Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 17: Esto es pernicioso

- Y dime ¿Qué te hizo pensar en todo aquello de antes?- Preguntó Alonso mientras la acompañaba a casa.
- Cristina.
- ¿Y eso?
- Por que conoció a un chico y aunque no quería nada con él al final el destino se ha encargado de juntarlos.
- Y crees...¿Que ha nosotros nos intenta separar?- Preguntó, aunque más bien pareció una afirmación.
-Si - Asintió- Por cierto, hablando de amigos, controla a Pedro.
- ¿A pedro? Sabes hace cuanto que no le veo.
- ¿Y eso?-Preguntó con la idea de sonsacarle información.
- Nose, últimamente anda muy solitario y metiéndose en líos. Además estoy tan pendiente de ti- La miró y ella se ruborizo- que le he dejado un poco de lado.
- Oh que dulce eres.
- ¡Di otra cosa! No me gusta que me llames dulce.
- ¿Por?- Preguntó sorprendida.
- Nose... me hace sentir un sensiblón.
- Y lo eres- Se rió poniéndose en delante de su camino.- Pero me encanta.
Se acercó a él y cuando estuvo a punto de besarle le vibró el móvil. Por la mañana se lo robó a su padre.

Pues si, es tu novio. ATT: A.

Lo miró cuidadosamente, y aquello le produjo un escalofrió, sin duda esa persona no podía ser Alonso, él, no estaba con el móvil. Entonces... ¿Quién sería?


En otro lado de la ciudad...


Desde hace unos días que su vida se había vuelto en una gran rutina, del colegio a casa, de casa al colegio. Antes por lo menos sonreía, y le encantaba estar con Rub pero desde que Pedro volvió ha hacer una de sus típicas apariciones no tenía en otra cosa que pensar que en él, y en como se encontraría en esos momentos.

Todos los días le esperaba en casa, y todos los días no pasaba nada nuevo. El no volvía.
Quizás se fue- pensó para sí misma, pero no quiso reconocerlo.
Aquel amor era tan dañino, podía notar como cada parte de su cuerpo le echaba de menos, como sus ojos escocían bajo un día más sola en la cama....

En otro lado de la ciudad...


- Oye déjala- Chilló una voz bastante familiar para Cristina.- Eh te he dicho que la dejes- Dijo aquella voz acercándose - Qué te pasa estas sordo- Y esta vez pudo notar Cristina como Rub empujaba a Alberto. Este se giró, para ver al desgraciado que le había robado la oportunidad de dar el primer beso a Cristina.

- ¿Qué te pasa a ti?- Preguntó Alber enfadado.
- ¿Estas bien Cristina?
- Mmm, si, tranquilo. Es un amigo- Y esta vez Alberto la miró fríamente ¿"un amigo"? ¡Como que "un amigo"! él era algo más que un amigo.
¿Soy algo más que un amigo?- Se preguntó olvidando el incidente, confuso.
- Ah, lo siento, pensaba que te estaba haciendo daño- Se disculpo.
- No, tranquilo, es sólo que le gusta mucho hacer el tonto, nada más- Esbozó una sonrisa nerviosa.
- Bueno entonces...- No quito la mirada a Alberto- Te dejo, te estaré esperando en casa.

