Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 3: ¿Amigos?


El sonido del timbre de mi casa me hizo botar en mi cama. ¡Mierda otra vez me había quedado dormida!
- Lily ¿Estas ahí?- Preguntó desde la planta baja, fuera de casa.
- Si, ya estoy lista- Alce la voz mientras me metía en una camisa de cuello alto roja y unos simples vaqueros- ¿Puedes esperar un momento? - Chillé mientras bajaba las escaleras con el maquillaje.
- Si pero date prisa, llevo cinco minutos llamando a tu casa, ya pensaba que te habías ido sin mi.
- No Matthew ,sólo dame dos minutos.
Me restregué el maquillaje un poco por aquí otro poco por allí, parecía más bien un payaso con manchitas por la cara, pero no tenía tiempo de retocar mis fallos, así que subí a por la mochila y baje al instante.
- Hola- Salude a Matthew con una tierna sonrisa, y camine detrás suya.
¡Oh dios mio! Él era tan terriblemente sexy, se encontraba delante mía, caminando mientras movía su culo. Yo no solía pensar en ese tipo de cosas cuando le tenía cerca, pero ayer no le vi, y verle hoy fue como si se hubiese puesto aún más guapo de la noche a la mañana. Aunque dudaba que él pudiera ser aún más guapo.
Le miré embelesada durante medio camino en su coche, hasta que el me miró riéndose, ¡ups! me había pillado.
- ¿Oye que te paso ayer?- Pregunté, intentando calmar mi rubor.
- Nada, cosas sin importancia- Dijo algo triste.
- ¿Seguro?- Pregunté poniendo una de mis manos en su pierna, algo que realmente le sorprendió y le puso bastante nervioso.
- mmm... si Lily, no necesito que te preocupes por mi siempre, estoy bien- Sonrió forzadamente.
- Lo siento- Quite mi mano de inmediato- quizás te agobie demasiado.
- No- Dijo rápidamente y con dulzura- Simplemente no hace falta que te preocupes tanto por mi, no me gusta verte triste por mi culpa- Me sonrió tiernamente, ¡Por que demonios él siempre tenía que ser tan tierno!- Realmente eres la mejor amiga- Dijo mientras aparcaba.
Me límite a sonreír forzosamente mientras salía de su coche a toda prisa. Yo sabía perfectamente que él no tenía la culpa de mis arrebatos, pero me sonaba tan mal oír decir eso de su boca ¿Amigos?¡Al diablo amigos! y hablando de tal por ahí salía.
- Wow, hoy la princesa se ve cabreada- Dijo mientras entraba por la puerta principal del instituo a mi lado.
- Déjame Rayon-Ryan-Ry  - Deje de intentar adiviniar su nombre- no estoy de humor- Dije simplemente mientras me alejaba de él , y agradecí que aquel estúpido no me siguiese.
Cuando llegué a los baños, me miré en el espejo ¡Realmente hoy me había pintado horrorosamente!, comencé a restregarme el maquillaje mientras me miraba en el espejo. Mi mano, que se encontraba haciendo círculos por cada milímetro de mi cara se detuvo, y una lágrima tan cristalina como el agua, cayo por mi mejilla.  Me subí al lavabo mientras el picor de mis ojos se acentuaba conforme pasaba el tiempo.
Yo sabía que Matthew todavía no conocía sobre mis sentimientos hacia él, sabía que él pensaba que yo me preocupaba porque le consideraba mi mejor amigo. Sabía que no tenía derechos de enfadarme con él, pero más que enfadada con él, lo estaba conmigo.
¡Acaso nunca me atrevería a decirle algo! desde los cuatro años que llevo terriblemente enamorada de él, no se me ocurrido soltar mi pico, ni siquiera coquetear con él. Absolutamente nada. Y todo era por que tenía miedo de perder el control de la situación, tenía miedo de ser rechazada y no poder tenerle ni siquiera como amigo ¿Entonces que sería de mi vida?
Mis ojos me dolían tanto que parecía como si una persona me hubiese estrujado un limón sobre ellos. Ardían demasiado para poder contener las lágrimas.
El no tenía la culpa, me dije una vez más. Sin embargo no podía dejar de sentirme furiosa con todo el mundo.
Yo no podría soportar que la rutina que más ansió en todo el día se esfumase, yo no me podía declarar y permitir que el ya no me llevase nunca más al colegio. No me podía permitir no hablar con él, ni estar en el mismo sitio cerrado que él, oliendo su dulce perfume. Sencillamente yo no lo podía permitir, no un riesgo de ese calibre.
