloroso. Ella se giró y entonces sin quererlo ni pensarlo le miró a los ojos. Y todo volvió a suceder. El tiempo se paró y todo lo que estaba a su alrededor dejo de tomar importancia. Dejo de tener importancia que no le hubiera visto ayer, dejo de tener importancia aquella promesa que se hizo así misma de no volver a entrar en el juego del amor.
En esos momentos en el que una mirada te deja sin aliento, todo, absolutamente todo deja de tener importancia.
- Conoce me- Prosiguió, observando la sorpresa en el rostro de Elsa- Si ya sabes, conoce me, no pierdes nada- Suplicó.
- ¿Y si lo que conozco no me gusta?- pensó y dijo en voz alta. Y es que en verdad su mirada y sus labios habían captado tanto su atención que no se le ocurrió pensar en nada más, asta ahora.
- Entonces, no pasa nada. Pero no me descartes tan rápido- Siguió suplicando.
- De acuerdo, demos una vuelta- Ofreció dando un paso al frente. Y el simplemente asintió.
Dieron juntos varios pasos, ninguno de los dos hablaba, Elsa ya era bastante tímida de por si, y Alonso se volvía bastante nervioso a su lado. Cada uno miraba a un lado diferente, con un sonrisa pegada en sus labios, con el brillo en los ojos.
Todo aquello era tan... tan extraño.
Ninguno de los dos sabía ni que decir ni de que hablar.
Y si no puedes decir tus sentimientos ¿Por que no cantarlos? Alonso se carraspeo la garganta e hizo parar a Elsa de golpe. Sacó su móvil del bolsillo y puso la canción que estaba revoloteando en su mente.
- Uuuu uu uuuu uu uuuu uu uuuu- Se le notaba algo nervioso, la tomo de la mano, sin saber que haría cuando ella aceptará. Lo que si sabía es que la música siempre le había echo cometer locuras, bellas locuras.
-Si pudiera bajarte una estrella del cielo
lo haría sin pensarlo dos veces
por que te quiero, ay
y asta un lucero-
La miró a los ojos, estaba totalmente sonrojada, realmente todo aquello no se lo esperaba. La atrajo hacia el y de alguna que otra manera obligo a que moviera sus pies de forma que pareciese que bailaba al compás de la música con él.
- Y si tuviera el naufragio de un sentimiento
sería un velero en la isla
de tus deseos, de tus deseos-
Se le apagó la voz, no sabía si quiera si había rozado el límite de la locura de tal forma que todo aquello le parecía estúpido a ella. No le gustaba sentirse estúpido. Y justo antes de apartarse de ella apagar el móvil y pedirla perdón, ella prosiguió con la canción.
-Pero por dentro entiende que no puedo
y a veces me pierdo- Intentó cantar con su mejor voz.
- Cuando me enamoro a veces desespero- Cantaban al unisono el estribillo.
- Cuando me enamoro,
cuando menos me lo espero, me enamoro
se detiene el tiempo, me viene el alma
al cuerpo, sonrío, cuando me enamoro- Se callaron, se miraron y dejaron de bailar, miraron a su alrededor, y la verdad es que era bastante sorprendente lo que el amor era capaz de conseguir, el amor era capaz de conseguir que un montón de gente dejará sus ocupaciones, detener los, detener la vida, detener el reloj, incluso detener el odio.
Un montón de gente se encontraba rodeando les, a ellos dos y a aquella fuente que estaba a su lado mientras bailaban. Todos ellos comenzaron a aplaudir, sonrojando a Elsa. Y cuando todo se pensaba que ya había acabado, alguien, en algún lado de toda esa gente siguió con la letra.
- Si la luna sería tu premio
yo juraría hacer cualquier cosa,
por ser su dueño, ay, por ser tu dueño- Y callo.
- Si en tus sueños escuchas el llanto
de mis lamentos,
en tus sueños no sigas dormida,
que es verdadero, ay,
no es un sueño, no - Canto un muchacho acercándose lentamente a la chica anterior que cantó.
Mientras tanto, entre tanto y tanto, Elsa y Alonso se encontraban parados y agarrados de la mano, sin poder parar de mirarse, hacían tan buena pareja juntos. Eran tan diferentes.
Quizás no sea un capullo, pensó Elsa para sí misma, intentándose convencer.
Quizás a ella si la pueda llegar a querer, pensó Alonso para si mismo, con esperanza.
Pero el encanto del hechizo se deshizo al sonar el móvil de Elsa con su habitual tono de llamada, haciendola volver a la realidad. Pudo respirar, respirar como una no enamorada.
Fastidiosa metió su mano en su pequeño bolso y cuando vio de quien era la llamada maldijo en voz baja. No se había acordado de ella en todo este tiempo
- Me voy a contestar ¿De acuerdo?- Le dijo a Alonso.
- Si ves, no pasa nada- Soltó una sonrisa de suficiencia.
Ando, ando asta dejar todo aquello bastante atrás. Tanto, que ella no parecía ser la protagonista de todo aquello.
- ¿Hola?- Contestó, fingiendo no saber quien era.
- Como que hola, ¡No estas en el sitio que hemos quedado!- Gruño una voz femenina al otro lado de la línea.
- Ya lose, tranquila. Es sólo que he tenido ciertos planes improvisados.
- ¿Planes improvisados? A que te refieres con eso.
- Lo siento- Sonó una voz detrás de Elsa, y ella sabia bastante bien quien era, le dijo que volvería aunque se había estado pensando el volver, por que volver significaba arriesgar, arriesgar su corazón.Tapo el micrófono del móvil contra su pecho.- Lo siento por interrumpir la llamada, también lo siento por lo de hace un momento- Dijo volviendo la mano atrás, para referirse a lo del baile.- Ha sido realmente patético- Froto su mano en la nuca.
- No digas eso- Se acerco y le acarició la mejilla- Ha sido lo más bonito que han echo por mi.
- No hace falta que lo digas por compromiso
- Ey- le dio un codazo- Lo digo muy enserio.
Las palabras se quedaron en el aire, Alonso se acercó a ella, aunque más tarde decidió que aquello no era buena idea. No iba a besar la, no sin antes de que ella se lo pidiese.
- Es para ti- Dijo, mostrando le un rosa.
- Muchas gracias- Esbozó una sonrisa.
- ¿Te gusta?- Preguntó sonriendo el también.
- Si, valla, es... bonita.
- No le mientas al pobre chico- Se escucho una vocecita a la espalda de Elsa.
- No le miento- Dijo sin voltearse, sabiendo que se trataba de Sandri.
- Entonces... no te gusta- Pregunto Alonso indeciso. A miles de mujeres las había regalado rosas y ninguna de ellas puso pegas. Eran sus favoritas.
- Si, si me gusta- Contestó Elsa.
- Pero no es su favorita- Volvió a entrometerse Sandra poniéndose a la altura de Elsa y sonriendo la.
Y entonces... cuando poso los ojos en Alonso se aterrorizó.
- Nos vamos- Agarro del codo a Elsa.
- ¿Por que tanta prisa?- Pregunto Alonso.
- Se quien eres ¿De acuerdo? Y no pienso permitir que tú también hagas daño a mi amiga- le respondió a la pregunta que verdaderamente Alonso quiso hacer.
- ¿Qué pasa aquí? No entiendo nada- Aclaró Elsa.
- Pues pasa- Continuo San- pasa que este chico es amigo de Pedro.
- ¿Eres amigo de Pedro?- Volvió su mirada a él.
- Si- Dijo serio él.
- Entonces no hay más que decir- Dio un paso atrás.
- Dijiste que me conocerías- Susurro lo suficiente alto para que lo oyera. Ella se paro antes de voltearse. Es verdad, lo dijo.
Pero que más daba...
- Tienes razón- Contestó Elsa- Pero... ¿Y si eres como todos?
- Dejame demostrarte que no- Intento convencerla él.
- No le hagas caso Elsa, vamonos antes de que te enrede- Siguió tirando ferozmente del brazo de Elsa.
- Por que no te vas un rato, preciosa- Respondió molesto Alonso.
- Por que no te vas un rato tu, chato- Equilibro la respuesta.
- San, dejanos solos- Pido Elsa
- Pero...- Iba a replicar asta que lo vio, nunca había visto nada tan claro en los ojos de su amiga. Ella era indecisa, era de las que decía "no" y luego se arrepentía de no haber dicho "si". Era imprevisible, por que tan pronto le parece bien algo como al minuto después le parece mal.
¿Antes de que la enrede? ¡Que va! ya se ha dado diez mil vueltas en la cuerda.
Por ello antes de girarse y irse dijo:
- Cuídate.
Mientras tanto en otra ciudad...
Se encontraba aburrida, aburrida y triste. Al parecer Alberto no se lo tomó nada bien y la lleno de preguntas, preguntas que no se atrevió a contestar, preguntas que se quedarón en el aire, o mejor dicho en la red.
Llevaba ya dos días en aquella casa y cada vez le parecía más aburrido aquel sitio.
Estaba hundida.
Tanto que decidió coger su chaqueta caqui favorita y salir de aquel aburrimiento. Ando sin rumbo, donde la llevará el viento. Ando tantísimo que pronto empezó a sofocarse y ha tener calor.
Y después de andar, pensar y dejar su rumbo al viento, se dio cuenta de que no tenía ni la menor idea de donde estaba. No lo sabía.
El viento, el viento, ¿Puedes parar de cometer estupideces Cris?, Se dijo a si misma.
Miró cada nombre de cada calle, por mirar miro hacia donde iban los pájaros, y ¡Claro que los siguió! pero no sabía donde iban los pájaros, nunca quiso hacer caso a las clases de orientación. En esos momento que más le daba donde fuesen los pájaros.
Por seguir, era capaz de seguir asta a una tortuga, y solo, por hacer algo.
La noche se le caía cada vez más encima, poco a poco sin prisas. Ahogándola lentamente con su oscuridad. Temía por su vida, no sabía que hora sería, lo que si sabía era lo tonta que es a veces.
Ni siquiera se acordaba de cual fue la razón de salir de casa, con lo bien que estaba ella con Nala.
No es que fuera la pura diversión pero...
Pero... agudizo sus sentidos, por que dicen que cuando tienes miedo cualquier ruido te parece extraño. Y a ella lo que le parecía extraño era aquel runrun detrás suya, desde hace ya un buen rato.
Lo agudizo, de tal manera, que la única posibilidad era el ruido de un moto.
Pero... ¿El motor de que? Y entonces callo en la cuenta, ¡el motor de un coche!. Aceleró el paso, intentando dirigirse al menos a calles más iluminadas, pero entonces el coche encendió las luces largas, y cuando volteó se quedo tan cegada que tuvo que taparse los ojos.
Alguien misterioso vestido con traje salió de la puerta del piloto, cerró el coche dando a un botón de su llavero y se acercó a ella. Se quedo a unos centímetros, lo que le produjo un escalofrió a Cris.
Y ya después se acercó más lento que la anterior vez.
- ¿Cris?- Dijo a la vez que levanto la cabeza. Aunque ella seguía un poco cegada y no podía reconocerle.
- ¿Quien eres?
- ¿Qué quien soy?¿Tan pronto te has olvidado de mi?
Mientras tanto en otra ciudad minutos antes...
- Cásate conmigo- Dijo de repente, en un acto de locura, es más, ya era su segundo acto de locura al lado de esa chica.
- Estas loco- Respondió Elsa llevándose las manos a la cabeza.
- ¿Por que no? ¡ Casémonos! Vayámonos lejos, donde nadie nos pueda encontrar.
- No podemos
- ¿Por que?
- Por que somos unos adolescentes.
- Y que más da- Se le notaba feliz- Dicen que el verdadero amor es el primero.
- ¿Y?- Respondió ella sin pillar la indirecta
- Que tu eres el mio, y yo.. ¿Soy el tuyo?
- ¿Y el anillo?- Respondió con una pregunta, esbozando la mayor sonrisa de la historia.
- ¿Ese es el problema?- Se levanto, y después de unos minutos volvió a aparecer con algo entre sus manos- Entonces problema resuelto- Abrió su puño, dejando ver un anillo formado por un alambre y hojas enredadas en el.
- Eres dulce- Acarició su mejilla.
- Pero no tanto como tú- Respondió él. - Entonces...- Volvió al tema, sin querer parecer pesado mientras ella se colocaba su anillo- Me darás una oportunidad...
- No lose- Dijo algo indecisa- Yo no soy de dar oportunidades.
- Haz un excepción. Yo se que puedo demostrarte que la gente no esta en lo cierto.
- ¿Tú crees?- Y es que a Elsa le fascinaba la idea de que pudiese hacerle cambiar.
- Si, si no no lo diría.
- ¿Y si...?- Intento terminar.
- Y si nos enamoramos y acabamos juntos para siempre- La corto, cambiando lo que ella fuese a decir.
- Prométeme que no me arrepentiré- Dijo ella.
- Te lo...- Pero esta vez fue ella quien no le dejo terminar la frase.
- Pero no prometas cosas que no puedas cumplir.
- Continuo- Dijo él- Te prometo que nunca te arrepentirás de conocerme. ¿Alguna vez has ido a un garaje?
- No- Dijo sincera.
- ¿Y a una tienda de segunda-mano?
- Si, el padre de una amiga - El de Cris- es jefe de una.
- Pues imagínate a una moto, una pedazo de moto que ha fallado y la llevaron allí, una moto que a veces falla y se cala, otras tantas su freno no funciona y se estrella, tiene roto el retrovisor y una luz trasera por sus caídas .Nunca recibió cariños, si no que a cambio, arañazos de sus enemigos y patadas de otros tantos. Tuvo que soporta que la graffitearan en su cara. Asta que un día dejo de funcionar, no quería, no encontraba nada para encender se y ser la mejor moto de la historia. Ya se que no es un buen ejemplo pero...