- ¿Como que te estará esperando en casa?- Agarro Alberto fuerte de la muñeca de Cristina.
- Alberto- Dijo con una mueca de dolor- Me estas haciendo daño.
- ¿No decías que solo era un amigo?
- Alberto, estas haciéndome daño- Dijo intentando soltar su mano de su agarre.
- ¿"un amigo"? Eso soy para ti.
- Alberto por favor- Siguió suplicando, sin querer hacer ninguna escena.
- Claro, un amigo, igual que el...- y al final la soltó, se giro, viendo como aquel niñato se iba hacia su casa, tenía tantas ganas de ir detrás suya y dejarle claro que Cristina solo era suya...
- Me voy a ir- Dijo, mientras se tocaba la muñeca, estaba roja.
- ¿A donde?- La preguntó girándose.
- No te importa ¿Vale? me has echo daño joder.
- Lo-lo-lo siento- Reaccionó al fin- No era mi intención.
- Me imaginó, igualmente no me soltabas.
- Lo siento, perdóname, por favor ¿Hace falta que me arrodille? Lo haré si así quieres.
- No, tonto- Dijo esta vez con más ternura y dejando de tocarse la muñeca, pero ya era tarde por que el ya se encontraba de rodillas.
- ¿me perdonas?
- Si- Se ruborizó- Ahora sube, te vas a manchar los pantalones.- Y comenzó a andar con él detrás suya.
- ¿Con que se refería a "te estaré esperando en casa"?- Dijo intentando imitar la voz de un niño pequeño.
- No seas así, sólo me esta ayudando con las matemáticas.
- Pues yo podría ayudarte, fijo que se más que él.
- No te pongas celoso ¿Si?- Pidió- Odio a los chicos celosos.
- Hombre si esta esperando en casa... creo que tengo motivos. Además por que no me presentaste.
- Si te presente- Rodó los ojos.
- No, dijiste que soy un amigo.
- Y eso somos, nunca establecimos algo más.
- Bueno ya, pero es que hay cosas que no hace falta decir.
- Ya te dije que yo no soy tuya- Sentenció al fin, parándose de nuevo en la acera.
- Ya, lose, pero cuando seas mi novia...- Intentó proseguir, pero algo en los ojos de ella, le hizo darse cuenta de aquello- Espera ¿por que lo repites a cada rato? ¿Qué me estas intentando decir?
- Mira Alberto, me encantas, y me gusta estar contigo, no es tu culpa vale, pero no estoy preparada para tener una relación. Si, has acertado, no quiero novios, pero aunque fueras mi novio tampoco sería tuya. Yo no soy de nadie, solo mía.
- Entonces... ¡por que me diste una oportunidad! Si total, no vamos a llegar a nada.
- Porque... porque no dejas las cosas como estan, así estan bien. A mi me gusta ¿A ti no?
- No.
- Oh- Se separó- Entonces no te voy a obligar.
- No espera- La agarró del codo- Era una broma- pero no lo era, prefería tener algo de ella que no tener nada.


Después, los días pasan, se vuelven largos, interminables, cansan, cansan por que te obligan a levantarte de la cama y tener que seguir teniendo aquella mierda de vida, o eso pensaba Sandra. 
Mientras que los días para Elsa son los mejores de toda su vida, se enamora, se ruboriza y ríe con él. Pasan dos semana y sin obstáculos ni destinos que le obliguen a enfadarse, son felices, y por primera vez su felicidad dura.
Y Cristina va rompiendo lentamente aquella promesa que se prometió, ahora incluso cada vez que recuerda aquella vez que pidió que las cosas se mantuvieran como estaban se arrepiente. No le gustaban los hombres caballeros, y si no recuerda mal no le gustaron desde su último y único desengaño amoroso, y todo tenía una explicación.
Desde pequeña siempre quiso tener un príncipe azul, uno bien parecido a Alberto. Uno que la abriera paso, que abriera la puerta del copiloto, donde ella se encontraba. Qué retirará la silla suavemente para que ella se sentará. Uno que no traspasa lo límites ni intenta meter mano. Uno que el matrimonio le parece la unión más perfecta entre una pareja. Un caballero que se quite la gorra al ver a su novia y le susurré en el oído todos los días lo preciosa que esta. Un hombre que no la fuera infiel. Que fuera suyo. Que ella fuera solamente suya. Que tomase de ella todos los días, necesitando la...
Pero después de su desengaño se dio cuenta que los príncipes no existían y que a cambio los habían transformado en patanes. Además... ¿Para que esperar ciertas cosas de los hombres? ¿Qué pasa si luego se le olvidaba como eran tratarla caballerosamente? Ella se daría cuenta, y le dolería. Por que a veces cuando esperas más de lo que obtienes acabas desilusionada.
y eso era la razón por lo que odiaba a los hombres. Incluso intentaba mantenerse alejada de Alberto, aunque sin éxito.

