Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 25: Noche buena.

La alarma sonó incesante, una y otra vez. Oh, gimió Jenny, todo aquello había sido un sueño, su mejor amigo y su amor de vida no había acudido a ella esa noche todo aquello era mentira asta que...
- Apaga eso por favor, me esta taladrando la cabeza- Escucho su voz por detrás de su espalda. Alucinada y con la emoción en los ojos rodó de costado asta que su frente choco con la de él. -Au- Se quejo, valla, hoy estaba quejica.
Espera ¿Qué hacía el en su cama?¿Lo habían echo?, ¿ella había dejado ya de ser virgen?
Se entusiasmo con la simple idea, pero después, cuando analizo en las circunstancias que llegó Pedro, se sintió una depravada. Ella no podía haberse desvirgado con un chico que se encontraba más en otro mundo que en el mismo que ella tenía que encarar.
Sin mirar debajo de las sábanas, esa idea ridícula, que minutos antes le había echo feliz se esfumo. Ella no hubiera sido capaz de hacer eso, de abusar de él. Además, quería recordarlo y enmarcarlo en uno de sus mejores experiencias de su vida, y ella no recordaba nada de aquello.
- Oye Pedro, se me olvido informarte de que tengo que estudiar.- Y de pronto Pedro entreabrió un ojo, con la expectativa de que la luz del sol le cegaría, pero al no ser así, arrugo la frente y la nariz, confuso.
- ¿Qué hora es?
- Las cinco y media.
- ¿Y tan pronto tienes que irte?
- No- Se sonrojo sin saber bien porque- Es sólo- ¡¡¿Sólo?!!- que tengo que estudiar.
- Quédate hoy conmigo, por favor.
- Pedro es que yo...- Le miró atentamente los ojos-... yo...- Miró su boca-... yo- suspiró- de acuerdo, durmamos.
- Pero...
- ¿Si?- Pregunto tumbada de costado y mirando su rostro.
- ¿Irás a clases?
- No, quizás mi amiga tenga razón y me merezca un día de descanso- A lo que el esboza una sonrisa, y una vez que Jenny cambia de costado tira de ella para a traerla a su cuerpo, haciéndose una cucharita con ella.
Aquella simple idea, le hizo sonreír. Quizás podía recuperar a su mejor amiga.
Cuando la mañana se posó entre los huequecitos de la persiana para torturarle, no le queda de otra que despertarse. Toca a su lado, Pero... ¿Por qué se siente solo?
Abre los ojos y se sobresalta, ve a Jenny sentada en su vieja silla de escritorio azul, con las rodillas felixionadas, y probablemente manchando la silla con sus zapatillas... Espera un momento ¿Por qué lleva zapatillas? Bueno da igual... la sigue observando, ella es tan guapa, con su cabello moreno y aquellos ojos negros... parece una autentica andaluza  y debe reconocer que el acento de las andaluzas le excita de sobremanera, incluso un día llego a tener un sueño erótico con esta mujer que le miraba atónita.
- Tenemos que hablar- Eso si que le asusto, tenía ganas de echar a correr con el rabo entre las patas... aquella frase echa, no le gustaba ni un pelo. - Vamos, levántate, te he preparado el desayuno y no pienso traértelo, esta en el salón.