- Quieres decir- le interrumpió- que tu eres aquella moto.
- Si, y tú estarías en el mostrador, mirándola, observándola y juzgándola por su aspecto, como muchos otros abran echo. ¿La comprarías? ¿La darías el placer de una segunda oportunidad?
- Es fácil metaforizar cuando tu corazón no esta en juego.
- Yo nunca te haría daño- Susurró acercando su frente a la de ella.
- Me gustaría creerte- Murmuró con la cabeza agachada.
- Iremos al paso que tu quieras- la sujeto de la barbilla para poder mirarla a los ojos- Iremos como mismísimos caracoles si te apetece- Lo enfatizo elevando la voz y volviendo al mismo tono prosiguió- pero solo déjame estar a tu lado, compartir tu vida. Que lo tuyo sea mio y lo mio tuyo. Estar juntos. Ser feliz mirándote.
- Me asustas- Dijo levantándose del banco, para enfatizar lo dicho y por que el reloj siempre marcaría la maldita hora de tener que ir a casa.
- ¿Por?- Se levantó de inmediato y agarro su mano.
- Me asusta saber que soy capaz de ser feliz por el simple echo de verte respirar.- Él se tomó un tiempo para mirarla, y más tarde responder:
- Eso ha sido dulce- Respondió él con una tierna sonrisa, le encantaría no haberlo dicho, le encantaría haberla echo callar con un beso, pero no podía. Su palabra es su palabra.
- Pero no tanto como tú- Dio la misma respuesta que obtuvo hace pocos minutos.- Tengo que marcharme, ya es bastante tarde.
- Te acompaño- Dijo poniéndose en marcha.
- No que va, no hace falta.
- Ya, pero quiero- Sonrió, al recordar la última vez que le contestó lo mismo.
- Bueno y ... ¿Que hiciste ayer?- Le preguntó, y es que ahora era más fácil hablar entre ellos, cada vez las cosas eran más fáciles.
- Nada importante, ¿Por? ¿Me echaste de menos?
- No te eche de menos, era sólo curiosidad.
- Pues yo a ti si- Respondió rápidamente, para que no se entendiera.
- ¿Que has dicho?- Se regodeo.
- Qué si quieres un flash
- Intenta ocultarlo- Siguió riendose.
- No oculto nada.
- Bueno.. ¿Y bien entonces?
- Estuve con Pedro- La cara de Elsa se volvió de piedra.
Se sentía bastante mal, aquella chica era realmente fantástica, quería algo nuevo con ella, quería enamorarse por primera vez, pero ya se sabe que las mentiras rompen relaciones, y esa era una gran mentira.
El día anterior por la tarde...
Suena el timbre por cuarta vez y por fin consigue despegarse de las sábanas, era por la tarde y sin embargo el seguía tumbado en la cama, bastante derrotado.
Y cuando abrió se encontró con una gran sorpresa. Estaba sentada en el último escalón, y la forma en como se aparto el pelo y levanto su cabeza para mirarle pareció de película, en verdad Jenny siempre parecía de película. Pelo moreno,ojos negros. Andaluza...
- ¿Puedo pasar?- Corto sus pensamientos
- Si, claro, pasa, pasa- La abrió camino.
- Yo... lo siento, no sabía donde ir- se avergonzó.
- No pasa nada, ya sabes que siempre estoy aquí- La quitó las lágrimas con una servilleta.
- ¿Estabas durmiendo?- Río entre el llanto.
- Algo así, ayer fue un día bastante duro. Pero no te preocupes por mi y cuéntame que te ha pasado.
- El estúpido de Pedro, que dice ahora que no quiere saber nada de mi.
- Ya sabes que el es memo de nacimiento- La hizo reir.
- Un completo retrasado- Esbozó una sonrisa triste.
- ¿Quieres que hagamos algo juntos?- Pregunto Alonso.
- Estaría bien.
- ¿Vemos una película?- La ofreció.
- Vale- Susurró.
- Haber que busco- Se dirigió a la estantería- La guerra de las galaxias- La miró y ella negó con la cabeza- American pie- Volvió a negar- El diario de...
- ¡¡Si!! Esa esa- Dijo entusiasmada.
- ¡Pero si no me has dejado terminar!
- El diario de Noah- Adivinó
- Vale, veamos esta- La introdujo en el DVD y se sentó en el gran sofá con Jenny.
Estuvieron juntos sin moverse del sofá durante toda la película, Jenny lloraba a moco suelto mientras que Alonso intentaba ocultar alguna que otra lágrima. Cuando terminó se miraron y se rieron por el tonto echo de que los dos estaban llorando, y sin saber bien como todo dio un gran giro, tanto que no sabían ni como ni de que manera había pasado que se encontraban en la habitación de Alonso besándose y acariciándose.
En el momento dejado del día después...
- ¿Es tu mejor amigo verdad?
- Si- Dijo a la vez que asentía.
- No le soporto- Fue sincera- El me prometió que no dañaría a San, y luego... No es un tío legal.
- Dejale, es un poco memo- Repitió lo mismo que contesto el día anterior a Jenny.
- Si- Le miró con la esperanza de que el no fuese así- Bueno, ya me voy- Señaló a su casa- Adiós.
- Espera- Volteó ella.
- ¿Si?- Se ilusionó.
- He pensado que podría venir mañana a recogerte.
- Aah, pues... no se que decir.
- Di sólo que si.
- ¿Si?
- Si- Esbozó una sonrisa- me pasaré a las siete- La beso la mano- ¡¡Estate lista!!- Dijio después de haber dado unos cuantos pasos por la dirección que vino, mientras que Elsa se quedó allí parada, por segunda vez.
Capítulo 4: El señor X esta en todos los lados...
Era algo realmente increíble e improbable.
Bueno.. ¡Que digo! Improbable, hubiese sido que Cristina hubiera aceptado quedar con Alberto, improbable, sería que San no estuviera todavía enamorada de Pedro, y lo que sería verdaderamente improbable, fuese que Alonso no entrase en la vida de Elsa de sopetón.
Por ello, más que improbable rozaba lo imposible...
Por que imposible... es que habiendo siete mil millones de personas en el mundo, puedas llegar a encontrarte justamente con la persona de tu vida. Con la misma persona que rechazaste ver.
Y es que el destino no es algo que uno pueda manejar ni calcular, el destino te trae lo que quiere, a veces vientos del polo norte y otras tantas veces, hogueras que te queman. Amores que van y vienen y otros que deciden quedarse para siempre.
Decepciones, tristezas, alegrías, odio... Pero lo que el destino le trajo a Critina aquel día caluroso en el que andaba perdida, era ni más ni menos que el amor.
Y aquella, era la segunda vez que el amor llamaba a su puerta, ¿Se atrevería ha recibirle?
- ¿Tienes frió?¿Quieres que encienda la calefacción?- Preguntó Alberto preocupado por el continuo chasquido de dientes de Cristina.
- No hace falta.
- ¿Quieres que te deje la americana?
- No- Sonrió con gratitud.
- ¿Quieres algo?- Preguntó, obviando el deseo interno que tenía de que ella resolviese todas las dudas quedadas en la red.
- No, estoy bien- Se acomodó en el asiento de cuero del coche de Alberto.
Entonces se produjo un gran silencio. Ella temía sobre la causa de su máscara indescifrable que se poso en el rostro de Alberto, y él, dudaba sobre querer saber la verdad.
- ¿Por que?- Preguntó al fin, mirándola fijamente.
- ¿Por qué que?
- ¿Por que no querías conocerme?¿ Por que dijiste que no?¿Por que dejaste de hablarme?
- No lose- agacho ella la cabeza.
- No es hora de evitar, es hora de hacer frente- Susurró él.
- Tenía miedo ¿De acuerdo?
- ¿Y ahora no?
- No, ahora no.
- ¿Y por qué?
- Por que se que no te volveré a ver- Dijo algo totalmente sincero al fin.
- Si ya... no volveremos a vernos, lo he captado- Se indigno.
- ¿Te molesta?
- Pues sí- Hizo una pausa- Claro que me molesta, por que de verdad sentía que congeniábamos.
- Valla, por lo visto no fui la única-Susurró, a lo que él se sorprendió.
- No lo entiendo, entonces ¿Por qué...?
- Por que no me gusta enamorarme- Miró al fin a aquellos ojos verdes- No me gusta pasear por un parque y ver a parejas unidas. No me gusta el amor, ni el día San Valentin. No me gusta conocer a la persona que quiero en un lugar.
- Yo puedo hacer que te guste- Acarició su mano Alberto.
- Lo se, por eso mismo me aleje de ti.
- ¿Por miedo a enamorarte de mi?
- No- Negó con la cabeza- Por miedo a enamorarme y después maldecirme por haberlo echo.
- Entonces- Consiguió volver ha hablar- Nunca más nos veremos.- Intetó afirmar.
- Nunca más- Lo confirmo, causándole daño a él.
- ¿Donde quieres que te lleve?- Cambio radicalmente de tema, sabiendo perfectamente de quien era prima, las noticias en ese pueblo volaban.
- ¿Asta el fin del mundo?- Preguntó con una sonrisa, ni siquiera ella sabía a que venía eso, solamente su boca soltó unas cuantas palabras sin permiso de nadie.
- No- Negó dolido- Mejor, asta el fin de esta calle- Lo que borró la sonrisa de Cristina.
A las cuatro de la tarde del día siguiente...
- Ni se te ocurra besarle ¿Esta bien?- Reñía San a Elsa.
Hace una hora que se encontraban en la habitación de Elsa, teóricamente para arreglarla pero la verdadera intención de San era enumerar una lista sobre los fallos que su amiga no debía de cometer.
- Para ya por favor, pareces una niña pequeña- Se acostó en la cama tirándose.
- No pienso parar asta que no entiendas que ese chico no es bueno para ti- Siguió San con el mismo tono de enfado.
- Pareces mi madre- Se quejó- o aún peor.
- Compréndelo, no quiero verte sufrir- Se sentó por fin San en una silla.
- No, compréndelo tú, no soy una niña pequeña, se decidir por mi misma.
- No- Negó rotundamente- Es que te enamoraras- La aviso.
- No soy fácil- La contesto.
- Te enamoraras- agacho la mirada, por que ella también se había enamorado, ella si fue chica fácil para Pedro. El, fue el único amor de su vida, con él hizo todo lo que nunca hizo- Caeras, y entonces serás débil.
- Basta ya!- Se canso- Soy mayorcita.
- Por favor no vallas- La rogo por cuarta vez.
- Has venido para arreglarme ¿No?, pues eso es lo que vamos a hacer.
- Por favor- Siguió suplicando.
- Haber primero me peinas, después me maquillas y elegimos ropa- La paso el peine y ella la agarro del codo para llamar su atención.
- Por favor- Volvió a rogar.
- Mira San, te lo voy a decir una vez y solo una vez. Nunca me dejaré destruir por un hombre, y ahora cálmate y arregla me, nos quedan dos horas y media.
Ese mismo día por la noche...
- ¡¡¿Me estas escuchando?!!- Dijo en un tono furioso Tom, el padre de Elsa, mientras cerraba la puerta detrás suyas.
- Si y lo siento- Repitió.
- Esther ven aquí ahora mismo- Llamo Tom a su mujer y madre de Elsa.
- Que pasa ahora- Dijo al traspasar la puerta de la cocina.
- Cuéntale- Tom dio un empujoncito a Elsa- Venga cuenta se lo.
- Que te pasa mi amor- Esther se arrodillo a la altura de su hija.
- Na... na... nada- Dijo con la respiración entrecortada por culpa de sus lágrimas.
- Eres muy duro con ella- Se enfado Esther con Tom.
- ¿Duro? Oh vaya eso piensas ahora que todavía no te he contado lo bueno.
- Nadie se merece ser tan infeliz- Defendió Esther a su hija. Esther era como la defensora de las personas que sufrían, aunque no fuesen las víctimas.
- Lo siento- Marmullo Elsa, por que lo que menos ella quería era defraudar a su madre.
- ¿Crees que eso lo arregla todo?- Respondió su padre
- Yo se que no pero...
- Pero nada- Fue interrumpida por su padre- ¡Estas castigada!
- ¿¿Castigada?? ¿¿Otra vez??- Volvió a llorar con más intensidad.
- Si, y tres semanas.
- ¿Tres semanas?
- Ya oíste, no quiero que salgas de casa.
- Pero papa yo...
- Y tampoco quiero que vuelvas a ver a ese piltrafa- Sentenció.
- Pero papa él es mi amigo.
- Pues te buscas mejores amigos y punto.
- Pero pa...
- He dicho que ya esta- A lo que Elsa agacho la cabeza- Y le va a venir una buena al muchacho.
- ¿Que vas ha hacer?- Se preocupo Elsa por Alonso, aunque no debía de hacerlo.
- Nada, sólo un toque de atención para que no se te vuelva a acercar.
- No papa, por favor, no hagas eso, él es mi amigo.- Empezó a suplicarle mientras se ponía de rodillas.
- Vete a tu cuarto que no quiero seguir hablando del asunto y ya esta- Cerró aquella conversación- ¡vamos!- La empujo de nuevo.
Elsa corrió escaleras arriba, nunca entendía por que le tuvo que tocar unos padres tan extraños. Se metio en la cama y limpio sus lágrimas con las sábanas nuevas que compro hoy día su madre.
Quizás no eran raros, quizás si se paso bastante, pero ahora a ella eso le daba igual.
Todo iba tan bien.
Por fin que era feliz y se tuvo que estropear.
Nunca podría entender por que la mala suerte la acompañaba a cada lado...
Horas antes...
- Ya hemos llegado- Apagó el motor de la moto Alonso.
- ¿Por fin?- Se alegro Elsa- ¿Eso quiere decir que puedo quitarme el pañuelo de los ojos?
- Para nada- La ayudo a bajarse de la moto.- Eso quiere decir que tienes que confiar en mi.
