Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

capítulo 4: En verdad me pareces adorable

Unas risas de fondo y el repiqueteo de unas llaves dando contra la cerradura me despertaron abruptamente. Me deshice de las sábanas, y me calce a la vez que agarre una bata con la que taparme. Abrí la puerta de mi cuarto y fui andando a través del pasillo para poder llegar hacia la sala principal.

- ¿Qué es todo esto?- Pregunto una voz masculina que nunca había oído fuera de mi casa.
- Eso- Pude identificar la voz de Ted y me calme- Eso son unos regalos que llegaron hoy por la madrugada.
- ¿Acaso los chicos todavía no se cansan de persistir?
- Es su novio- Sonó tajante  y al rato se escucharon varias risas al otro de la puerta y si... si hubiese estado allí afuera les partiría la cara a cada uno.
- ¿Ella con novio?- Dijo uno.
- Nos estas tomando el pelo.- Comentó otro
- La verdad es que no- Marmullo, suspirando cansado.
- Oye acaso te estas enamorando- Ironizo de forma cursi.
- Claro que no, como podéis pensar que sería capaz de enamorarme de una chica como ella- Dijo, y se dejo de oír las llaves. Me quede quieta, y por alguna razón extraña me sentí más vacía que nunca. Algo en mi interior se rompió, pero yo no... yo... ¿Qué estaba pasando?. ¿Acaso estaba siendo tan estúpida de volverme a enamorar? ¡Y valla, encima de otro Alonso!, Una lágrima se escurrió por mi mejilla y me la arranque con la palma de la mano. Como había sido tan extremadamente estúpida como para bajar mis guardias. Para permitir que un hombre viviera en mi techo, para permitir que tocase mi piel. Como había sido tan estúpida como para haberle dado cabida en mi corazón. O peor aún, como había sido tan estúpida como para pensar que alguien podría enamorarse de mi - Es el ser más repugnante que he conocido- Otra lágrima cayo por mi mejilla. Y ya no sabía como parar. No sabía como olvidar, porque de un momento a otro todos los recuerdos me llegaron. Me llegaron todas las noches de insomnio,  el recuerdo de la última vez que vi a Alonso, parado al final de las escaleras, esperando a otra. O aquel recuerdo de la fiesta. Llegaron a mi mente todas las amenazas, anónimos y divorcios. Las promesas rotas. Las lágrimas amargas. El frío.Y por último ese mensaje que tanto tiempo me había esforzado por olvidar:


¿Tan pronto te has olvidado de mi? Porque yo de ti no. 
Quiero verte, baja, o alguien sufrirá por ello.

                                                               Att: Anónimo       


Nunca quise admitirlo, y nunca llegue a contarle a nadie aquel extraño mensaje, pero yo sabía en el fondo que por mi culpa murió mi mejor amiga, que si hubiese sido lo suficientemente valiente como para salir de casa y plantar cara.... mi amiga seguiría viva.

- Es una niñita consentida, y mimada por su padre. Es ególatra, egocéntrica  y desesperante. Es odiosa, y no tenéis ni la menor idea de lo mucho que estoy odiando este último mes de mi vida a su lado. Pero claro- Sono más deliberado- todo sea por ganarte la apuesta.

Al acabar de escuchar sus palabras un gran ataque me invadió. Me estremecí y me lleve la mano al pecho. Era tan fuerte, que por un momento creí morirme. Me estaba abrasando, y solo tenía la necesidad de correr. De correr lejos de todo esto.

- Toma tio, intenta abrir tú.- Intente recomponerme mientras la llave giraba en la cerradura. Se abrió la puerta y cuando todo aquel grupo levanto la mirada para dar conmigo, abrieron la boca sorprendidos. Ted, finalmente, al ver que sus amigos no se movían se hizo paso asta llegar a tocar con medio pie el parque de la casa, y cuando alzo sus ojos y dieron con los míos entendí que era hora de quedarse. De no escapar, no huir por aquel camino que estaban despejando aquellos chicos. Era hora de hacer frente.

- Solo quería decirte que dejases las cosas como están-  Gire mis talones para volver a mi cuarto cuando su voz interrumpió mi paso.
- ¿Qué cosas?
- Tú simplemente estate quieto- Murmure resentida sin querer girarme y continuando andando. Cerré la puerta de mi habitación, y me metí en la cama. 


Todavía no llega a entender porque sus palabras me hicieron tanto daño...