Limpie todas aquellas lágrimas que se habían formado en un momento, y salí del baño con la intención de dejar mi tristeza allí, sin embargo me acompañó durante todo el día.
-¿Se puede?- pregunté, ya que al parecer la puerta de mi aula la habían cerrado ya.
- Señorita Belleth, no se vaya acostumbrando a llegar tarde- Me avisó y yo entre. Esta vez no entre enfadada ni rabiosa simplemente como si fuera un muerto viviente y me senté en mi silla, sacando los libros en la mesa.
El profesor Ádrian se quedo bastante perplejo de que no me hubiera dado una rabieta o algo por el estilo, pero ahora mismo no tenía cabeza para todo aquello.
Ahora lo único que tenía en mi cabeza era a Matthew. Él me miraba preocupado desde el otro lado del aula ¿Hasta el destino le aleja de mi?, ladee mi cabeza intentando quitarme todas aquellas ideas absurdas, y por primera vez, fui yo la que desvió nuestro cruce de miradas.
Yo sabía que el me había estado mirando durante toda la media hora de clase, en la que yo intentaba aparentar copiar apuntes, pero en verdad no podía parar de sentirme mal por dentro. Quería girar mi cabeza y poder mirar sus ojos azules, porque él solía calmarme, pero ahora él era lo que me hacía infeliz.
Seguramente cuando la clase terminase el se abalanzaría sobre mi pupitre disculpándose,  pero yo no quería eso. Porque si él una vez más era tan tremendamente tierno, me sentiría como una gran mierda. Como una mierda entre mierda. Como una mierda entre mierda de entre.... ¡bah, da igual! eso, me sentiría mierda.
Yo le estaba acuchillando con la mirada como si él me hubiera fallado en algún momento, y eso no era justo, y menos justo era aún, que se sintiera culpable porque mi maldito corazón no se controlarse.
Pero honradamente no podía dejar de sentirme dañada de alguna manera.
Siempre soñaba todas las noches con que él se daba cuenta antes del baile de fin de curso de que me amaba, pero aquella esperanza ahora mismo se encontraba bastante pequeña. Simplemente estaba esperando a que un sueño se cumpliera, pero a veces lo sueños son eso, sueños.
Quizás el no me ama, y nunca me amara. Quizás no se tenga que dar cuenta de que me ama, porque no es así.
Lo peor de todo es que sabía que si no reaccionaba quizás podría perderle, quizás el podría acabar besando a otra que no fuera yo ¿Podría soportar eso? seguramente no.
No podría soporta verle abrazar a otra que no fuera yo, ni reírse si quiera de la forma que lo hacía conmigo. Cada vez que lo pensaba me sentía más y más triste, hasta llegue a un punto en que el interés por aquella materia que estaba dando Ádrian me resulto del todo molesta. Me senté en el respaldo de la silla y deje el bolígrafo en el mesa, sin escribir absolutamente nada.
Cuando acabo la clase recogí las cosas y suplique por que Matthew no moviera su perfecto culo asta mi mesa, pero como sabía que necesitaba algo más que suplicas le mire y levante mi dedo gordo asegurando le que todo estaba bien entre nosotros, algo del todo falso.
- Lily- Oí a alguien llamarme.- Lily- y esta vez pude reconocer a Ádrian reposado sobre el marco de la puerta.
- ¿Qué pasa?- Le pregunte una vez que cerré la puerta tras de mi para mantener una conversación privada.
- ¿Te ha pasado algo hoy?
- No- Mentí.
- ¿Seguro señorita Belleth?
- Si.
- En ese caso, no vuelva a no prestarme atención ¿Claro?
- Si Ádrian- Dije sin sentimientos.
- Puede volver a clase.
Entre y de nuevo como esta mañana me deslice asta mi pupitre.
- ¡Ey arriba esos ánimos!- Me gritó Cele.
- Si ya- Repuse acomodando mi cabeza en la mesa.
- ¿Qué te pasa hoy?
- Más tarde te lo cuento, lo mejor será que hagas el trabajo de Economía.
- ¿Trabajo?- pude notar la sorpresa en su voz- ¿Economía?- Seguido por un ataque de pánico.
- Tranquilízate, toma el mio, ayer lo hice.