Él se levantaba quejica y ella, marimandona. ¡Qué buena mezcla!
Se destapa el cuerpo, estremeciéndose y entonces se da cuenta que esta solamente en calzoncillos.
- En la mesita te he dejado la ropa- Dice mientras se ruboriza- Si quieres puedo girarme para que te cambies tranquilamente.
- Jenny, hemos estado juntos desde niños, te aseguro que no me importa que veas como me visto.
Pero aún así ella se gira dándole su intimidad.
-Vamos- Dice una vez él termina de vestirse.- Espero que te gusten las tostadas.
- Me encantan.
- Me alegra haber acertado.
Se sentaron incómodamente mientras que Pedro revisaba el salón con su mirada.
- Ahorra si, tengo que hacerte preguntas Pedro.
- Lose- Se metió un trozo de tostada en la boca.
- La primera y la más espeluznante es... ¿Cómo me has encontrado?
- Fui a tu casa y allí tu padre me dio esta nueva dirección, por cierto, me gusta tu apartamento.
- Gracias, ¿Qué tal estos días?
- Bien, ¿Tú?
- No Pedro, primero necesito saber ciertas cosas, después quizás podemos hablar.- Y Pedro traga saliva ruidosamente.- Necesito que me digas porque te alejaste de mi.
- No entiendo, fuiste tu la que te alejaste.
- Porque es lo que querías, y yo pensaba que eramos amigos y que íbamos a estar juntos toda nuestra vida.
- Vale, pues entonces no tengo ninguna respuesta que te gustaría escuchar. ¿Por que tenía miedo a que se acabará así nuestra amistad?¿Por que tenía miedo a odiarte por confesarte?¿Por que quizás tenía miedo a corresponderte? No lose Jenny, simplemente la alarma sonó en mi interior e hice lo que mejor se me da, huir de las situaciones.
- Vale, dime que has estado haciendo estos días sin mi- Quizás sonaba posesivo pero necesitaba saberlo.
- Vaya ¿la intensidad va aumentando?
- Si, responde Pedro- Susurra con delicadeza.
- Estuve con una chica, en su casa.
- Es tu novia.
- No-  Negó también con la cabeza, y no pretende meterse en detalles.
- De acuerdo, ¿Por qué viniste a buscarme?
- Por que te echaba de menos
- Pedro- Le avisó- Por que viniste, que te trajo aquí.
- Discutí con mi ex novia, en ese momento novia.
- Vale- Sonó dolida, simplemente era el reemplazo de otra, y ahora, se armo de valor, sólo le quedaba una pregunta, y era la peor.- Ahora, quiero que me respondas con sinceridad. Ayer bebiste, drogaste, pinchaste o cualquier cosa extraña.
- Si Jenny- Agacha la mirada arrepentido.
- Entonces... estamos en un grave problema.
- ¿Te puedo pedir una cosa?
- Si.
- ¿Podemos pasar la noche buena juntos? Realmente no me había dado cuenta de cuanto te extrañaba asta ahora.
- Vale, me parece estupendo, pero yo necesito que a cambio me prometas que seremos amigos para siempre.
- Lo prometo.
- Pase lo que pase.
- Pase lo que pase-  Repitió sus palabras esbozando una sonrisa.