- ¿Confiar en ti?- Dijo sin pillar la broma aún.
- Si, lo que pasa es que no se me permite seguir con la moto, así que tendremos que dar un paseo asta llegar.
- ¿Y quieres que valla en todo el camino con los ojos tapados?- Pregunto incrédula, y es que nunca se le había dado bien confiar en la gente.
- Exacto- Dijo entusiasmado.
- Ni loca- Hizo el amago de quitarse el pañuelo, pero la mano de Alonso la paro.
- Por favor, hazlo por mi, imaginemos que es una prueba para ver cuanto confias en mi.
- Valla tontería- Levanto las manos- Si ya confio en ti-Mintió
- Pues demuéstralo- Y empezó a andar tirando de ella.
- Esto no me gusta- Susurró mientras se dejaba arrastrar por Alonso.
Después de un bastante rato llegaron al sitio que Alonso quería enseñarla, el lugar en sí no estaba lejos, pero el temor de Elsa con darse con algo y caerse era demasiado grande, y les atrasaba.
- Pues... ya esta- Se paro Alonso lo que provocó un suspiro de Elsa.
- Si ya...- Dijo por lo bajo- Pensaba que esta tortura nunca acabaría.
- No puedes quitarte todavía el pañuelo- Contestó cortante y a la vez aguantándose la risa.
- ¿¿Qué?? ¡¡Tú me estas tomando el pelo!!
- No- Se rió- Pero si te alegra saberlo has superado la prueba.
- ¿¿Ah si??- Preguntó contenta.
- Si, un suficiente.
- Tú estas loco- Se cabreo de inmediato- ¿Tú sabes lo que ha sido eso para mi? ¡Una tortura !Para una mierda de cinco.
- Eyeyei- la paro, riéndose, y es que era demasiado gracioso la exasperación que mostraba en su rostro- Pensaba que las pijas no decían palabrotas.
- ¿¡Tú tienes una idea del esfuerzo que he utilizado para venir asta aquí!?- Elsa estaba totalmente seria, mientras que él seguía riéndose- No te rías- Intento darle suavemente, pero no consiguió llegar asta el, y esto incremento la risa de Alonso.- Eres un idiota- Se cruzo de brazos- Un completo idiota.
- Si soy un idiota, pero un idiota que te gusta.
- No me gustas- Dijo mientras negaba con la cabeza
- Si te gusto- Asintió él.
- Lo que sea pero yo me quito ahora mismo el pañuelo.
- No , no no- Paró la mano de Elsa rápidamente, sin poder despegarla- No lo hagas.- Y ahora se cambiaron los turnos, él era el serio mientras que ella se encontraba riéndose- ¿De que te ríes?- Pregunto molesto.
- ¿De que ya no hace tanta gracia verdad?
- Si quieres volvemos a la prueba de confianza- Dijo con el intento de hacerla parar de reir, algo que consiguió.
- ¿Que me espera ahora?- Dijo una vez sentada en la hierba, asumiendo la sentendia.
- Prueba de olores.
- ¿Otra prueba?
- Si- Esbozó una sonrisa- Sólo consiste en oler y al final debes de decirme tu olor favorito.
- De acuerdo, creo que esto no será peor que la anterior prueba.
Después se tiraron toda la tarde entre olores y más olores. Alonso no quiso decirle el propósito de la prueba, pero lo único que intentaba era averiguar su flor favorita.
Para el era demasiado sorprendente encontrarse a una mujer bella que no le volviera loca las rosas.
¡Es más! No sabía muy bien como tratarla, por que con ella las cosas no funcionaban como siempre, con ella tenía que aumentar su cortesía e imaginación, y a él nunca le salió bien ser caballeroso, o mejor dicho, nunca lo necesito para llevarse a una mujer a su cama.
Ni siquiera le había pedido aún un beso... y al final sería el quien lo cojiera sin permiso
Es más, cogerá todo sin permiso
Era algo totalmente nuevo, incluso y esperemos que no, sólo un juguete más en su lista...
Les dio tiempo a conocerse mejor, a reírse de tonterías de las que solo uno dispuestos a enamorarse lo harían.
Con ella era todo más fácil.
Y con el todo era más fácil... Si, ya sabéis, esa sensación que sientes que te hace sonreír por que te apetece, y te hace bien por que es cansado fingir cuando no quieres. Todo es más llevadero, y es casi como sentirte en uno de esos días, sentada en tu sofá favorito con un boll de palomitas y viendo cualquier tontería... como estar en casa.
Era... como ser féliz y últimamente la felicidad llamaba pocas veces en sus puertas.
Eso que sólo sienten los que están con la persona que les gusta.
Eso que quizás... y sólo quizás puede llegarse a llamar amor.
Pero el amor siempre estuvo a las espaldas de Alonso, él... nunca quiso saber nada de ese tema.
Por ello, Por que llamarlo amor, mejor llamésmolo Señor X.
¿Y por que señor?
Simplemente por que el amor hace lo que quiere y cuando quiere.
El amor hace feliz, hace daño, se va, vuelve cuando quiere, el amor junta corazón, o les separa, el amor crea odio, el amor da envidia y también traiciona.
Por que el amor toma sus propias decisiones...
- Oh si, espera espera- Sujeto Elsa la muñeca de Alonso. - Es este.
- ¿Este?- Pregunto decepcionado.
- Si, cada vez me convenzo más.
- Entonces te gusta el jazmín, esta bien saberlo.
- ¿Espera, me estas diciendo que estabas intentando adivinar mi flor favorita?- Esbozó una gran sonrisa.
- Si, es que el otro día, me quede bastante impresionado.
- ¡Oh si valla!- Dijo con sarcasmo- Es bastante raro que no les guste a todas las mujeres la misma flor- Y termino la frase con aún más sarcasmo.
- Pues aunque sorprenda es así, todas las mujeres que he conocido adoran las rosas.
- Ya pero ni yo soy todas ni me conoces aún.
- Por eso estamos aquí- Concluyo acariciando su mejilla, y provocando que ella se muerda sensualmente el labio
- ¿Ya puedo...? Se me hace incómodo no poder verte.
- No, espera- Dijo rápido- Sólo falta una prueba más.
- Oh vaya,¿otra?
- Consiste en saborear.
Dicho lo dicho se acercó lentamente a ella, robarle un beso se podría decir que tiene que ser rápidamente por lo que él le robará tantos en unos segundos que necesita tiempo.
Él tiempo de una eternidad, el de los enamorados que se paran en medio de la acera para besarse lentamente, o el de los que prefieren besarse en el autobús, él de los del baño, el de los de "la primera vez", incluso los de "la última vez"
Por ello se acercó poco a poco, saboreando cada detalle, viendo el batir de la mariposa, el viento que sopla a su favor, el sol escondiéndose en el horizonte, y su rostro bello, tapado por un pañuelo.
Su boca entreabierta dejando escapar una silenciosa respiración y también su propio deseo de probar los labios de ella. Esos labios tiernos y rosados como su rubor.
Y entonces como si de un siglo hubiera pasado, sus labios se unen como imanes, o más bien, como rompecabezas que esperaron para juntarse. Se mueven al compás, como una sinfonía. Se notan que fueron echos para estar juntos, y no ellos, que ellos también, si no sus labios. Incluso sus cuerpos...
Se saborearon asta intentar saciarse y cuando quisieron saciarse se dieron cuenta de que eran unos ambiciosos llevados por el deseo. Por ello Alonso se acercó a ella, tanto como pudo profundizar aquel beso.
Y una vez que pudo recorrer cada centímetro de su lengua, ella se estremeció y velozmente se quito el pañuelo de la cabeza para agarrar de su cabello y traerle aun más cerca.
Alonso se tumbo encima de ella, acariciando su rostro, su cuello, sus brazos, su vientre y ... por alguna razón que después vio incoherente se saco su camisa.
- ¿Que haces?- Dijo ella confundida.
- Quitarme la camisa- Contestó el aturdido.
- Eso ya lo veo, pero ... ¿Por que te la quitas?
- Para hacer el amor contigo- Dijo como si fuese lo más obvio del mundo.
- Pero serás depravado- Le empujó de su lado- ¡Eres un bestia!- Se levanto, cojió el pañuelo, se lo ato en la muñeca y comenzó a andar lo más rápido que podía.
- ¡Espera!- Grito el aún sentado.
- ¡Estúpido!- Chilló ella tirando le un zapato en la cara, aunque el lo paró.
- ¡Espera te!- Chilló mientras corría a su alcance.
- Cretino traicionero... -Murmuro.
- ¡Te quieres esperar!- Dijo una vez más cerca, lo que provoco que ella echará a correr también.
- Eres...- Se paro en seco, aunque aún así le llevaba una gran ventaja- Eres...- Se agacho y se quitó el otro zapato- ¡¡Eres un idiota!!- Volvió a intentar darle en la cara y volvió a fallar, el se paro a recogerlo.
- Si lo que quieres es quitarte la ropa, espera que te ayudo- Bromeo riéndose burlonamente
- Pero serás ... Dios eres como un animal en celo- Dijo mientras caminaba rápido.- ¡Y me das asco!- Chilló fuertemente.
- Pues no parecía eso hace unos segundos- La sujeto del codo haciéndola girar
- Bueno hace unos segundos...- Se quedó sin escusas- ¿Podemos olvidar lo de hace unos segundos?
- No- Se desvaneció lentamente su sonrisa para ponerse serio.
- ¡Tú me robaste un beso!- Chilló.- Y tu decías que...- Empezó confundida
- Vale si- Afirmó- Tienes razón.
- Chulo asqueroso- Dijo en su cara.
- Vale, tienes razón, no estuvo bien- Se toco la nuca- ¿Lo siento?
- ¿Lo siento? ¿Lo siento? - Volvió a repetir- Métete tu lo siento por donde te quepa cabrón- Y volvió a caminar, y el volvió a sujetarle del codo y hacerla parar.
Y entonces otra vez de nuevo y otro beso robado.
- ¿Pero de que vas?- Dijo ella alejándose de él una vez haberle separado.
- De enamorado.
- ¿Enamorado? Anda y vete a la mierda- Dijo, estaba cabreada, bastante cabreada. - Y yo que pensaba que tú eras diferente- Dijo intentando que fuera para si misma, pero Alonso estaba a dos centímetros suya, detrás de ella siguiéndola y escuchando todo.- Como pude ser tan tonta- Pateo al suelo- ¡Au!- Chilló al momento, provocando la risa de Alonso.- ¿Y tu de que ríes?- Le arranco un zapato y se lo puso- Será memo- Murmuro volviendo a su camino.
-Creo que te estas equivocando- Contuvo la risa, por que habría que especificar que es demasiado gracioso ver a una persona enfadada caminando con un zapato con tacon y le otro pie sin nada. Aquella situación no tenía gracia, pero ella. Dios mio ella y su cara era para un ataque de risa.
- ¿¡Qué?!- Chilló histérica girándose.
- La moto esta por allí- Señalo al lado contrario.
- ¿Y ami que? Puedo volver sin tu estúpida motocito- Y siguió por su camino.
- No espera- La paró- Ahora enserio- dejo su risa- La moto esta por el otro lado- Intentó razonar
- Me da igual ¿No me oíste?
- Bueno... entonces no me dejas de otra- Se acercó a ella la sujeto de la mano y la llevo como un saco de patatas, encima de su hombro. Ella empezó a patalear y patalear pero después de cinco minutos se cansó y dejo de gruñir.
- ¿Me perdonas?- Preguntaba el mientras iban de camino a la moto
- No- Dijo, aunque esta vez no tan rotunda.
- Por favor, lo siento- Dijo serio.
- Pensé que no eras como todos, era sólo eso- Contesto triste dejando a un lado el cachondeo y el enfado. Alonso la bajo de su hombro delicadamente y la puso delante suya.
- Yo... Yo no quise hacer eso y estoy arrepentido.
- ¿No quisiste?
- Bueno quiero decir- Empezó- Si quiero pero... entiendo que iba demasiado rápido- Se tocó la nuca.
- ya...-Susurró.
- ¿Como que ya?- Pregunto sin entender.
- Esta bien todo lo que has dicho es sólo que... bueno las cosas no son tan fáciles.
- Lo siento- Volvió a decirla sujetando su rostro con sus manos.
- Probablemente si volviésemos a la prueba de la confianza me daría la vuelta a casa- Golpe bajo. En verdad dejando a un lado el enfado, eso la entristeció bastante, quizás su amiga San si tenía razón.
- Dame una nueva oportunidad
- No se...
- Venga todo iba bien, olvidemos lo.
- De acuerdo- Dijo intentando sonreír.
Después la alzo y la llevo en brazos asta la moto. Cuando llegaron se montaron y se sonrieron uno al otro dando a entender que todo volvía a la normalidad. Ella le agarro de la cintura lo más fuerte que pudo, temiendo que esa fuera la última vez que se viesen después de aquel escándalo que monto por nada...
-¿por nada?- Se preguntó a ella misma- No, por nada no, aquel tío lo había intentado en la primera cita...
Pero en algún sitio de su cabecita se sentía bastante tonta por armarle tal jaleo por una bobada. Y fue ahí entonces cuando se dio cuenta de que no quería perderle.
- Ostias, mierda- Grito Alonso delante de ella, sacándola de sus pensamientos.
- ¿Que pasa?- Pregunto Elsa.
- Hay un control justamente en nuestra dirección.
- ¿y?
- Que nos va a caer una.
- ¿Por?
- Mira- Dijo intentando girar la cabeza para mirarla, pero no debía quitar los ojos de la carretera así que prefirió mirarse las manos.- Esta moto no es mía, y tampoco tengo carnet de conducir, eso sin hablar de que no llevamos cascos.
-¡¡¿QUÉ?!!- pregunto alterada, con la intención de separarse de él.
- Lo siento- Dijo mientras bajaba la velocidad.