- Eh, vi como le mirabas- La acusó Alberto mientras andaban deliberadamente por una de las calles de aquel pueblucho.
- Eres muy obsesionado, enserio. Qué si miro a este, que si miró al otro. ¿No te pondrás celoso de que te mire también a ti?
- No- Sonrió- Por mi encantado.
- Ay, que irónica es la vida, no quiero caballeros, no quiero celosos compulsivos, no quiero obsesionados, no quiero gente que quiere comprometerse, y de repente sales tu.
- Y te gusto.
- Podías haber aparecido antes, cuando me gustaban ese tipo de hombres- Dijo mientras suspiraba.
- ¿Quieres pasar la noche en mi casa?- La sorprendió.
- mm nose... ¿Por?- Le miró a los ojos.
- Para que nadie más pueda ver lo preciosa que estas hoy
- Que tonto eres- Se sonrojo.
- Y así de paso, no podrás mirar a nadie más que a mi.
- ¿Como que no? A Robert Pattison.
- ¿Quién es ese?
- El actor de Crepúsculo- Dijo entrando en el videodix
- Ah nono, esa película es una ñoñada.
- Bueno entonces, no me quedaré a dormir- Se plantó con los brazos cruzados.
- Vale- levanto los brazos, como si fueran a atracarlo- Tu ganas maldita niña que me vuelve loco.
- Anda toma- Le entrego la película- te espero en el coche- Le quito de las manos las llaves.



- ¡Oh valla!- Dijo gloriosa.
- ¿Qué te pasa?- Preguntó Alberto mirando a la dirección contraria de Cristina.
- ¡ESTAS LLORANDO!- gritó- no puedo creérmelo  me has estado comiendo la cabeza todo el rato diciendo que era una mierda de película- Le dio una colleja.
- Y lo es.
- Si, ya, claro claro- Hizo un movimiento de desdén.
- Anda será mejor que vayamos a dormir
- ¿Qué? Ya tan pronto, eres un viejete- le acusó, y le volvió a pegar en el hombro.
- Au, que te pasa
- Ah, por haberme jodido todo el viaje a casa.
- Ahora te vas a enterar- Dijo acercándose rápidamente a ella y haciéndola cosquillas.
- PARA, PARA POR FAVOR- dijo como pudo- por favor para, ay que cosquillas.
- SOY EL MONSTRUO DE LAS COSQUILLAS- Dijo Alberto con voz ogro, produciendo más la risa de Cristina.
- Soy la presa del monstruo de las cosquillas- Dijo entre risas.

Le  gustaba tanto verla sonreír, a veces estaba seguro de que podía dar todo lo que poseía en su vida para que su sonrisa nunca se borrara.
- Au, para ya- le dio un manotazo en las manos, lo que provocó que este parase.