Después de una semana...





Apoyo sus codos en el escritorio morado mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Le gustaba la navidad, la nieve, la familia, todo era tan hogar, cuando inspiraba podía oler felicidad.
Se quedo pasmada allí durante un gran rato, viendo como los copitos de nieve chocaban contra la fina capa de nieve que se había formado en el suelo. Sin duda, ahora podía decir que la navidad había llegado. Se separo de la ventana y miró por cuarta vez su móvil ilusionada.

Te quiero.

Nadie había dejado en ese mensaje ninguna prueba de quien era el remitente, pero Elsa sabía perfectamente quien era, todavía se le hacía demasiado extraño que volvieran a estar juntos, a veces su relación parecía como una montaña rusa, en la que subían y bajan juntos. Desde que le conoció en aquella dichosa fiesta en la casa de Rub, la mayoría de todo lo que hacía era con él, con Alonso. A veces deambulaba en pesar que hubiese pasado si aquel día no hubiera ido a aquella fiesta, pero estaba segura de que alguna fuerza sobrehumana les hubiese echo encontrarse en otro lugar, quizás. 
Sonrió mientras recordaba todos los momentos que pasaron juntos, asta el que el timbre de la casa sonó y de un salto se levanto de la cama corriendo para ir a abrir.
- Hola- Dijo Elsa emocionada mientras se tiraba a sus brazos.
- Hola preciosa- Cerro la puerta tras él.
- ¿Qué tal todo?
- Bien ahora que estoy contigo
- Elsa- Dijo Tom asomando sus ojos por encima de sus gafas, estaba en la cocina y tomando un chocolate caliente. Entonces lo recordó.
Cuando decidieron volver de aquella forma tan inesperada tuvo que contárselo a sus padres, y por supuesto que Tom no acepto aquello. Le irritaba ver a su pequeña princesa con aquel chico salido de un mundo oscuro. Si, no le gustaba ni un pelo, pero de cualquier forma tuvo que consentirlo después de la regañina que recibió por parte de su hija y de su esposa, y por tanto le había pedido a Elsa que le invitará a pasar la noche buena con ellos, así, podría ver cada movimiento de aquel chico, y como se pasará de la raya con su dulce pequeña...
- Si, papa, ahora se lo consulto. Ven- Agarro la mano de Alonso- subamos a mi cuarto.
- ¡La puerta abierta!- Grito Tom cuando los tortolitos ya estaba en la planta de arriba.
- ¿Qué es lo que pasa?
- Nada, el pesado de mi padre quiere que te pregunte si quieres pasar la noche buena con nosotros.
- ¿Enserio?- Pregunto fascinado.
- Enserio, si no quieres ent...- Pero un Alonso feliz y sorprendido la interrumpió sujetando su rostro entre las manos de él, y acercándose a sus labios.
No sabía cuantos besos se habían dado desde que se conocieron, y seguramente fuesen demasiados, pero cada uno de ellos le provoca las mismas sensaciones, la sensación de una primera vez.
Sonrió satisfecha cuando se alejaron, y se quedo callada esperando una respuesta que no llegaba.
- ¿Eso es un sí?
- ¿Tú que crees?- Preguntó elevando una ceja.- Si quieres te tumbo en la cama y te demuestro un gran sí.
- Eres un pervertido- Rió infantil- si mi padre te oyera...- Se estremeció Alonso.
- Si tú padre supiera las ganas que tengo de ti, pondría una orden de alejamiento entre nosotros.
- Seguramente- Sonrió ensoñada- Te quiero- Susurró.
- Te quiero- La correspondió él.

Ese mismo día en otro lado de la ciudad...

El móvil sonó a las cinco y media como todos los días. Jenny levanto la cabeza de la almohada para poder ver la hora en su despertador digital, y como durante dos semanas una vocecita bastante persuasiva sonó detrás de ella
- Quédate en la cama conmigo, por favor- Suplico Pedro.
Y claro, como el que tiene que estudiar no quiere y el acompañante no quiere quedarse solo sólo había una respuesta a la súplica.
- De acuerdo- Apagó la alarma- Pero sólo por esta vez.
Y se durmió con aquella tonta sonrisa en su rostro.
Todo aquello había convertido su vida en algo feliz. Desde que Pedro vinó, ni un solo día no había dormido con Jenny, poco a poco estaban recuperando su amistad, e incluso a veces se quedaban asta altas horas de la noche viendo una película de enamorados juntos mientras que Pedro rozaba de vez en cuando su mano por su pierna, sus brazos, jugueteaba con su cabello.
Pero lo mejor de todo era aquella satisfacción que sentía Jenny al sentirse la única en su vida...

En otro lado de la ciudad...