- Buenas tardes- Dijo el policía con sus gafas, mientras tanto Elsa ya se veía entre los barrotes de su casa encerrada...
- Buenas- Contesto Alonso.
- ¿ Sabéis que estas infringiendo el reglamento?- Dijo mientras agachaba su cabeza para poder mirarlos por encima de las gafas- Esta penalizado no llevar casco.
- Ya bueno es que...- Intentó excusarse.
- No lo intente- Corto el policía- Obtendrá una multa por ello.¿Carnet?
- Pues- Dijo metiendo la mano en el pantalón- ¿Donde esta?- Empezó a hacerse el loco y darle la vuelta a los bolsillos- Yo...
- ¿No lleva carnet?- pregunto el policía asombrado.
- Pues...
- Vale, tampoco lleva carnet, ahora me va ha decir que también ha desaparecido los papeles de la moto.
- No- Levanto la tapa de atras- Tómelos.
- ¿Usted se llama Andres Fernandez?- Le echo una mirada furtiva.
- Si- Pareció seguro.
- Deben de venir con nosotros para asegurarlo.
- Mire...- Se toco la nuca- No, me llamo Alonso García.
- ¿Entonces la moto tampoco es de usted?
- No- Respondió nervioso.
- Entonces deben acompañarnos a la comisaría de policía.
- Es culpa mía no de ella- Se culpabilizo Alonso.
- ¿Así? Ahora me va decir que ella no sabe que llevar casco no esta permitido.
- No, eso sí, pero no sabía lo demás.- En ese momento el policía echo una mirada a la joven, apenado por ella.
- Lo siento, pero igualmente deben de acompañarnos los dos, ahora si demen sus nombres.- En ese momento Elsa se puso nerviosa, ¿Estaría bien decir su nombre verdadero?, Ni siquiera ella quería aquel estúpido apellido.
- Alonso García.
- Los dos apellidos, por favor.
- Fernandez.
- ¿Y usted señorita?
- Pues..- Se mordió el labio, y finalmente cerro los ojos y dijo- Elsa Martínez Navarro.- El policía se paro al escribir medio nombre.
- ¿Me puede volver a repetir?.
- Por supuesto- Y abrió los ojos sin querer ver la reacción de nuevo, simplemente le basto con los ojos cerrados para saber que sabía perfectamente quien era- Elsa Martínez Navarro.- Le miró, mientras que sus ojos mostraban el asombro. En ese momento tuvo ganas de llorar, pero después se contuvo e hizo de chica fuerte.
- Esperen se aquí.- Fue hacia el coche, y después de comunicarse varias veces con varias personas volvió y dijo.- Montaros en el coche.
Una vez dentro la música sonaba, y a Alonso le parecía bastante extraña la reacción de aquel policía al descubrir el nombre de Elsa.
Una vez llegaron les mantuvieron sentados en una sala a los dos.
- ¿Qué esta pasando?- Pregunto Alonso.
- No lo se- Dijo rehuyendo de su mirada Elsa.
- Ehh- la sujeto de la barbilla dulcemente, por un momento se olvidaba de lo extremadamente estúpido que era aquel chico- Cariño- Y sólo esa palabra la colapso, la enfrió o visto de otra manera la hizo entrar en calor, otra vez esa sensación que la invadía por el cuerpo y la provocaba querer bailar. -Cuéntamelo, se que algo pasa, lo supe en la manera en que ese policía reacciono al reconocerte.
- Mira- Intento ser borde- Lo que pase o no no te incumbe ¿De acuerdo?. Simplemente ahorra llamaran a mis padres y me caerá una buena, si querías arruinarme la vida lo has conseguido, ya esta. Sólo somos dos desconocidos, estábamos en el mismo grupo y como tenía prisa para llegar a casa tu te ofreciste, me monte y no hay más que hablar, esa es la historia de todo- Dijo intentando sonar convincente.
- Si es lo que quieres, así sucedió todo- Dijo, sin saber muy bien por que seguirla la corriente. Entonces entro el mismo policía de antes y con una voz grave dijo.
- Elsa, tienes que venir conmigo.- A lo que ella asintió.
- Quiero que sepas- La susurró en el oído muy bajito Alonso- Que eres especial para mi.
Después de eso les separaron y la llevaron por pasillos y más pasillos, y ella sabía perfectamente donde iba. El policía toco la puerta y después de oír una voz bastante ruda diciendo "adelante" la abrió la puerta. Elsa entro y se quedo justamente pegada a la puerta.
- Hola- Dijo Elsa con la cabeza agachada
- Siéntate- La ordenó Tom.- ¡Como se te ocurre hacer tal locura!- La grito fuertemente una vez tomo asiento.
- Yo papa, no lo sabía y...
- Ya- La corto- eso me dijo aquel policía- Se calmo y de repente al volverla a mirar la furia volvió en el reflejo de sus ojos- Sabes que tengo un puesto que honrar, no puedo permitir que una chiquilla estúpida, que encima sea mi hija, vaya por ahí haciendo gamberradas, ¿Entiendes?- La gritó- No se como se te ocurre montarte en aquella moto, pero. ¡Dios mio! ¿Como has sido capaz?, sabes la cara de tonto que se me a quedado cuando me lo han contado y he tenido que venir corriendo- Siguió gritando.
- Yo, papa no quería llegar tarde a casa, nada más. No le conozco de nada.
- Si ya, seré viejo pero no estúpido, ahora mismo nos vamos a casa- Dijo levantándose de la silla, mientras que ella miraba fijamente a aquel cartelito encima de su mesa en donde ponía "Jefe de policía Matínez".
Sin duda, odiaba aquel cartel.
- ¡Vamos!- La riñó Tom- ¡Levántate!
Capítulo 5: Es mi hermana ¿Es mi hermana?
Elsa se despertó con frío, con calor, con ganas de comerse el mundo, y sin ganas de comer hipocresía. No sabía muy bien lo que quería, pero lo que si sabía era que en esos momentos ella, no quería ser ella.
Era uno de esos momentos en los que te hubiese gustado tener otra vida, otros padres, incluso otros amores...
Había pasado una semana desde aquella cita que salió terriblemente horrorosa, y cada vez que lo pensaba se le hacia más bella, ni siquiera después de tanto tiempo se limito a borrarse aquellas marcas de tinta que se quedaron en su cara avisando a cualquiera que la viese de que había estado llorando gran parte de los días.
Sus amigas ni siquiera había sido capaces de telefonearla, pero ella ya estaba acostumbrada a ese tipo de trato. Esta acostumbra a que se hagan las desentendidas en cada circunstancia de ese calibre.
Ni quiera sabía donde se encontraba. Evitando la evidencia de que aquella mesa morada, era suya. De que aquellas paredes pintadas de circulitos, eran de su habitación. Evidenciando todo lo evidente.
Ya hasta incluso del tiempo que llevaba sumergida entre el calor de su cama podría hacerse pasar por sábana.
Aquel mismo día por la tarde en otro lugar...
- Bueno y que tal fue tu cita- Pregunto Pedro mirandole fijamente.
- Mal.
- ¿Mal?- Se sorprendió.
- Si, es más, bastante mal.
- ¿Que paso?
- Nada- Intento quitarle importancia al asunto.
- Venga anda- Le dio un codazo amistoso- Llevamos sin vernos....
- Una semana- Le corto- Una semana hace de la cita.
- ¿Realmente te gustaba?- Pregunto Pedro incrédulo, y aun más incrédulo al haberle formulado la única pregunta que pensaba que nunca le haría a Alonso.
- No lo se- Puso una mueca rara- da igual, seguramente que al final se hubiera convertido en un pasatiempo más- Intento convencerse más a si mismo que responder una pregunta.
- ¿Y si no?- Pregunto Pedro empeorando las cosas. Esa era la pregunta que le rondaba a Alonso por la cabeza desde hacía bastante tiempo, quizás aquella dulce chica se hubiera convertido en el amor de su vida si no llega a ser por sus imprudencias.
- Mira creo que aquella es Jenny- Desvió el tema.
- ¿Jenny?- Pregunto alarmado- Mejor cambiemos de dirección.
- No Pedro, yo la he citado aquí- Dijo conforme avanzaban hacia ella y ella les recibía con una cálida sonrisa.- Creo que sois mayores para dejar de hacer el tonto, además es tu amiga desde preescolar.
- Si, bueno, ya no me queda de otra...-Dijo al ver que no tenía sitio por el cual escabullir.
- Hola- Dijo contenta Jenny saludando a los dos.- ¿Hoy que vamos a hacer?
- Pues Pedro quiere ir a tatuarse- Respondió intentando parecer despreocupado.
- ¿Enserio?- Pregunto de inmediato Jenny- ¿No decías que no te gustaban los tatuajes?¿Además en que sitio has decidido ir? Por que hace poco vi documentales en los que tienes que tener cuidado con la limpieza y ese tipo de cosas, además- Dijo tomando una bocanada de respiro después de soltar todo aquello a tanta velocidad- ¿Que has decidido hacerte?- Preguntó pensativa, y con la ilusión en los ojos, siempre quiso ella también un tatuaje. A todo esto Alonso se encontraba petrificado y con miedo, sabía lo impulsiva que a veces era jenny pero seguía temiendo aquellos ataques que la entraban de repente.
- Yo contesto- Respondió de inmediato Alonso, el que se había inventado toda esta farsa- Se va a tatuar tu nombre en el pecho- Y comenzó a reírse de inmediato al ver el rubor de Jenny y su querido amigo mirándolo de mala forma.
- Tú eres tonto- Mascullo Pedro lleno de ira.
- ¿Es verdad?- Preguntó Jenny para asegurarse.
- No le creas nunca ni la mitad de lo que dice- Algo que hizo aflojar la tensión que tenía Jenny en el cuerpo, aunque por un momento si le hizo bastante ilusión.
- Bueno- Comentó de repente Alonso cortando la poca conversación que había conseguido que tuviesen esos dos- Yo me voy, he quedado con unos amigos.
- Pero que dices- Estalló Pedro- Llevo días sin verte y ahora te vas- Pronuncio mientras miraba a Jenny de reojo para advertirle que si se iba se la devolvería.
- Si, creo que aquí no pinto nada, además debeís arreglar vuestros problemas. Asta mi hermana es mas madura que vosotros dos juntos.
- ¿Tienes una hermana?¿Desde cuando?- Preguntó ilusionada Jenny.
- No- Contestó Pedro viendo como su amigo se alejaba de ellos dos con una malévola sonrisa.- Ya te dije que no te creas nada de lo que te dice.
- Ahh.
Caminaron en silencio asta que uno de los dos se canso y se sento en un banco, llevaban bastante tiempo callados, y eso que de pequeños nunca se imaginaron un rato incómodo entre ellos.
- Mira- Comenzó Jenny al agotarse su paciencia- Estoy cansada de todo esto, así que cuanto antes lo hablemos creo que será más rápido. Tú podrás volver a tu casa o ir al encuentro de tu amor, y yo podré ver mi serie favorita- Le miró fijamente y seria.
- Si tienes razón...
- Y sabes que es lo peor, que ante todo pensaba que eramos amigos y podíamos hablar sin tonterías, pero me doy cuenta de que nada de eso es cierto.
- Tienes aún más razón- Admitió pedro al considerar su actitud todos los anteriores días.
- Así que he decidido que no quiero que seamos más amigos.
- Si tienes...- Fue a contestar automáticamente- ¡¿QUE?! tú estas loca, si somo amigos desde que tu parecías pipi calzaslargas con esas trenzas que te hacían.
- Lo se- Agacho la cabeza y dejo pasar un rato- Hace poco se murió mi abuelo, ya es el tercer ser querido que se muere en menos de un mes- Y dejo caer una lágrima que empapo su pantalón.
- Lo, lo siento.
- La última vez fue diferente ¿Sabes?- Dijo levantando la cabeza- Por que la última vez estabas tú para apoyarme, aunque te hubiera robado un bollo o un beso, tú estabas ahí y prometiste estarlo siempre.
- La verdad es que creo que se nos a escapado de las manos un poco...
- Si, se te ha escapado- Cambio de plural a singular la persona- Por que yo sin embargo te estaba esperando.
- De verdad que lo siento.
- Más lo siento yo- Dijo levantándose del banco.
Ese mismo día por la noche...
- ¡Bueno y que has estado haciendo todos estos días!- Dijo su amigo apoyado en la barra del bar.
- Pues nada, de viaje- Mintió Alonso
- Eh eh- Asomó la cabeza su otro amigo.- ¿Habeís visto a esa rubia?- Lo que provocó que Alonso girase su cabeza automáticamente hacia donde Sergio le señalaba. Por que si había alguna rubia guapa sólo podría ser ella: Elsa.
- Va- Le quitó importancia- Tampoco es para tanto.
- ¿QUE?- Grito Sergio- Es la chica más guapa que he visto en mi vida.
- Yo vi a una mejor- Soltó por lo bajo, esperando que nadie se enterará.
- Pues presentamela- Propuso sacando pecho.
- No puedo- Resopndió.
- ¿Acaso te esta gustando más de lo normal?- Dijo, sabiendo cual era su punto débil.
- No- Reacciono veloz- Simplemente ella es... es... mi hermana- Soltó de repente.
- ¿Tú hermana? No sabía que tenías- Preguntó el otro amigo, Oscar.
- Si mi hermana. Es que estuvo en Inglaterra aprendiendo el idioma, pero ha vuelto hace poco.- Comentó orgulloso.
- No te creo- Dijo Sergio moviendo la mano con desdén.
- Pues creetelo.
- Enséñame una foto.
- Pues... es que ahora mismo, no tengo. Bueno espera- Saco su un papel de su bolsillo- Aquí esta- Dijo triunfador y enseñándosela a Segio. Menos mal que hace pocos días le dio por imprimir una foto del tuenti de Elsa.