Paso su mano dura suavemente por el arco de su espalda elevándola  Había pasado ya tres semanas desde que se conocieron y desde el minuto uno sus labios picaban por no haber obtenido el roce de su lengua. Deseaba tanto besar la. todo a su tiempo, dijo una vez ella,  y ahora solo esperaba él haber cogido el momento indicado.
Recogió sus mechones rebeldes que se había escapado de aquella coleta que se formó mientras veían la película. Era tan bonita. Y le encantaba tanto tenerla a su merced, aunque pocas veces eso fue posible. Era una chica dura, y no se dejaba hacer fácilmente, nada fácil. Le gustaba pelear y no sentirse sumisa ante nadie, y aquello le encantaba a la vez que le torturaba. Desde la distancia en la que la tenía, podía apreciar incluso facciones de su rostro que nunca había descubierto, podía ver como sus labios se encontraba un poco cortados por el frío invernal, y entonces odio el invierno.
Podía apreciar aún mejor como sus mejillas estaban sonrojadas debido al juego que tuvieron hace un segundo, su respiración entrecortada, intercalada con jadeos de cansancio. Y por último cuando miró sus ojos, se llevo una gran impresión, porque desde aquella distancia podía verlos fundirse, sumergirse en los de él, pudo notar como las piernas la temblaban y el nerviosismo recorrió por todo su brazo asta llegar asta su labio, el cual mordió con ansia.
- No te muerdas el labio- La dijo.
- Ya sabes que no me gusta que me des ordenes- Dijo volviéndose ha morder el labio sólo por llevar la contraria. Entonces se acercó a ella, lentamente mientras su brazo seguía en la misma posición dicha, él otro la sujetaba del rostro para atraer la . Era impresionante cuantas cosas podía sentir con tan solo tenerla tan cerca. Era una niña, pero una niña que supo bien como robarle el corazón. Su mechón se escapó, el mismo maldito mechón rebelde volvió a escaparse de la coleta. Era como si toda ella le retará a cada segundo, incluso aquel maldito mechón que no quería quedarse colocado en su lugar debido.
Todo era tan irónico...
Aún así, se dio cuenta de que se quedo como tonto mirándola, desaprovechando la oportunidad de degustar aquellos labios...
Se acercó, ni lento ni rápido. No quería asustarla, pero tampoco aburrirla. Ni siquiera se permitió posar los labios encima de los de ella, porque el primer paso que hizo fue agarrar sus labios suavemente con sus dientes, dándole un pequeño, tierno, y seductor mordisco . Después, beso la comisura de sus labios asta llegar donde su oreja donde la susurró:
- No te muerdas los labios, porque esa es mi tarea.- Ahí supo Cristina, justamente en ese mismo momento, que había caído totalmente a sus pies. Ahora si, podía llamarse a si misma una completa rompe promesas, sin embargo no le dolió, porque no defraudo a nadie, ni siquiera a ella misma.
Después deshizo aquel camino por el cual viajo sus labios asta llegar a su boca. Lo quiso hacer suave, y tirar de todo el tiempo que hiciera falta para poder apaciguar aquella necesidad que se asomaba por sus ojos. 
La beso tiernamente, una y otra vez, sin separar sus labios. Y después casi pidiendo permiso mentalmente adentro su lengua en la boca de ella para poder descubrir el sabor de su saliva. Y ¡Oh dios mio! su lengua tan suave... necesitaba de toda una eternidad para poder saciarse...ni siquiera sabía si una vez haber probado sus labios tendría la fuerza suficiente para abandonarlos. Mientras la besaba no podía no hacer un esquema sobre los horarios en la que la echaría de menos.
El colegio, mierda, el colegio ocupaba tanto tiempo que se le paso por la cabeza hacerse pasar de alumno. Que idea más loca, pensó. Sin embargo volvío al beso en cuanto esta vez ella le dio un suave mordisco, produciendole una excitación que en ninguna mujer logro con sexo. Sin embargo debía de mantenerse alejado de malos pensamientos.
Porque, si empezará fantaseando con llevarla a la habitación y poder desnudarla,  ver su piel, tocarla ¿Como será? se preguntó, seguro que dulce... sin embargo echo esos pensamientos como pudo, le dolía, pero debía hacerlo, como el mismo había pensado era una niña, una que sufrió demasiado.
Sin quererlo se alejo de ella, no quería estropear aquel momento. 
Cuando la volvió a mirar a los ojos se dio cuenta de que no era solo él el que lo deseaba, sino que ella también reflejaba aquella excitación en sus ojos.
Mantente frío, ordenó a su mente, no hagas estupideces...

y sin saber bien como tuvo el valor necesario para mantener sus manos alejadas del cuerpo de ella.
- como se te ocurra tocarme sólo el dedo gordo del pie, te juro que te haré pedacitos y se los daré de comer a mi perro- Recordó aquel aviso. El no quería ser comido por un perro, soltó una risita.
- ¿De que te ríes? - Pregunto con una gran sonrisa en la cara
- De nada- Dijo mientras gracias a la mano que se encontraban en el arco de su espalda la estabilizo de pie- Ahora si, es hora de ir a la cama. -Andaron por el pasillo de la mano y una vez que Alberto vio la puerta de su habitación la beso en la frente- Buenas noches.
- Espera- Le paró- ¿Puedo dormir contigo?- Se sonrojó.
- ¿Ah si?- Dijo apoyándose en el marco elevando una ceja- Hoy que escusa utilizarás.
- Ninguna.
-Oh- Se sorprendió- Vale- Sonrió- vamos- la agarro de la muñeca.
- Espera te lobo- Dijo socarrona- ¿No ves que ando en ropa de calle?