Era por la mañana y estaba arropijada con una manta de ganchillo que la regalo su abuela en su décimo cumpleaños, al principio pensaba que no era útil, y no lo fue asta hace dos semanas cuando Pedro la abandono sin previo aviso. Era rara, pero calentita. Y aún más rara era con todos aquellos pañuelo arrugados tapando los preciosos dibujos bordados en ella. Pero ni siquiera tenía la suficiente fuerza para tirarlos a la basura, es más, no tenía suficiente fuerza para nada, que no sea para llorar.
Abre los ojos y se ven hinchados, rojos y apesadumbrados, su nariz esta roja y una lágrima recorre su mejilla.
La había abandonado, otra vez, ella había permitido todo aquello. Parecía como si lo mejor que supiese hacer fuese abandonarla. Ella simplemente se limitaba a protegerle y cuidar le ¿Y cómo se lo paga él? Huyendo.
Siempre se lo pagaba de la misma forma ¿Acaso se pensaba que perderle de vista para ella era una bendición? Pero ahora todo aquello daba igual, los pensamientos, las ideas, daban igual, porque él ya se había ido como siempre.
Agarro fuertemente la sábana sintiendo como los recuerdos la acorralaban, y no la dejaban sentir otro cosa que sufrimiento y dolor. Apretó los párpados de los ojos, desean estar en otro sitio ¿Quizás en su cuarto?
Si, seguramente preferiría estar allí, entre sus brazos, como antes, mientras ella fantaseaba en voz alta y Pedro la daba cortos besos sobre su cabello, cariñosamente...
Y ahora... ¿Donde estaban sus amigas?¿Donde se habían metido? A sí, aquellas que decían ser sus amigas se habían escabullido con que vieron la primera lágrima caer por su mejilla. Se sentía sola y aprisionada, y triste, y engañada... pero sobretodo se sentía sola, tenía ganas de buscar a Elsa y suplicarla que se quedará a dormir con ella, pero sabía que no tenía el mínimo derecho de hacer aquello, no cuando ella también se comportaba así cuando Elsa sufría una desgracia.
Desde pequeñas siempre la tuvo envidia, todos los chicos la preferían a ella, ella siempre era la guapa, ella la delgada, ella era la que tenía mejor pelo, mejor ojos, mejor estilo. Ella, ella y ella. ¡Siempre era ella! y San a veces se cansaba de ser... la otra. O la amiga de ella, la tonta que la seguía de arriba a bajo. San también necesitaba cariños, necesitaba a tíos adorándola y a amigas como ella, que no la hicieran sentir como un extraterrestre gorda, sucia y hortera.

Después de una semana... (Día de noche buena)

- Wow- Exhalo Alonso con que la puerta de la casa de Elsa se abrió.
Ya había pasado una semana y las cosas, por desgracia o por suerte seguían igual. Elsa creía estar más enamorada que nunca de Alonso, y Alonso también se sentía bien al lado de su novia.
- Hoy estas increíblemente preciosa- Dijo pasando al interior de la casa.
- Gracias- Se sonrojó Elsa.- Tú también.
- ¿A sí?- Pregunto acercándose a ella con una sonrisa pícara.