- Vaya- Se quedaron impresionados- Tienes razón- Y como hipnotizados, se olvidaron de aquella rubia que no les quitaba el ojo y de otras tantas mujeres.
Después de aquello solo tenía ganas de volver a casa y ver a Elsa en su habitación. Se había tirado todo el día hablando de ella, y no por gusto, que también lo haría, sino por que aquellos mujeriegos preguntaban más y cada vez más sobre ella.
Ahora por culpa de ellos se había sentido orgulloso de aquella cita con ella, y no sólo eso si no que ahora quería aún más verla, como si aquello fuese posible.
Al día siguiente por la mañana...
No se hubiera despegado de la cama si no llega a ser por aquel molesto ruido que no paraba, fue hacia su escritorio y busco entre toda la ropa acumulada de hace bastante tiempo , y después de un larguísimo tiempo tomo el móvil entre sus manos donde ponía literalmente:
Enciende la radio. ATT: A.
Capítulo 6: Efectos contrarios
Queridos oyentes- Dijo una voz femenina entusiasta- ¡Gracias por sintonizar nos otro día más! Y en un día tan bonito como hoy empezamos por una declaración de amor. El joven se negó a dar información acerca de él, por que de lo que esta seguro es que con solo un seudónimo ella le reconocerá. Así que aquí os dejamos la canción del chico misterioso haciéndose llamar A.
Sin bandera- Entra en mi vida.
Sin embargo cada muchacha que se encontraba como Elsa, tirada en su cama y sin ganas de vivir saco una sonrisa imaginándose lo romántico que hubiera sido, que justamente ese chico que las vuelve locas se la hubiese dedicado. Sin embargo aquello no era así, aquella canción estaba destinada solamente a Elsa, la cual se sorprendió bastante y su día se alegro, por que alguien si se acordaba de ella.
Subió las persianas dejando entrar la luz del día, y más después se echo una larga ducha para relajarse y poder tomarse el castigo de otra manera.
- ¿Por que estas tan contenta hoy?- Preguntó su Padre mientras se metía una gran cuchara en la boca.
- No lose- Sonrió la joven- No es nada malo ¿No?
- No- frunció el ceño- Pero si extraño- Pensó- Dime que te traes entre manos.
- ¡Nada!- Gritó exasperada, ahora no podía ni siquiera ser feliz.
- Dime-Pero la colleja que recibió de Esther en la nuca le hizo pararse- Auh- se quejo mientras se acariciaba la nuca.
- Deja a la niña en paz, si es feliz es feliz, y ya esta. Ahora a comer, que si no se os va a quedar la comida fría. Y por cierto- Miró a su hija- A llamado Sandra, le dije que más tarde la llamarías.
- ¿Por que se lo has dicho?- Intentó Tom susurrarle a su esposa.
- Por que merece saberlo- Dijo Esther a la vez que su hija se levantaba de la mesa dejando medio plato vació.
- ¿Si?- Respondió Sandra al otro lado de la línea.
- Hola San, mi madre me acaba de informar que llamaste- Dijo entusiasmada mientras se enrollaba el cable entre sus dedos.
- Si. Quería saber que tal estas.
- Bueno ahora un poco mejor, hace poco tuve un problema con aquel chico que te dije y mi padre...
- ¿A que no sabes que?- Dijo sandra cortándola ferozmente y con descaro- Hoy he visto al maldito de Pedro ¿Te puedes creer que se encontraba con aquella chica? Si!, la misma del otro día ¿Crees que quizás están saliendo?.
- ... No lo se- Dijo susurrando. Que estúpida era ella, pensaba que de verdad Sandra se estaba preocupando por ella, que estaba cambiando, pero en ningún momento fue así, sólo la llamo para contarla lo muy estúpido que era su ex, y mil cosas más que giraban entorno al mismo muchacho.
Desde ahí Elsa sólo se limitaba a responder con monosílabos.
- Oye Sandra- La corto- Mi padre quiere que cuelgue ya- Dijo a la vez que Tom giro su cara desviando su atención a su hija- Así que otro día hablamos, adiós.- Fue a subir escaleras arriba cuando su padre la paro.
- ¿Que ha pasado? Podías seguir hablando con ella si querías- Dijo Tom confuso.
- Lo se, pero ya estaba harta de ella- Respondió mientras una lágrima se asomo por sus pestañas.
- ¿Qué le has echo ya a la niña?- Chillo Esther deslumbrando aquellas gotitas que su pequeña soltaba por sus ojos.
- ¡Nada!- Levanto Tom la voz aún más que su mujer; como si aquello se tratase de una competición.
- ¡Como que nada estaba llorando!- Dijo a la vez que Tom cojía su abrigo.
- Sabes que, ya estoy harto de discutir, me voy al bar, más tarde volveré.
- ¡Si vete!- Gritó fuertemente- ¡ Es lo mejor que sabes hacer!- Después subió las escaleras y toco suavemente la puerta de su hija- Toc toc, ¿Se puede?- Dijo asomando su rostro por la puerta.
- No- Dijo Elsa, con la cabeza debajo de la almohada.
- Cariño que ha pasado- Preguntaba su madre mientras se acercaba a la cama de su hija- Acaso habeís peleado Sandra y tú- Dijo una vez sentada y tocando la bella cabellera de su hija.
- No, no es nada de eso, es más complejo.
- Entonces explícamelo
- ¿Y por donde empiezo?
- Creo que por sacar la cabeza de la almohada- Respondió.
En otro lugar de la ciudad a la misma hora...
No lo entendía. Estaba en su cuarto, tumbado en su cama y mirando el techo, y todo por culpa de aquellos dos estúpidos amigos que se habían declarado la guerra, o algo aún peor, romper su amistad. Cuando les junto pensó que se reconciliarían y sin embargo había conseguido todo lo contrario. Y todo por culpa de aquel estúpido sentimiento llamado amor. Odiaba al amor, tan pronto puede salir bien como mal...
Y en él, el amor había entrado en su vida, tanto que lo odiaba.
"No, en tu vida entro el señor X" - Se dijo así mismo.
Era bastante absurdo engañarse por cambiar el nombre a las cosas, por que su significado siempre será el mismo, aunque le pongas mil nombres, siempre estará ese sentimiento.
A la mañana siguiente por la tarde...
- ¿Y que te vas a poner?- Preguntó Esther sentada en la cama de su hija.
- No lose- Respondió Elsa sacando asta la última prenda que quedaba en su armario.
- ¿Has llamado a Sandra para quedar?
- Si mama- Dijo cansada, caminando de un lado a otro.
- Oye cariño al final no me contaste que te pasaba ayer.
- Ah- Dijo parándose de golpe- Es sólo que- Se acerco a su madre- Siento que mis amigas... ya no son tan amigas.
- Y eso cariño- Preguntó con dulzura Esther, acariciando con ternura el rostro de su pequeña.
- Son egoístas- Dijo mientras se levantaba- Muy egocéntricas- Empezó a explotar- y no las soporto, siempre son ellas, ellas, ellas y después y mas tarde ellas. Estoy harta sabes, siempre que intento contarles algo importante me cortan con sus estupendas historias, estoy harta.
- Entonces no les cuentes nada- Dijo sin más
- Claro- Contestó Elsa sin parar de moverse por toda la habitación- Tú no lo entiendes por que no eres joven.
- Claro que lo entiendo. No les cuentes nada y ya esta, y cuando lo quieran saber tampoco.
- Nose..- Respondió mientras hacia dos conjuntos encima de su cama y los montaba.- ¿Cual te gusta más, el de la derecha o izquierda?
- izquierda- Respondió su madre echándoles un mirada furtiva- No enserio cielo, inténtalo, seguro que así las sacarás de quicio.
- Si- Respondió Elsa con su cabecita en otro lugar- Bueno mama se me hace tarde y me tengo que ir- Dijo andando por el pasillo para bajar a la planta de abajo mientras su madre la pisaba los talones- Por cierto ¿Podrías apagar la plancha más tarde?- Dijo abriendo la puerta que da al jardín.
- Si claro.
- Y otra cosa más- Se paró antes de cerrar- Gracias por dejarme salir y no decirle nada a papa, eres la mejor madre.
- De nada- Esbozó una sonrisa Esther- ¡Pásate lo bien, y no llegues tarde!- Chillo mientras su hija abría la puerta del jardín de la entrada para salir a la calle.
- ¿Bueno y que hiciste todo este tiempo?- Preguntó Sandra para cortar el hielo mientras bajaban la cuesta para ingresar en el parque.
- Pocas cosas- Dijo, haciéndose la desentendida Elsa.
- Venga no me puedo creer que no te hubiese pasado nada- La acusó Cristina.
- Pues así fue- Contestó sonriente Elsa.
- ¿Y por que no saliste?
- Por que no quería.
- Hoy estas muy rara- Dijo Sandra con el entrecejo fruncido.
- Lose- Respondió- Bueno ¿Y que tal vosotras?- Preguntó, algo que pocas veces tenía que hacer.
- yo ya te conté.
- y yo nada nuevo por el pueblucho ese, igual de aburrido- Mintió Cristina. Le daba demasiado vergüenza aceptar que conoció a alguien de internet.
- Oye ese no es...- Dijo Cris, mientras agudizaba su mirada.
- ¿Quién?- Respondió de inmediato Elsa.
- ¿Pedro?
- ¿Pedro?- Pregunto San exaltada- ¿Donde?
- Allí mirad- Señalo hacia un banco. Todas mirando a la vez y Elsa, queriendo y no queriendo que se encontrase allí Alonso, que por suerte o defecto allí estaba.
- Es verdad... y esta acompañado de Alonso- Dijo San mirando a Elsa fijamente.
-Oye Alonso- Dijo sergio- Aquella no es tú hermana.
- ¿Quién?- Dijo, intentándose hacer el desentendido.
- Aquella que se ha sentado en aquel banco.
- No ,tio.
- ¿De que habláis?- Pregunto Oscar apareciendo de repente en la conversación con Pedro al lado.
- De nada- Respondió ágilmente.
- No mientas- Le dio un codazo amistoso Sergio- le estaba diciendo que aquella chica - Señalo a Elsa- es su hermana, pero el lo niega ¿Tu que crees?
Pedro estaba a punto de hablar de lo mentiroso que llegaba a ser su amigos, a punto asta que Alonso le fulminó con la mirada para que logrará mantener la boca cerrada.
- ¿Que que creo?- Dijo mirándola fijamente.- Creo que es la chica más guapa que he visto, y como tu decías el otro día- Dio un manotazo en el pecho de Alonso- No hay nada más guapa que ella.
- En serio, dejaros de bobadas, esa no es mi hermana.
- ¿Cuanto te ha puestas a que es tu hermana?- Le reto Sergio.
- Nada, de acuerdo, dejemos lo.
- ¿Qué pasa, acaso crees que vas a perder?
- No me pienso apostar nada, si quieres vamos y lo compruebas por ti mismo, pero te advierto de que harás el ridículo- Dijo esperando que aquello le convenciera a Sergio, pero lo que ni mucho menos se esperaba es que soltase un alto y claro:
- Pues vamos.
Llevaban bastante rato mirandola, sin embargo no quería comerse la cabeza con preguntas y ni mucho menos mirar a aquellos parar de babosos que no la quitaban el ojo y la señalaba. Ella simplemente miraba aquellos gélidos ojos que parecían querer acuchillarla. Su mirada ahora tan distinta, era tan... poco familiar. Parecía no haberle conocido nunca.
Y eso que por un momento llego a pensar que aquel anónimo podría ser él, pero de vuelta se equivoco, por que seguramente él ya se hubiera enterado de por que salieron de la comisaría de policía de rositas. Y por ello seguramente no quiera saber nunca más de ella. Si los suegros ya dan miedo, imagínate que fuese policía, y peor aún, que te hayan pillado sin casco, sin licencia, sin carnet y encima con su hija.
- ¿Eres Elsa García?- Preguntó aquel chico que a la lejanía la señalaba.
¿ Cómo podría haberse metido tanto en sus pensamientos hasta no ver como venían?
- Si- Respondió de inmediato Alonso. Algo que le extraño bastante a Elsa- Tenéis razón es ella. Ahora nos vamos- Dijo por lo bajo.
- ¿Que acaso no la saludas?- Pregunto el otro chico rubio.
- No- Dijo duramente Alonso, tanto que parecía una piedra en el corazón de Elsa.
- Vamos- Le empujaron sus amigos- Así de paso nos la presentas.
- Hola- Dijo secamente Alonso mientras miraba a los alrededores.
- Hola- Se levanto Elsa del banco, y le dio dos besos.
- Te presento a Sergio y Oscar.
- Encantada- Respondió Elsa a la vez que les saludaba.
- ¿Nos vamos?- Pregunto Alonso irritado.
- No seas aburrido- Comentó Sergio haciéndole callar.- No sabíamos que Alonso tenía hermanas
- ¿Qué?- Casi llego a gritar Elsa.
- Si querida hermanita- Intento actuar Alonso pasando su brazo por el hombro de Elsa- Ayer les comenté algo de ti y están que babean.
- Ah- Solo logro decir.
- La verdad es que no esperábamos que fueras tan guapa como el decía- Dijo el rubio(Sergio) lo que ruborizo a Elsa. ¿El pensaba que ella era guapa?¿La más?
- Muchas gracias hermanito- Dijo Elsa estirándole los mofletes, si el quería jugar, ella también iba a pasárselo bien.
- No me estires los mofletes- Se quejo Alonso retirando las manos de Elsa. Noto su frío, no se había dado cuenta asta ahora pero estaba en pleno otoño y ella no llevaba ni siquiera una chaqueta decente, ahora si que estaba realmente preocupado, quizás podría cojer un catarro grave, de esos que antiguamente lograban matar a la gente, o podría estar varios días en cama, como le paso una vez a él. Quizás incluso llega a perderse algún examen y no puede estudiar, quizás...- Se toco la frente extasiado- quizás esta siendo un poco exagerado, simplemente cojería un poco de frío y le dolería un poco la garganta al día siguiente, pero no se moriría.