Susurró un gracias mientras agarraba mi rostro y se lo comía a besos y rápidamente se fue a su mesa para poder copiarse de mis ejercicios, mientras tanto yo me encontraba sola. Miré a cada uno de clase, evaluando su ropa y maquillaje, todo el mundo hablaba animadamente, incluso Matthew, que después de asegurarle que todo estaba bien se encontraba hablando con Janelle, y aquello me reventó por dentro.
A duras penas quite la vista de su perfecto rostro de ángel  y seguí examinando el aula asta toparme con unos ojos color chocolate bastante sexys, pero este tan rápido me vio pillando le se giro bruscamente ¿Qué bicho le había picado?
Pero me daba igual, porque él se había empeñado en joderme la vida. Sí, seguramente por su culpa ahora este así de triste. Todo por su culpa, viene y rompe con todo, ¡Maldita sea por que no se regresa de donde vino!
Me levante de la silla enfadada como de costumbre, y me puse delante del pupitre de Ray, Ryon o como diablos se llamase, y entonces el rostro se me ablando al ver una pintura de mi rostro en una de sus hojas. Cuando el karateka levanto los ojos para encontrarse con los míos cerro eufórico su cuaderno.
- ¿Te crees con derecho de invadir mi intimidad?- Pregunto entre dientes.
- Lo siento.
- ¿A que venías?- Sonó tan rudo, que mi parte blandengue se fue al traste.
- A que te vayas.
- ¿Me vaya de que?
- De este instituto, ¿Por que no mejor te vas a uno de tu nivel adquisitivo?
- Tu no tienes el derecho de decirme lo que tengo que hacer o no.
- ¡Vaya al parecer hoy no tengo el derecho de nada!- Dije elevando un pelín la voz y provocando que nuestra discusión no fuese tan nuestra.
- No soy nada tuyo- dijo con desdén- así que no tienes ningún derecho sobre mi.
- ¿Enserio, por que no te largas? todo el mundo seriamos felices, desde que has llegado mi vida se ha convertido en una completa mierda- debía de dejar de decir esa palabra.
- Entonces no es culpa  mía, quizás tu vida ya era una mierda antes de que llegará y te he abierto los ojos.
- Ojala te mueras- Susurre, sabiendo que solo él podría escucharme. Me dirigí hacia mi sitio mientras el profesor entraba en clase y mantenía los ánimos menos subidos.
Estaba que derrochaba furia por cada poro de mi piel. Yo estaba tan terriblemente enfadada que incluso mi cuerpo temblaba, así que sin pedir permiso a nadie salí de clase, y me encerré en los baños durante las próximas tres horas...
Salí del baño de señoritas cuando el timbre del recreo sonó. Con que puse un pie fuera de los lavabos todos los ojos se centraron en mi, y sabía perfectamente que debía de tener un aspecto horrible después de todo aquel tiempo llorando.
- Ey que te ha pasado- Dijo Celeste agarrando mi rostro.
- Nada cele, no tengo ganas de hablar ¿Por que no mejor vamos a por el bocadillo?
- De acuerdo.
Caminamos asta la cafetería en silencio, sabía perfectamente que tarde o temprano debía de contárselo a Cele, pero ahora mismo tenía tanto hambre que no podía pensar en otra cosa.
- Sabes...- Dijo para romper el hielo- Deberías de haber visto la cara del profesor cuando te fuiste de su clase así, como si nada- y yo me eche a reír mientras abría la cafetería, y entonces le vi ahí. Hablando con mi madre.