- Ciudadito- Dijo Tom con un tono de aviso mientras se dirigía al salón para llevar el champan.
- ¿Siempre va a estar enfadado conmigo?
- Siento decirte que si mi amor- y le dio un corto beso.
- Ey- La sujeto de la mano, tirando hacia él y colocando su mano en la cintura de ella para atraer la- ¿Eso es todo?
- ¡SI!- Chilló Tom desde el salón, asomando su cabeza y con una palillo en la boca. Elsa se rió.
- Vaya- Dijo Alonso, un poco cansado de no poder tratar a Elsa como su novia ¡Simplemente quería un poco de privacidad! Llevaba un día que no la veía y ya se sentía eufórico de tenerla al lado.
- Tom, deja a los muchachos en paz- Dijo Esther, la adorable madre de Elsa mientras bajaba por las escaleras.
- Ya veo de quien as cogido ese humor, y también esa belleza.
- Eh- Le dio un suave golpe en el hombro mientras caminaban hacia el salón para sentarse. se miraron mientras tomaban asiento y Alonso poso su mano en la pierna de su chica.
- Ciudadito- Volvió ha decir Tom. Segundo aviso.
¿Qué le pasaba a ese viejo chocho? ¿Acaso tenía una cámara bajo la mesa para vigilar cada movimiento que hacía? Miro su semblante serio y se respondió a si mismo, si, ese hombre es capaz de todo.
Y con angustia retiró su mano de las bonitas piernas de Elsa.
Después la comida transcurrió silenciosa, todo el mundo comía y miraba su plato, sin risas ni felicidad.
- Bueno Alonso- Dijo a regañadientes su nombre Tom- Cuéntame un poco de ti.
- ¿Qué quiere que le cuente, señor?- Se sorprendió al llamarle así.
- Cuéntame de que trabajas.- A lo que Elsa le fulmino con la mirada, ¿Qué tipo de pregunta era aquella?
- Dirijo un negocio.
- ¿Como que lo diriges? No crees que eres un poco joven- Dijo interesado esta vez.
- Bueno en verdad, soy el camarero, el que toma las notas, el de la caja registradora. Ahora llevo un tiempo que lo dirige solo porque mis padres tuvieron un accidente de coche.
Y entonces... sin saber muy bien como Tom conecto todas aquellas ideas que tenía revoloteando por su cabeza y se levanto de sopetón de su silla, tirando esta para atrás.
- Tú- Le señalo enfadado a Alonso
- ¡Papa!- Chilló Elsa levantándose de la silla también enfadada.
- Tom, siéntate  Le ordeno su mujer como el que ordena a su pero sentarse. Aunque aquella mujer era bella era igual de marimandona y autoritaria que su hija, ¿O sería mejor dicho que Elsa era igual que su madre?
- Todo fue por tu culpa.
- No se a lo que se refiere- Le contestó Alonso sentado en su silla, como Esther.
- No te hagas el tonto, como fuiste tan canalla para hacer trabajar a mi hija de tu camarera.
Alonso miró a Elsa, y esta tenía la misma mascara de sorpresa que el mismo.
- Ni te atrevas volver a acercarte a mi hija ¿Entendiste?- Empezó a gritarle encolerizado- Me importa un pimiento si la quieres o sino, Aléjate de ella y ¡FUERA DE MI CASA!