- Entonces ¿Que?- Dijo Elsa, al parecer se había perdido una gran parte de la conversación.
- Si, estaría bien, realmente suena divertido- Respondió Sergio- A ti que te parece- Le pregunto a Alonso.
- Si a ti te parece bien a mi también- Dijo confiando en la decisión de su amigo, sin saber ni siquiera de que se trataba.
- Bueno, pues adiós bellas damas- Dijo poéticamente Oscar. Y todos se despidieron.
- ¿Quienes eran todos ellos?- Preguntó curiosa Sandra.
- No lose, ni me importa- Respondió Elsa. Ella sabía que lo que había echo no estaba bien, no estaba para nada bien si tomamos en cuenta el trato que tomo con su padre, pero de un momento a otro se vio obligada, o mejor dicho queriendo una segunda cita, aunque sólo fuese como amigos.
- Por que merece saberlo- Dijo Esther a la vez que su hija se levantaba de la mesa dejando medio plato vació.
- ¿Si?- Respondió Sandra al otro lado de la línea.
- Hola San, mi madre me acaba de informar que llamaste- Dijo entusiasmada mientras se enrollaba el cable entre sus dedos.
- Si. Quería saber que tal estas.
- Bueno ahora un poco mejor, hace poco tuve un problema con aquel chico que te dije y mi padre...
- ¿A que no sabes que?- Dijo sandra cortándola ferozmente y con descaro- Hoy he visto al maldito de Pedro ¿Te puedes creer que se encontraba con aquella chica? Si!, la misma del otro día ¿Crees que quizás están saliendo?.
- ... No lo se- Dijo susurrando. Que estúpida era ella, pensaba que de verdad Sandra se estaba preocupando por ella, que estaba cambiando, pero en ningún momento fue así, sólo la llamo para contarla lo muy estúpido que era su ex, y mil cosas más que giraban entorno al mismo muchacho.
Desde ahí Elsa sólo se limitaba a responder con monosílabos.
- Oye Sandra- La corto- Mi padre quiere que cuelgue ya- Dijo a la vez que Tom giro su cara desviando su atención a su hija- Así que otro día hablamos, adiós.- Fue a subir escaleras arriba cuando su padre la paro.
- ¿Que ha pasado? Podías seguir hablando con ella si querías- Dijo Tom confuso.
- Lo se, pero ya estaba harta de ella- Respondió mientras una lágrima se asomo por sus pestañas.
- ¿Qué le has echo ya a la niña?- Chillo Esther deslumbrando aquellas gotitas que su pequeña soltaba por sus ojos.
- ¡Nada!- Levanto Tom la voz aún más que su mujer; como si aquello se tratase de una competición.
- ¡Como que nada estaba llorando!- Dijo a la vez que Tom cojía su abrigo.
- Sabes que, ya estoy harto de discutir, me voy al bar, más tarde volveré.
- ¡Si vete!- Gritó fuertemente- ¡ Es lo mejor que sabes hacer!- Después subió las escaleras y toco suavemente la puerta de su hija- Toc toc, ¿Se puede?- Dijo asomando su rostro por la puerta.
- No- Dijo Elsa, con la cabeza debajo de la almohada.
- Cariño que ha pasado- Preguntaba su madre mientras se acercaba a la cama de su hija- Acaso habeís peleado Sandra y tú- Dijo una vez sentada y tocando la bella cabellera de su hija.
- No, no es nada de eso, es más complejo.
- Entonces explícamelo
- ¿Y por donde empiezo?
- Creo que por sacar la cabeza de la almohada- Respondió.
En otro lugar de la ciudad a la misma hora...
No lo entendía. Estaba en su cuarto, tumbado en su cama y mirando el techo, y todo por culpa de aquellos dos estúpidos amigos que se habían declarado la guerra, o algo aún peor, romper su amistad. Cuando les junto pensó que se reconciliarían y sin embargo había conseguido todo lo contrario. Y todo por culpa de aquel estúpido sentimiento llamado amor. Odiaba al amor, tan pronto puede salir bien como mal...
Y en él, el amor había entrado en su vida, tanto que lo odiaba.
"No, en tu vida entro el señor X" - Se dijo así mismo.
Era bastante absurdo engañarse por cambiar el nombre a las cosas, por que su significado siempre será el mismo, aunque le pongas mil nombres, siempre estará ese sentimiento.
A la mañana siguiente por la tarde...
- ¿Y que te vas a poner?- Preguntó Esther sentada en la cama de su hija.
- No lose- Respondió Elsa sacando asta la última prenda que quedaba en su armario.
- ¿Has llamado a Sandra para quedar?
- Si mama- Dijo cansada, caminando de un lado a otro.
- Oye cariño al final no me contaste que te pasaba ayer.
- Ah- Dijo parándose de golpe- Es sólo que- Se acerco a su madre- Siento que mis amigas... ya no son tan amigas.
- Y eso cariño- Preguntó con dulzura Esther, acariciando con ternura el rostro de su pequeña.
- Son egoístas- Dijo mientras se levantaba- Muy egocéntricas- Empezó a explotar- y no las soporto, siempre son ellas, ellas, ellas y después y mas tarde ellas. Estoy harta sabes, siempre que intento contarles algo importante me cortan con sus estupendas historias, estoy harta.
- Entonces no les cuentes nada- Dijo sin más
- Claro- Contestó Elsa sin parar de moverse por toda la habitación- Tú no lo entiendes por que no eres joven.
- Claro que lo entiendo. No les cuentes nada y ya esta, y cuando lo quieran saber tampoco.
- Nose..- Respondió mientras hacia dos conjuntos encima de su cama y los montaba.- ¿Cual te gusta más, el de la derecha o izquierda?
- izquierda- Respondió su madre echándoles un mirada furtiva- No enserio cielo, inténtalo, seguro que así las sacarás de quicio.
- Si- Respondió Elsa con su cabecita en otro lugar- Bueno mama se me hace tarde y me tengo que ir- Dijo andando por el pasillo para bajar a la planta de abajo mientras su madre la pisaba los talones- Por cierto ¿Podrías apagar la plancha más tarde?- Dijo abriendo la puerta que da al jardín.
- Si claro.
- Y otra cosa más- Se paró antes de cerrar- Gracias por dejarme salir y no decirle nada a papa, eres la mejor madre.
- De nada- Esbozó una sonrisa Esther- ¡Pásate lo bien, y no llegues tarde!- Chillo mientras su hija abría la puerta del jardín de la entrada para salir a la calle.
- ¿Bueno y que hiciste todo este tiempo?- Preguntó Sandra para cortar el hielo mientras bajaban la cuesta para ingresar en el parque.
- Pocas cosas- Dijo, haciéndose la desentendida Elsa.
- Venga no me puedo creer que no te hubiese pasado nada- La acusó Cristina.
- Pues así fue- Contestó sonriente Elsa.
- ¿Y por que no saliste?
- Por que no quería.
- Hoy estas muy rara- Dijo Sandra con el entrecejo fruncido.
- Lose- Respondió- Bueno ¿Y que tal vosotras?- Preguntó, algo que pocas veces tenía que hacer.
- yo ya te conté.
- y yo nada nuevo por el pueblucho ese, igual de aburrido- Mintió Cristina. Le daba demasiado vergüenza aceptar que conoció a alguien de internet.
- Oye ese no es...- Dijo Cris, mientras agudizaba su mirada.
- ¿Quién?- Respondió de inmediato Elsa.
- ¿Pedro?
- ¿Pedro?- Pregunto San exaltada- ¿Donde?
- Allí mirad- Señalo hacia un banco. Todas mirando a la vez y Elsa, queriendo y no queriendo que se encontrase allí Alonso, que por suerte o defecto allí estaba.
- Es verdad... y esta acompañado de Alonso- Dijo San mirando a Elsa fijamente.
-Oye Alonso- Dijo sergio- Aquella no es tú hermana.
- ¿Quién?- Dijo, intentándose hacer el desentendido.
- Aquella que se ha sentado en aquel banco.
- No ,tio.
- ¿De que habláis?- Pregunto Oscar apareciendo de repente en la conversación con Pedro al lado.
- De nada- Respondió ágilmente.
- No mientas- Le dio un codazo amistoso Sergio- le estaba diciendo que aquella chica - Señalo a Elsa- es su hermana, pero el lo niega ¿Tu que crees?
Pedro estaba a punto de hablar de lo mentiroso que llegaba a ser su amigos, a punto asta que Alonso le fulminó con la mirada para que logrará mantener la boca cerrada.
- ¿Que que creo?- Dijo mirándola fijamente.- Creo que es la chica más guapa que he visto, y como tu decías el otro día- Dio un manotazo en el pecho de Alonso- No hay nada más guapa que ella.
- En serio, dejaros de bobadas, esa no es mi hermana.
- ¿Cuanto te ha puestas a que es tu hermana?- Le reto Sergio.
- Nada, de acuerdo, dejemos lo.
- ¿Qué pasa, acaso crees que vas a perder?
- No me pienso apostar nada, si quieres vamos y lo compruebas por ti mismo, pero te advierto de que harás el ridículo- Dijo esperando que aquello le convenciera a Sergio, pero lo que ni mucho menos se esperaba es que soltase un alto y claro:
- Pues vamos.
Llevaban bastante rato mirandola, sin embargo no quería comerse la cabeza con preguntas y ni mucho menos mirar a aquellos parar de babosos que no la quitaban el ojo y la señalaba. Ella simplemente miraba aquellos gélidos ojos que parecían querer acuchillarla. Su mirada ahora tan distinta, era tan... poco familiar. Parecía no haberle conocido nunca.
Y eso que por un momento llego a pensar que aquel anónimo podría ser él, pero de vuelta se equivoco, por que seguramente él ya se hubiera enterado de por que salieron de la comisaría de policía de rositas. Y por ello seguramente no quiera saber nunca más de ella. Si los suegros ya dan miedo, imagínate que fuese policía, y peor aún, que te hayan pillado sin casco, sin licencia, sin carnet y encima con su hija.
- ¿Eres Elsa García?- Preguntó aquel chico que a la lejanía la señalaba.
¿ Cómo podría haberse metido tanto en sus pensamientos hasta no ver como venían?
- Si- Respondió de inmediato Alonso. Algo que le extraño bastante a Elsa- Tenéis razón es ella. Ahora nos vamos- Dijo por lo bajo.
- ¿Que acaso no la saludas?- Pregunto el otro chico rubio.
- No- Dijo duramente Alonso, tanto que parecía una piedra en el corazón de Elsa.
- Vamos- Le empujaron sus amigos- Así de paso nos la presentas.
- Hola- Dijo secamente Alonso mientras miraba a los alrededores.
- Hola- Se levanto Elsa del banco, y le dio dos besos.
- Te presento a Sergio y Oscar.
- Encantada- Respondió Elsa a la vez que les saludaba.
- ¿Nos vamos?- Pregunto Alonso irritado.
- No seas aburrido- Comentó Sergio haciéndole callar.- No sabíamos que Alonso tenía hermanas
- ¿Qué?- Casi llego a gritar Elsa.
- Si querida hermanita- Intento actuar Alonso pasando su brazo por el hombro de Elsa- Ayer les comenté algo de ti y están que babean.
- Ah- Solo logro decir.
- La verdad es que no esperábamos que fueras tan guapa como el decía- Dijo el rubio(Sergio) lo que ruborizo a Elsa. ¿El pensaba que ella era guapa?¿La más?
- Muchas gracias hermanito- Dijo Elsa estirándole los mofletes, si el quería jugar, ella también iba a pasárselo bien.
- No me estires los mofletes- Se quejo Alonso retirando las manos de Elsa. Noto su frío, no se había dado cuenta asta ahora pero estaba en pleno otoño y ella no llevaba ni siquiera una chaqueta decente, ahora si que estaba realmente preocupado, quizás podría cojer un catarro grave, de esos que antiguamente lograban matar a la gente, o podría estar varios días en cama, como le paso una vez a él. Quizás incluso llega a perderse algún examen y no puede estudiar, quizás...- Se toco la frente extasiado- quizás esta siendo un poco exagerado, simplemente cojería un poco de frío y le dolería un poco la garganta al día siguiente, pero no se moriría.
- Entonces ¿Que?- Dijo Elsa, al parecer se había perdido una gran parte de la conversación.
- Si, estaría bien, realmente suena divertido- Respondió Sergio- A ti que te parece- Le pregunto a Alonso.
- Si a ti te parece bien a mi también- Dijo confiando en la decisión de su amigo, sin saber ni siquiera de que se trataba.
- Bueno, pues adiós bellas damas- Dijo poéticamente Oscar. Y todos se despidieron.
- ¿Quienes eran todos ellos?- Preguntó curiosa Sandra.
- No lose, ni me importa- Respondió Elsa. Ella sabía que lo que había echo no estaba bien, no estaba para nada bien si tomamos en cuenta el trato que tomo con su padre, pero de un momento a otro se vio obligada, o mejor dicho queriendo una segunda cita, aunque sólo fuese como amigos.
Capítulo 7: De mal a peor
No se lo podía creer ¿Confiar en Sergio? porque puñetas decidió confiar en él, Alonso lo único que quería era alejarse de la dulce Elsa,y lo que consigue es tener otro día más acompañado de sus amigos, Ella, la ex de pedro y la otra chica de la cual no recordaba el nombre, si el padre de ella se enterase todo acabaría bastante mal.
El lobo volvía a acercarse a la tierna caperucita. ¿Acaso creáis que una relación entre un lobo y una caperucita acabaría bien? Estaba claro que no, caperucita era inocente y el lobo sabía bastante sobre la vida.