¿Qué estaba haciendo?
Más lentamente me acerque con Celeste y cuando estuve a su lado, me miro de reojo y se fue de allí a pasos agigantados. Y otra vez me sentí espantosamente culpable ¿Cómo se me había ocurrido desearle a alguien la muerte? Aunque no quisiera, debería disculparme...
- Hola mama- La salude.
- Hola cariño- y me tendió el bocadillo.
Después nos sentamos por algún lado del amplio patio y allí llego las preguntas.
- Te he dejado tiempo, cuéntame algo anda, se te ve espeluznante- A lo que me reí.
- Matthew- Y con tan solo aquella palabra ella entendió bastante. Celeste sabía que yo era casi siempre una persona alegre y enfadada, pero pocas veces me había visto triste y las veces que me vio así, era porque Matthew siempre mencionaba algo de nuestra bonita amistad.
- Otra vez te apuñalo el corazón con vuestra amistad ¿Verdad?- Os lo dije, ella me conocía demasiado.
- Si- Dije mientras asentía- Se que el no tiene la culpa cele- susurre, notando como mi voz se quebraba- pero yo... le quiero demasiado.
- ¿A quien quieres demasiado?- Pregunto detrás mía Matthew, y mi corazón se quedo paralizado.
- Eh- Me hice la loca.
- ¿A quien quieres?
- A lana, ya sabes lo preciosa que es- Inventé, pero el no me creyó del todo.
- Venía para saber si estas bien, ¿Donde estuviste todo este tiempo?
- En casa, mi padre me necesitaba para unas cosas- Mentí de nuevo, ¿Qué se supone que debía de decirle? " pues estaba en el baño encerrada, llorando desconsoladamente por que te amo y tu solo quieres ser mi amigo" claramente, no.
- Oh, Por cierto si necesitas que ponga algún alto a aquel niño mimado me avisas.
- No hace falta Matthew, te preocupas mucho por mi- Dije, sonriendo natural mientras le miraba.
- ¡Oh vaya!- Dijo sorprendido- te ves realmente mal ¿Seguro que esta todo bien?
- Si Matthew no te preocupes por favor.
- ¿Como no hacerlo cuando tú si lo haces?- Dijo mientras acariciaba mi mejilla tiernamente.- Bueno en caso de que todo esta en su sitio, os dejo solas, para que habléis de vuestras cosas.
- Es tan tierno- Le dije a Cele mientras miraba como se alejaba.
- Lo que tu digas.- Dijo con desdén.

Después de aquello las horas pasaban despacio, para decir verdad, demasiado despacio. Celeste se encontraba en su pupitre en todos los descansos copiando el trabajo que había que entregar a última hora. Matthew, por lo que me había fijado, todo el día hablando con la miserable de Janelle, y bueno el karateka, pasando de todos olímpicamente.
Cuando la hora termino me levanté rápidamente para pedirle disculpas pero el ya no se encontraba en el aula, un peso menos, pensé.

2 Comentarios:

Megan :) dijo...

Me gusta mucho tu novela, princesa . Es preciosa, te pasas por mi blog , se llama un recuerdo mas (: Yo en breve me subcribo al tullo, besitos

AE dijo...

Hola megan :)
Muchas gracias guapa, ¡Y claro que me paso ahora mismo! jajajaja aunque siempre que publicas nueva entrada me paso, sólo que no comento la mayoría de las veces :)
besooss! :)

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