Ya estaba cansado, se había hartado de pasar la noche buena en aquella casa con aquel padre tan sobre-protector y mandón, además, se alegraba de que le echará de casa porque sino en breves hubiera salido el con sus propias patitas, y sin que nadie le echase.
- No le hagas casa- Le suplico Elsa mientras Alonso se retiraba de la mesa.
- Un gusto haberla conocido- Murmuro Alonso hacia Esther.
- Lo mismo digo, pero no hace falta que te vayas, puedes quedarte- Le respondió Esther.
- Esther, en esto no me contradigas- Le dijo Tom.
- Por favor no te vayas- Susurro Elsa agarrándole de la mano para impedirle irse.
Tenía miedo, miedo de que su padre estropeara lo mejor que había tenido en toda su vida. Aquella relación la llenaba de vida, la llenaba de amor y de felicidad. Tenía miedo de que se fuera, para siempre. Tenía miedo de no volverlo a ver, tenía miedo de dejar de tener el derecho de besarle.
Si, estaba completamente enamorada, y desquiciada, haría cualquier cosa por ese amor.
Cuando despejó sus pensamientos se fijo en que Alonso estaba cerrando la puerta tras si y salió corriendo en su búsqueda.
- Espera Alonso- Dijo una vez que cerro la puerta, pero no la escucho.- Alonso por favor.
Ya una vez doblada la esquina pudo alcanzarle y sujetar su brazo, se tiro a su regazo y sujeto fuertemente su rostro.
Cuando le miró pudo ver una gran tristeza en él. Sus ojos llameaba y a la vez parecían sólidos, tan sólidos como un cristal. Fríos  lejanos, pero a la vez llenos de sentimientos por aquellas lágrimas que se le acumulaban en las pestañas. Su padre había tenido la osadía de haberle echo sufrir y ella, no pensaba quedarse quieta viéndole marchar, porque sin él su vida no tendría tanto sentido. Sin él nada tendría sentido.
- Amor, escúchame  -Dijo, mientras miraba fijamente sus ojos. Si, el la mira. Si, el la oía. Pero el no la estaba escuchando. -Amor por favor, Yo nunca le dije nada, simplemente un día vino el ha reclamarme porque me habían visto trabajando de camarera y se enfureció, nunca le dije que fuiste tu.
- Esto harto- Fue lo único que dijo, ni siquiera Elsa tenía la certeza de haber sido escuchada, tenía la impresión que se quedo allí quieto, esperando que ella terminará para poder decir aquello
El miedo la invadió, y al rato pudo notar como una rabia fluía contra él.
- Y eso que quiere decir- Casi lloriqueo- ¿Quiere decir que te marcharás?¿Que ya no me quieres?¿Quiere decir que volveremos a lo mismo de siempre? Que yo tendré que hacer que te odio y tu ami, porque estoy cansada de eso Alonso...- Y se quedo con las ganas de decirle " te quiero, y lo hago como nunca he querido a nadie" pero veía que estaba exhausto, y quizás una declaración como esa, sólo empeoraría las cosas.
- Eh, no - Ladeo la cabeza para quitar su ensoñación y acarició la mejilla de esta- Sólo que no me gusta tu padre.
- Vaya- Echo todo el aire que estaba conteniendo- creo que tú tampoco le caes bien- Y este volvió a bajar su mirada a sus manos- Mírame Alonso por favor, me duele cuando no lo haces.
- Es sólo que yo... no soy bueno para ti.
- Que estas diciendo, deja de decir tonterías por favor.
- Es verdad Elsa, yo no podré darte la vida acomodada a la que estas acostumbrada. No soy listo ni tampoco soy hijo de un ricachón para llevar la vida que llevo. No tengo un coche de lujo ni mucho menos un apartamento para mi solo. Y la verdad, dudo que algún día tenga tal poder adquisitivo para que puedas comprar te alguna de tus prendas intimas tan caras. No tengo el graduado escolar y la formación profesional se me da como una cagada. Además no pienso gobernar el mundo para ponerlo a tus pies.- Dijo triste, después levanto la mirada asta los ojos de ella.
- ¿Entonces que cosas buenas puedes ofrecerme?- Pregunto, sabiendo que así podría subir el ego.
- Bueno. Las únicas cosas buenas que puedo ofrecerte, son los desayunos por la mañana con tarjetas que pongan "buenos días princesa". No seré listo, pero creo que soy lo suficientemente inteligente para poder hacerte reír durante todo el día, además, claro esta de que podrás presumir de novio guapo-Sonrió.
- Entonces de que te preocupas amor, nadie dijo que esto fuera a ser fácil. Nos tenemos a los dos ¿Qué más da lo demás? Si mi padre quiere colgar de una soga nuestro amor y matarlo que lo intente, porque nunca lo conseguirá. No mientras tú me quieras y yo a ti, incondicionalmente.
- Incondicionalmente- Estuvo de acuerdo.
- ¿Por qué no vuelves dentro?
- Creo que tu padre me mataría, y quizás no consiga destruir nuestro amor, pero te aseguro de que es lo suficientemente hábil como para ahogarme con una soga a mi- Se echo a reír Elsa.
- De acuerdo, tienes razón, no quiero que mueras tan pronto. Porque no mejor me voy contigo.
- ¿Conmigo?
- Si, a tú casa ¿Habrá alguien?
- No, se fueron con la familia, y no vendrán asta dentro de cinco días.
- Entonces podríamos dormir juntos
- Esta bien.
Y una parte de Elsa se relajo, su sueño todavía seguía en pie, y temía la posibilidad de que algo o alguien lo destruyera, porque su sueño era él.