-Pásamela- Le chilló Elsa con la mano levantada, pero la volvió a ignorar y se puso delante de la cancha, pego una salto, tiro la pelota y por quinta vez volvía a fallar. Estaba claro que no estaba atento a lo que tenía que estar.
- Mierda- Murmuro.
- ¡ Sabéis que! yo paso, me voy- Contesto Elsa bastante cabreada saliendo del recinto. Llevaban una hora jugando al baloncesto todos juntos, menos Sandra y Cristina que decidieron sentarse en un banco a conversar sobre sus cosas, y todavía el marcador iba 2-20; y esas dos fueron gracias a ella por aquel mamaracho no tenía la valentía de pasarla la pelota.
- Ei espera princesa- Dijo Sergio mientras corriendo a su alcance agarro su brazo.
- No, estoy harta de ese de ahí- Señalo a Alonso, el cual se encontraba en una pose de chulería con el balón girando sobre su dedo índice.- Mírale, si es estúpido- Dijo antes de que a Alonso se le cayese el balón por aquello que dijo.
- No le des importancia, como si no conocieses a tu hermano- Dijo haciéndola entrar en sorpresa ya que se le había asta olvidado.
- Ya... y se cree todo un machito- Dijo mirando a Alonso.
- ¡Por que habláis tan lejos de mi!¡ Mejor ven aquí y me entero!- La desafió gritando, y Elsa como niña pequeña mordió el anzuelo y agarro fuertemente del brazo a Sergio asta que llegó a ponerse a cara a cara con Alonso.
- ¿Y ahora que?- Pregunto con desdén.
- Ahora creo que ya podemos seguir jugando- Determino Alonso botando de nuevo el balón y dejando a Sergio allí de pegatina.
- No, en todo caso me cambio de bando. Por que se que por lo menos a otros hombres no les da la vergüenza de que sea capaz de hacer más puntos que ellos.
- No digas tonterías seguro que si te la hubiese pasado hubieses fallado- La planto cara.
- ¿Igual que tu?-Levantó una ceja- Si los dos puntos son gracias a mi.
- Y a mi por haberte la pasado
- Mentira, la tuve que robar.
- Con lo torpe que eres pensaba que no sabías robar balones del contrario.
- No soy torpe
- Vaya que no
- ¡ En todo caso, ese no era el tema!- Le recriminó.
- Ya- Dijo sonriente.
- Encima no hables de torpe que tu te olvidaste del casco, del carnet y la licencia de moto- Soltó poniendo una pose divertida, una de triunfadora.
- Sólo soy descuidado pero eso no quiere decir que sea torpe.
- ¡Vaya que no! Y que me dices de cuando me llevabas a ciegas por el sendero y casi me caigo por tu culpa.
- Eso fue culpa tuya, por andar arrastrando los pies.
- Claro, estaba cansada- Dijo irritada.
- Pues tampoco habíamos andado tanto- Resopló.
- Bueno es que pensaba que a las damas las trataban con elegancia.
- Ya- Dijo, continuando con lo primero que le vino a la mente- Pero es que tú no eres una dama.
Elsa se quedo en blanco y petrificada como una estatua, ni siquiera se acordaba en que momento comenzaron ha hablar dándose la espalda y sin mirarse, y ni mucho menos desde cuando empezaron a hablar de la cita. Espera... de la ¡¿DE LA CITA?!
Los dos a la vez se giraron y después de verse mutuamente miraron a sus alrededores con nervios, pero se habían quedados tan absortos en quien llevaba razón en aquella discusión que sus amigos aburridos se fueron a charlar al banco donde estaban sus amigas y les habían dejado totalmente solos.
Aún así y después de todo Elsa en el fondo se encontraba triste no le había gustado nada aquella contestación pero sin tener demasiadas reacciones para elegir, simplemente bufó y se encamino al banco dejando que Alonso la pisará los pies.
- Hola- Dijo Elsa intentando parecer alegre y cortando el filtreo entre Sandra y Sergio.
- Hola-Dijo sin ganas Sandra.
- ¿Ya habeís terminado de discutir?-Pregunto Oscar.
- La verdad que no, es como si el fuese mi hermano pequeño.
- Pero soy el grande- Dijo revolviendo el cabello de su "hermana"
- ¿Eres tonto o que?- Le dio en la mano de él, de verdad estaba cabreada por lo de antes- Sabes que te la tengo jurada así que ten cuidado.
- Uhhh que miedo me das, que se te va a ocurrir ¿Mancharme con ketchup?- Y rió a carcajada limpia.
- Soy vengativa y rencorosa- Dijo matándole con la mirada.
- Y yo ya soy grande para tanta tontería.
- Oye dejarlo ya- Cortó Sergio llamando la atención de Elsa al notarle irritado- Parecéis un par de ancianos casados.
- Además se me ha ocurrido una gran idea- Dijo Sandra entusiasmada- Podríamos mañana pasar la tarde en el cine ¿Que os parece?
- A mi gusta esa idea- Coincidieron todos menos el de siempre.
- Yo paso- Dijo Alonso.
- ¿Por qué?- Pregunto Sergio, algo que todos querían saber.
- No tengo money, y sin money no hay cine- Levantó los hombros con pose despreocupada.
- Bueno podríamos verlo en mi casa- Propuso Sandra.
- Si esa es buena idea, por que tiene un gran proyector en el ático que...
- Cállate, nadie pidió tú opinión- La cortó Alonso.
- No empecéis por favor- Suplico Sergio.
- ¿Entonces?- Recordó Sandra.
- Vale, en ese caso si- Contestó Alonso.
- Pues ya esta dicho mañana nos llamamos en cadena e informamos de la hora, adiós chicos- Y se despidió de todos.
- Yo también me voy- Dijo Cristina a la vez que Oscar.
- Si quieres te acompaño- Propuso scar ya que iban a la misma dirección.
- Si claro- Contesto tímida.
- ¿Y quieres que yo te acompañe?- Pregunto entusiasmado Sergio a Elsa.
- No- Respondió por ella Alonso.- Ya la acompaño yo- Le miro con rencor.
- Vale- Se desilusionó- Os veo mañana.
- ¿Por que te has propuesto acompañarme?- Pregunto Elsa después de estar un rato acompañándola.
- Por que se supone que eres mi hermana ¿No?
- Si, ya claro- Contestó con desdén.
- Además que yo me voy ya, para ir a mi casa tengo que cojer el otro camino- Dijo en una rotonda.
- A vale, gracias. Si eso podías haber dejado que Sergio me hiciese compañia.
- No hermanita- Volvío a revolverla el cabello- Ese chico no me gusta para ti.
Y así se fue andando con una sonrisa divertida.
Giro con miedo el pomo de la puerta, asta que al abrir escucho los gritos de adentro y su padre abriendo la puerta furiosamente.
-¡Otra vez en las mismas!¡Estabas castigada!- La regaño.
- Lo siento papa, yo... sólo fui a informarme de los deberes.
- Si ya claro, tu te crees que tu padre es tonto ¿Verdad? ¡Ala! dos semanas más castigada.
- ¿Como? ¡Encima que acedí a tu chantaje!- Dijo y al rato se tapo la boca al ver a su madre presente. Una de las condiciones del tratado era que Esther no se enterase.
- ¿De que chantaje habla?- Pregunto Esther mirando a Tom.
- Ninguno- ametralló su padre a Elsa con la mirada.
- Ahora mismo-Agarro tanto a la hija como al padre de la oreja- Me vais a contar todo- Y les sentó bruscamente en el sofá.
- Fue su culpa- Señalo Elsa a su padre- El me obligo aceptar el trato, si no Alonso se quedaría en la comisaría de policía un largo tiempo.
- No perdona- Miró Tom a Elsa- Fue la tuya por andar con chicos tan irresponsables.
- De todos modos, no tienes que meterte en mi vida como si fuese una niña pequeña.
- Entonces para de comportarte como tal- La riño.
- Y tu como un padre sobreprotector.
- De todos modos fue su culpa- Se dirigía esta vez Tom a Esther .
- Bueno yo me voy- Dijo enfadada Elsa.
-Tu no te vas a ningún sitio- La sentó su madre de nuevo- Y ahora mismo me contais todo desde el principio, que solo tengo algunas ideas deambulando.
Estuvieron tendido rato asta que una versión y otra coincidieron, y después de escuchar todo Esther dijo:
- Tampoco es para tanto, tu hija no es una cría A lo que Elsa acepto con la cabeza, haciendo un cierto ruido de ritintin para Tom.
- ¿Como que no es para tanto? ¡Tú me has escuchado! tu hija podría haberse matado.
- Pero no fue así.
- Sabes que, que sabes que tu hija es culpable y por eso la defiendes, siempre defiendes los casos perdidos.
- No, lo que no me parece normal es que chantajes a tu hija.
- Se lo merecía y... además, así se alejaba del muchacho.
- Que educación crees que la das, al chantajearla diciendo la que si deja de ver a ese muchacho tu la bajas los días de castigo y además le dejas irse a su casa al joven.
- Una muy buena, y no hay nada más que hablar, castiga asta último aviso- Dijo levantándose del sofá y dando la conversación por concluida.
La única conclusión es que ahora empeoraba, además de tener presente que no podía ver a Alonso tampoco podía salir. Todo iba de mal en peor.
Capítulo 8: Importunidades
En cualquier vida dos semanas no dan tiempo para muchos cambios, pero en la vida de Elsa sí. Su habitación había sido totalmente cambiada por colores de esperanza y viveza. Poco a poco le gustaba cada vez más Sergio, pero no podían llegar a nada serio asta que ella no pusiera en funcionamiento el plan de venganza contra Alonso, en cuanto a él, no sabía nada de su vida y tampoco lo necesitaba.
Un sonido bastante irritante la saco de su concentración en los deberes, aunque no la importo por que seguramente su querido anónimo estaba allí como todos los días, sin embargo cuando vio en la pantalla Cristina su emoción desapareció por pequeños momentos.
Que bien tía por fin acaba hoy tu infierno. Pd: Cris
Si aunque no cantes victoria tan pronto, todavía no he hablado con mi padre. Pd: Elsa
Si quieres esta tarde me paso por tu casa, por si acaso. Pd: Cris.
¡Estaría bien! Bueno me voy que me esta llamando mi padre :$ Pd: Elsa
Y ahora le tocaba hacer frente a su padre sin sentirse por una vez una traicionera, ya que desde aquel día en que Esther descubrió el trato, la casa sólo ha estado llena de gritos, reproches y enfados, ya incluso a veces cuando Elsa se despertaba a media madrugada por culpa de algún maldita pesadilla y bajaba a la cocina a tomarse un vaso de leche, se encontraba a su padre durmiendo en el sofá, y todo aquello la rompía en dos, temía demasiado una separación entre ellos.
Ella sabía perfectamente que sus padres solían discutir muy a menudo, es más, la estadística que realizo un día con su padre para tomarse unas risas, determinaban que no se libraban de dos discusiones por día, y a veces era asta gracioso verles discutir, y empecinados por quien tenía razón y quien no. Sin embargo todo aquello se había salido de sus manos y sobre todo de su alegría, por que ahora sólo la provocaba enfado y culpabilidad.
Y entonces antes de tocar la puerta del despacho su móvil vibro dentro de su bolsillo.
Y entonces antes de tocar la puerta del despacho su móvil vibro dentro de su bolsillo.
Me alegro de que por fin tu castigo se terminé, pásate lo bien Att: A
Y entonces aquello le dio más fuerzas para hacer frente a su padre.
- Hola- Dijo Elsa entrando al despacho de su padre- ¿Qué querías?
- Hablar sobre tu castigo. Pedirte perdón y... ¡¿De verdad tengo que hacer esto?!- Grito en alto.
- ¿Hacer que, papa?- Preguntó Elsa pesando que su padre ya había enloquecido.
- ¡Ella tuvo la culpa no yo!- Volvió a gritar ignorando a su hija, cuando de pronto la puerta del despacho se abre dejando ver a su madre con los brazos cruzados y realmente enfadada.
- Quedábamos en que te disculparías con todas sus consecuencias- Dijo Esther.
- No quedamos- Respondió Tom- Quedaste
- Sabes que? ya me da lo mismo, quiero que te vayas de casa- Dijo encolerizada su madre, algo que dejo de piedra tanto a Elsa como a Tom, sin embargo ¿Qué hombre pierde su orgullo?
- ¿Y por que yo? Por que no te vas tú- Dijo volviendo a tomar la compostura de hombre sin sentimientos.
- Por que no me da la gana- Dijo Esther.
- Pues a mi no me da la gana irme tampoco- La contestó Tom y entonces se escucha un llanto, como un murmuró casi silencioso. Tanto Esther como Tom miraron a su hija la que se encontraba tapando su cara con las dos manos.
- Encima ya la has echo llorar- Dijo Esther corriendo a abrazarla.
- ¡No!- Respondió cortante Elsa con que noto el contacto de su piel con la de su madre- Estoy harta de todo esto ya. Mama- Dijo girándose para verla y dando la espalda a su padre- él no tuvo la culpa, el no es el que tiene que pedir disculpas, ya se que no te gusta verme llorar, pero papa sólo intenta enseñarme y entiendo que no estuvo bien montarme en la moto con aquel chico, y ahora- Se giró dando la espalda a su madre- Tú no tienes que ser tan duro con mama, y dejar tu orgullo de machito por que eso no te va a llevar a nada, no hace falta que me recuerdes con tu mirada todos los días que hice mal y tampoco quiero que discutáis por mi, por que si os divorciáis yo me sentiré culpable- y entonces todos en aquella habitación menos ella encontraron gracia a eso, y echaron a reírse- ¿Y ahora que?
- Cariño- Comenzó su madre- Es muy tierno lo que has dicho pero aunque tu padre y yo nos enfademos, nunca nos vamos a separar- Dijo esto mirando hacia Tom, el cual se levantaron de su silla para poder abrazarlas.