Cristina entro en la puerta, abrio el armario. Había tantos pijamas, estaba el de ositos, el de carritos, el de perritos, y entonces entre todos vio un camison negro transparente. ¿Debía? no no debía, pero quería morirse de risa cuando le viera discutiendo en su interior sobre si tocarla o no.

Después Alberto deshizo la cama mientras oía como el armario de la habitación de al lado se abrió. Se metió en la cama y se dio fuerzas antes de que Cristina entrase por la puerta.
- Venga compórtate  no seas molestoso, tú eres un caballero... pero... ¡Oh dios mio! como me voy a controlar teniéndola tan cerca?... tranquilo, no desesperes, recuerda que los pijamas de tu hermana son de todo menos provocadores, de ositos, de campanilla, de helados...- Pensaba para si mismo- Oh mierda- Dijo nada más verla asomarse por la puerta con los mofletes sonrojados.
- No había otra cosa- Entro por la puerta y se metió rápidamente en la cama.

- Ahora si que andas metido en un gran lio... 



14 Comentarios:

Anónimo dijo...

Solo decir que me ha encantado y que escribes fenomenal ;)
Unbesito, ANNA

Anónimo dijo...

Solo decir que me ha encantado y que escribes fenomenal ;)
Unbesito, ANNA

Anónimo dijo...

Solo decir que me ha encantado y que escribes fenomenal ;)
Unbesito, ANNA

AE dijo...

Jajajajaja siempre se te repiten los comentas jajajajajaa, pero no pasa nada te responderé a todos jajajajajajajajaj. Y muchas gracias por lo de que te encanta enserio :) gracias por leerme
un besito y hasta pronto !! :)

AE dijo...

Jajajajaja siempre se te repiten los comentas jajajajajaa, pero no pasa nada te responderé a todos jajajajajajajajaj. Y muchas gracias por lo de que te encanta enserio :) gracias por leerme
un besito y hasta pronto !! :)

AE dijo...

Jajajajaja siempre se te repiten los comentas jajajajajaa, pero no pasa nada te responderé a todos jajajajajajajajaj. Y muchas gracias por lo de que te encanta enserio :) gracias por leerme
un besito y hasta pronto !! :)

Anónimo dijo...

ya jaja, yo no se que hago para que se me repitan siempre tres veces ;)
ANNA

AE dijo...

Yo tampoco tengo ni idea jajajajaja xD
bess!

María. dijo...

ME ENCANTA!!
QUIEN NARICES EL A, EL DE LOS MENSAJITOS DE ELSA?
ESPERO QUE NO ACABE CON EL PORQUE ME GUSTA DEMASIADO ALONSO Y NO QUIERO LLEVARME UNA DESILUSIÓN :(
BUENO, EN CONCLUSIÓN, ME ENCANTA COMO ESCRIBES Y ESPERARE EL SIGUIENTE CON ILUSIÓN
BESOS :))

AE dijo...

Muchas muchas gracias ! :)
jajaja si A era el "Anónimo" de Elsa, el de los mensajitos.
jajajaja ya verás el desenlace :0 jajajaja muchas gracias lo haré pronto prometo, y encima será intenso :)
besooss !

María. dijo...

Uuuuh intenso jajaja
Yo quiero a Alonso no al Anonimo :(
Pero bueno, será lo que tenga que pasar :)
Besos

Anónimo dijo...

me ha encantado!!!
y el final.... pobre Alberto como le tortura Cris jajajjaja
un beso!! Ana

AE dijo...

jajaja si intenso, pasaran una cositas :) jajaja
Ahí ahí, lo del anónimo... xD ya vereis al final todo xD
besoos !

AE dijo...

jajaja muchas gracias !!! :)
jajajaja si la verdad es que si xD
un besooo !

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