En otro lado de la ciudad...

- Maldita sea- Maldijo por lo bajo mientras miraba depresivamente su armario- No- Dijo tirando un vestido- Este tampoco, ni este, que horror.- Después miro la pila que tenía detrás suya y se tiro encima de ella. Al parecer, a su padre le había dado por estar nostálgico  asta tal punto que invito a un amigo suyo que al parecer  tenía solo una hija. No pasarían la noche buena con ellos debido a que la hija de su amigo tenía otro planes para noche buena- ¡Quien no tendría otros planes!- Chilló enfadada San.
Pues quien va a ser, ella. Ella no tenía planes, se había alejado tanto del mundo todos aquellos meses que llevaba bastante tiempo sin saber de sus dos amigas.
Después, como siempre las horas pasaron y pasaron. Al final se decidió por el monótono color negro y se vistió sin entusiasmo
- Pórtate bien- Suplico su padre cuando San se sentó en una de las sillas.
Cuando la puerta se abrió, vio a un hombre de unos cuarenta años con el pelo canoso y los ojos azules. Sin embargo, después, cuando paso al interior y dejo ver a su hija se sorprendió ¡Eran polos opuestos!
Ella parecía sin más sacada de una típica novela. Sonrió al instante, sin saber bien porque. Quizás la belleza de aquella chica y la sonreía que dibujaba sus labios la animaban a ver la vida de otra manera.
Su pelo castaño caía en cascada por su rostro ¡JODER TIENE QUE SER MODELO!, pensó

Después estuvo hablando con ella durante todo el tiempo, además de guapa, la jodía era más que simpática y buena persona. La estaba cayendo bien, sin embargo la recordaba de haberla visto una vez. Si, la sonaba familiar, pero paso hoja y siguió hablando con ella. Quizás esta chica pudiera ser una de las mejores amigas que siempre imagino tener.

En otro lado de la ciudad...

- ¿Cómo que has tardado tanto?- Pregunto Pedro nada más ver a Jenny entrar por la puerta.
- Nada, el amigo de mi padre que te comente, tenía una hija bastante maja y me he entretenido.
- Pues menos mal que llegas al fin, tenía miedo de quemar tu preciosa cocina.
- Yo también tenía miedo- Admitió sonriendo- ¿Qué estas haciendo?
- Cocido
- ¿Cocido para noche buena? ¡Estas loco o que! Anda trae.

Después de que Jenny tomase el control con la comida todo fue a mejor. Se miraron varias veces, hablaban y hablaban, reían y después colocaron la mesa y cenaron.
- ¿Estaba rico?- Preguntó la cocinera.
- Si, mucho, pero...- Se levanto y se dirigió a Jenny, la cual estaba recogiendo los platos.
- Pero que..- Se quedo quieta esperando.
- Pero creo que tu estarás mejor- Se acerco a ella y sujeto su barbilla, la miro a los ojos y beso sus labios tiernamente.
Desde que se había trasladado a la casa de Jenny se sentía más liberado, más suelte y más feliz. Sabía que ella le controlaba pero de cierta forma le dejaba una libertad que Sandra no le dejaba. Además, conforme pasaba el tiempo con ella se daba cuenta de que quizás siempre confundió la amistad con el amor ¡Aquella mujer a la que estaba besando era fascinante en todos los sentidos!
Mientras la besaba tenía unas ganas feroces de hacerla suya, nunca lo había echo con ella, se conocían desde parvularios y nunca pensó en llevársela a la cama, pero ahora... ahora no solo quería llevársela a la cama, quería algo totalmente enserio, quería cuidarla.
Se agacho y la sujeto entre sus dos manos elevándola del suelo, y la llevo hacia su habitación. Le quitó la ropa tranquilamente mientras deambulaba en con cuantos lo habrá echo, aquello le ponía enfermo así que, prefirio no pensar en nada, simplemente, en adorar cada perfecta parte de su cuerpo...


4 Comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantaa!!
me cae fatal el padre de elsa... ¬¬ jjajjajja
un beso!! y sube prontito!
Ana

AE dijo...

Jajaja muchas gracias ! :)
si bueno, creo que al final caera mejor xD
Un besooo ! :)

Anónimo dijo...

Hola, hace poco que encontré este blog porque una amiga me lo recomendó, y que decir, que tenía razón cuando decía que esta historia engancha, y tanto.
SUBE PRONTO, SANDRA.

AE dijo...

Holaaaa Sandra, Pues me alegro de que me encontrarás y de que haya gente que le guste mi blog y lo recomiende :) un gracias a tu amiga y a ti por leerme. MUCHITAS GRACIAS
besoos :)

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