- Te quiero- Dijo Tom abrazando esta vez sólo a Esther- y no me gusta que nos enfademos.
- Yo también te quiero
- Además ese sofá me mata la espalda- Dijo intentando que Esther no tomase muy en cuenta sus palabras anteriores- Creo que deberíamos comprar uno nue...- Pero fue interrumpido por un beso tierno por parte de Esther.
- Eh! que todavía estoy aquí- Dijo Elsa contenta, pero aún así aquellos dos no alejaron sus labios simplemente la empujaron para salir del despacho, a saber que ocurriría allí.
Después de aquello todos en aquella casa eran felices, Esther y Tom por que por fin habían arreglado ese maldito enfrentamiento que se mantuvo durante días como si fueran niños de parvulario, y Elsa por que su anónimo había vuelto a escribirla, como cada mañana hacia, a veces la mandaba canciones mediante la radio y otras tantas la escribía textos, poemas o simples comentarios mediante el móvil.
- ¡Dime que te dejan salir!- Dijo Cris nada más entrar por la puerta.
- ¡Si!- Contestó Elsa abrazando a su amiga y pegando saltos juntas.
- ¿Por que tanta alegría? - Preguntó Tom apoyado en el marco de la puerta, con su descafeinado casi hirviendo en su mano.
- Por nada que te importe papa- Dijo Elsa mientras seguía saltando con su amiga.
- Viste a si debes de mantener a tu hija de feliz- Dijo Esther tomando de la corbata a Tom y llevándolo escaleras arriba.
- ¿Y estos?- Pregunto Cristina.
- Reconciliaciones- Rodó los ojos- No se como les prefiero si enfadados o tirándose miradas provocativas todo el tiempo- Suspiró.
- Por lo menos ya no están enfadados, algo es algo- Elevo los hombros Cristina- Y por cierto a lo de hoy- Dijo entrando al salón para sentarse en el sofá- Hemos pensado en ir a una fiesta
- ¡FIESTA!- Dijo Elsa mientras que los ojos se la iluminaban- Pero... no creo que me dejen mis padres.
- ¡Escapate !
- ¿Para que luego me vuelvan a castigar?
- Bueno... si quieres nos quedamos aquí en tu casa y vemos una película aburrida poniéndonos gordas mientras comemos pizza y Sandra esta en la fiesta.
- Visto de esa forma- Dijo alegre de nuevo y yendo a la habitación para elegir ropa.
-Y...¿Donde es la fiesta?¿Que me pongo?¿Quién va?- Dijo nada más cerrar la puerta de la habitación.
- Pues es en una casa de ricachones, así que como ves- Dijo abriéndose el abrigo largo que dejaba ver otra cazadora y un vestido bastante bonito, era negro con piedrecitas verdes y marrones que hacían juego con sus ojos, y atractivo a la vez- Yo tengo truco debajo de este abrigito de niña buena, y bueno va ese chico loco que dice ser tú hermano.
- Todo eso lo complicas más, tú vas preciosa, ¿Como voy a competir contra esto? Sabes que, mejor vete tú, nunca encontrare un vestido en condiciones.
- Yo tengo uno- Dijo de repente Esther apoyada en el marco.
- ¡Mama! cuanto tiempo llevas ahí- Pregunto nerviosa.
- Lo suficiente para saber que necesitas un vestido elegante y que te quieres escapar por la noche.
- No se lo dirás a papa ¿Verdad?
- Cariño esta a mi lado mordiendo una manzana-Dijo a la vez que aparecía Tom a su lado.
- Te dejo ir, pero sólo por que llevas días sin salir- Y después se fue.
- Anda venir, hace mucho tiempo cuando tuve el baile de fin de curso con tu padre, llevaba un vestido precioso y lo guarde por si algún día te hiciese falta.
- Vallaaaaa- Dijo Cristina nada más verlo.
- Es precioso mama. Nunca pensé que tuvieses un vestido así- Dijo mientras acariciaba con cuidado la tela, miedo de crear algún imperfección, era un color bastante parecido al rosa palo, y aunque por delante pareciera un vestido normal y sencillo lo hacia más perfecto al descubrir después la espalda descubierta en donde el vestido la entrelazaba por pequeñas tiras de color plata brillantes.
Después en la habitación su madre, Esther, la maquillo asta que quedará como una princesa, y Cristina experta en cabello, le rizo suavemente cada mechón sin querer dejarlo alborotado, casi se parecían a unas ondas al agua.
Mientras en aquella fiesta...
- ¿Hoy va a venir tú hermana?
- No lo se Sergio- Respondió Alonso- Y tampoco me importa.
- De acuerdo, que gruñón estas hoy hijo, bueno me voy a saludar a Sandra.
- No tan rápido- Le paró Pedro- Dime ¿Qué intentas con ella?
- Nada.
- Se como la miras y que sepas que ella es mía.
- Bueno eso ya lo veremos.
- Espera- Le paro esta vez Alonso- ¿No estabas colado por mi hermana?
- Si la verdad es que es bonita, y casi la tengo en el bote, pero casi nunca sale y mi querido amigo necesita un poco de sexo.
- Ni se te ocurra utilizar a Sandra por eso ¿me oíste?- Se enfureció Pedro.
- Que yo sepa tu hiciste lo mismo.
- Chicos...- Intentó decir Alonso.
- Yo no la utilice, simplemente las cosas no se dieron.
- Si claro, a ella puedes decirle eso, pero a mi no me engañas.
- ¿Y tu que sabes?
- Se que estas en nuestro grupo y que siempre serás como nosotros.
- ¿Y como sois vosotros?
- Ya lo sabes, Alonso hace poco le puso los cuernos a su novia y ni si quiera le importo.
- Chicos...- Dijo esta vez Alonso más contundente.
- si ya, pues yo no soy así.
- ¿Ah no? Acaso no fue por que la culpa de haberla engañado te pudo- Intento indagar.
- No- Le reto con la mirada.
- Qué raro y mira que oí que la engañaste con Jenny.
- Queréis callaros ya- Les grito Alonso. Entonces ese era el día de las importunidades, el día en el que te tendrías que callar la boca , por que hay estaba Sandra, escuchando todo desde hace un buen tiempo y con lágrimas recorriéndole el rostro.
- ¿Es eso cierto?- Preguntó Sandra como pudo.
- Claro que no- Respondió veloz Pedro- Todo es mentira.
- Por que hiciste eso, te veía capaz de muchas cosas, pero de esa no- Dijo mientras su corazón se hacia añicos.- Y tú- Miró con odio a Sergio- No quiero que me vuelvas ha hablar en la vida.
Sergio echo a correr detrás suya para pedirla perdón y excusarse de no haberselo comentado antes, y mientras tanto Pedro estaba impotente de no poder ir detrás suya por la llegada de su nueva novia.
- Hola cariño- Apareció una chica con el cabello pelirrojo, ni muy guapa ni muy fea.
- Hola-Dijo el.
- ¿Qué te pasa?
- Nada- Respondió seco- ¿Nos vamos?- Preguntó con una sonrisa.
- De acuerdo
- Bien- Susurró Alonso- ahora encima me quedo solo, genial- Y se dirigió a la barra.
- ¿Y estos?- Pregunto Cristina.
- Reconciliaciones- Rodó los ojos- No se como les prefiero si enfadados o tirándose miradas provocativas todo el tiempo- Suspiró.
- Por lo menos ya no están enfadados, algo es algo- Elevo los hombros Cristina- Y por cierto a lo de hoy- Dijo entrando al salón para sentarse en el sofá- Hemos pensado en ir a una fiesta
- ¡FIESTA!- Dijo Elsa mientras que los ojos se la iluminaban- Pero... no creo que me dejen mis padres.
- ¡Escapate !
- ¿Para que luego me vuelvan a castigar?
- Bueno... si quieres nos quedamos aquí en tu casa y vemos una película aburrida poniéndonos gordas mientras comemos pizza y Sandra esta en la fiesta.
- Visto de esa forma- Dijo alegre de nuevo y yendo a la habitación para elegir ropa.
-Y...¿Donde es la fiesta?¿Que me pongo?¿Quién va?- Dijo nada más cerrar la puerta de la habitación.
- Pues es en una casa de ricachones, así que como ves- Dijo abriéndose el abrigo largo que dejaba ver otra cazadora y un vestido bastante bonito, era negro con piedrecitas verdes y marrones que hacían juego con sus ojos, y atractivo a la vez- Yo tengo truco debajo de este abrigito de niña buena, y bueno va ese chico loco que dice ser tú hermano.
- Todo eso lo complicas más, tú vas preciosa, ¿Como voy a competir contra esto? Sabes que, mejor vete tú, nunca encontrare un vestido en condiciones.
- Yo tengo uno- Dijo de repente Esther apoyada en el marco.
- ¡Mama! cuanto tiempo llevas ahí- Pregunto nerviosa.
- Lo suficiente para saber que necesitas un vestido elegante y que te quieres escapar por la noche.
- No se lo dirás a papa ¿Verdad?
- Cariño esta a mi lado mordiendo una manzana-Dijo a la vez que aparecía Tom a su lado.
- Te dejo ir, pero sólo por que llevas días sin salir- Y después se fue.
- Anda venir, hace mucho tiempo cuando tuve el baile de fin de curso con tu padre, llevaba un vestido precioso y lo guarde por si algún día te hiciese falta.
- Vallaaaaa- Dijo Cristina nada más verlo.
- Es precioso mama. Nunca pensé que tuvieses un vestido así- Dijo mientras acariciaba con cuidado la tela, miedo de crear algún imperfección, era un color bastante parecido al rosa palo, y aunque por delante pareciera un vestido normal y sencillo lo hacia más perfecto al descubrir después la espalda descubierta en donde el vestido la entrelazaba por pequeñas tiras de color plata brillantes.
Después en la habitación su madre, Esther, la maquillo asta que quedará como una princesa, y Cristina experta en cabello, le rizo suavemente cada mechón sin querer dejarlo alborotado, casi se parecían a unas ondas al agua.
Mientras en aquella fiesta...
- ¿Hoy va a venir tú hermana?
- No lo se Sergio- Respondió Alonso- Y tampoco me importa.
- De acuerdo, que gruñón estas hoy hijo, bueno me voy a saludar a Sandra.
- No tan rápido- Le paró Pedro- Dime ¿Qué intentas con ella?
- Nada.
- Se como la miras y que sepas que ella es mía.
- Bueno eso ya lo veremos.
- Espera- Le paro esta vez Alonso- ¿No estabas colado por mi hermana?
- Si la verdad es que es bonita, y casi la tengo en el bote, pero casi nunca sale y mi querido amigo necesita un poco de sexo.
- Ni se te ocurra utilizar a Sandra por eso ¿me oíste?- Se enfureció Pedro.
- Que yo sepa tu hiciste lo mismo.
- Chicos...- Intentó decir Alonso.
- Yo no la utilice, simplemente las cosas no se dieron.
- Si claro, a ella puedes decirle eso, pero a mi no me engañas.
- ¿Y tu que sabes?
- Se que estas en nuestro grupo y que siempre serás como nosotros.
- ¿Y como sois vosotros?
- Ya lo sabes, Alonso hace poco le puso los cuernos a su novia y ni si quiera le importo.
- Chicos...- Dijo esta vez Alonso más contundente.
- si ya, pues yo no soy así.
- ¿Ah no? Acaso no fue por que la culpa de haberla engañado te pudo- Intento indagar.
- No- Le reto con la mirada.
- Qué raro y mira que oí que la engañaste con Jenny.
- Queréis callaros ya- Les grito Alonso. Entonces ese era el día de las importunidades, el día en el que te tendrías que callar la boca , por que hay estaba Sandra, escuchando todo desde hace un buen tiempo y con lágrimas recorriéndole el rostro.
- ¿Es eso cierto?- Preguntó Sandra como pudo.
- Claro que no- Respondió veloz Pedro- Todo es mentira.
- Por que hiciste eso, te veía capaz de muchas cosas, pero de esa no- Dijo mientras su corazón se hacia añicos.- Y tú- Miró con odio a Sergio- No quiero que me vuelvas ha hablar en la vida.
Sergio echo a correr detrás suya para pedirla perdón y excusarse de no haberselo comentado antes, y mientras tanto Pedro estaba impotente de no poder ir detrás suya por la llegada de su nueva novia.
- Hola cariño- Apareció una chica con el cabello pelirrojo, ni muy guapa ni muy fea.
- Hola-Dijo el.
- ¿Qué te pasa?
- Nada- Respondió seco- ¿Nos vamos?- Preguntó con una sonrisa.
- De acuerdo
- Bien- Susurró Alonso- ahora encima me quedo solo, genial- Y se dirigió a la barra.
vestido de Cristina pero sin los guantes. |
2 Comentarios:
me encanta como siempre ^^
el anónimo de elsa es alonso? porfavor que así sea, quiero que acaben juntos, alonso la cagó pero tiene que darse cuenta de que ella necesita más y él prometió que no le defraudaría conocerle pero sí lo ha hecho :S
por cierto cielo, hay una cosa que no me quedó muy claro...
Sandra salío con Pedro creo.. y en este capítulo habla Pablo eso me ha confundido un poco :S Explícame que soy cortita jajajjaja
Y Cris que mona con su fichaje de internet la verdad es que si quiero que se enamoren *_*
Un besazo, espero el siguiente :D
Muchas gracias, me encanta que te guste :)
Jajajjaa ya se verá conel paso del tiempo. Ya también se entenderá el por que del comportamiento de Alonso más adelante jajajaja
Si salio con Pedro ajajajajaj pero no es culpa tuya es mia, que suelo confundir mucho los nombres de Pedro y Pablo, pero pablo es pedro, solo a sido un error mio que ahora corregire.
Jsajaajaja ya también pasará algo fuerte con el fichaje al final de la historia
besitooosss ! :) AE
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