Antes de que sonase el despertador me sobresalte por una mala pesadilla. Me cambie pesadamente y me di solo un poco de retoques. Salí del cuarto para entrar en la cocina y poder desayunar pronto. Solo quería irme, me había prometido no huir, y no huiría. No abandonaría otra vez mi casa, mi vida, y mis estudios por un idiota. pero eso no quería decir que no organizase un plan de evasión.
A la sexta galleta apareció por la puerta de la cocina. Tenía el pelo enmarañado y sus ojos no llegaban a abrirse más de lo suficiente. Me miro, y de repente pareció espabilarse.
- ¿Qué hora es?¿Por qué no me has despertado?¿Llegamos muy tarde? Joder mierda no tenía que haber salido ayer, joder...
- Me voy sola- Dije cortando le, mirando como la galleta caía en cachitos hacia la leche. No quería mirarle, tenía miedo de que si le miraba, me quedase absorta con sus ojos azules con sus pestañas aleteando incontroladas.
- ¿Como...?¿Por que te vas sola?
- Tengo extraescolar Ted, hoy es Domingo.
- De acuerdo lose, pero la semana pasada me apunte yo también. No hace falta que vayas sola- Tomo asiento enfrente mía.
- Quiero ir sola.
- Pero...
- He dicho que me dejes Ted- Levante la mirada, intentando calmarme y mostrarme impasible ante su encanto- No quiero más tu ayuda.
- Ya Elsa- Giro su cabeza hacia un lado mostrándose dulce- pero todo el mundo necesitamos que nos ayuden.
- Durante tres años he sido capaz de llegar viva a la universidad, ¿Qué podría cambiar hoy eso?
- Que tengo coche y no hace falta que gastes tu dinero en el autobús.
- Lose- me encogí de hombros, y por primera vez en la mañana tuve un impulso incontrolable que deje escapar- Pero corre a gasto de mi padre.
Me levante de la silla, observando el rostro descompuesto de Ted, y una vez deje el tazón en el fregadero Salí de casa. Debido a mi mala suerte perdí el autobús y el próximo que paso llego aún más tarde de su hora. Cuando alcance a llegar a la universidad, ya era una hora más tarde de la debida.
Pase por la puerta rápidamente para que el profesor no se diese cuenta de mi presencia, sin embargo giro su rostro y se mostró molesto ante mi retraso. Me senté en mi sitio de todos los días, y cuando gire mi cabeza observe a Ted sentado a mi lado. Maldito monstruo. Me enseño una de sus encantadoras sonrisas, y por un momento casi llego a perdonarle mentalmente. 
- Te lo avise- Susurro riéndose tontamente.
Tenía ganas de apilar mis libros y sentarme en otro sitio, porque estar a su lado me incomodaba de sobremanera, pero....., ladee la cabeza, pero yo era así, yo nunca pretendía ser amable.
Apile los libros y agarre mi mochila para apartarme de él hasta tener como distancia a tres asientos. Él me miro confuso y yo alce mi barbilla sintiéndome orgullosa de mi hazaña.
Cuando acabo la clase se acerco rápidamente.
- ¿Por qué has echo eso?- A lo que me encogí de hombros.- Oye... ¿Que te pasa?- Me volví a encoger de hombros mientras mi rabia fluía por mi interior. Yo nunca me callaba, siempre decía tal y como eran las cosas, y si dañaba a alguien no era mi asunto, pero por nada en el mundo le daría el gusto de saber que me hirieron sus despreciables palabras. Por nada en el mundo.-Enserio, ¿Qué te pasa?- pregunto apartando mi cortina de pelo con una mano y con la otra sujetando mi muñeca para que no me escapase. Aparte rápidamente mi mano y le mire intensamente, intentando que siéntese como miles de alfileres se clavaban en él, pero yo no era bruja.- Enserio, cuéntame - Se le noto preocupado y desesperado, pero seguro que eso era otra burla.- ¿Por qué lloras?

Fruncí el ceño y me lleve el dedo indice hacia el lagrimal comprobando que aquel estúpido decía la verdad.
Agarre la mochila y comencé a andar hacia la parada de autobús.

-Esta bien- Escuche decir a Ted, que al parecer me había estado siguiendo- Lo pillo, sea lo que sea lo que te pase no piensas contármelo , bien, pensaba que habíamos pasado esa etapa.- Otra llameante llama me atizo y cerré fuertemente los puños. Oh si, claro que el no se enteraría de nada, y me aguante las ganas de contestarle con un "Si, pero tú la has estropeado"- Bien, no piensas contestarme, vamos mejorando.- Resopló enfadado, y yo sonreí mientras seguía mi paso acelerado y veía como el coche de Ted se quedaba atrás- Eee oye, que nos hemos pasado el coche- Pero no le hice caso, fue como oír a un fantasma, y seguí hacia delante.

Y así paso todo el día, yo encerrada en mi habitación sin querer salir y que alguien me hiciese daño, llore una eternidad, asta que las amargas lágrimas me llevaron asta un sitio oscuro en el cual descanse.
Al día siguiente cuando me levante y seguí llevando mi plan acabo de no encontrarme con Ted, cuando abrí la puerta, los trozos de jazmines y los bombones desechos ya no estaban. Mire alrededor buscándole  buscando a ese misero ser que me acosaba, pero no se oía ni un alma. Cerré la puerta y ande por el pasillo asta dar con la habitación de Ted. Sin estar muy convencida entre invadiendo su habitación y le zarandee asta que se despertó.

- Buenos días- Me saludo con una gran sonrisa.
- Ted, ¿Sabes quien ha limpiado la entrada?
- Si, claro que lose, he sido yo.
- ¡Pero que has echo!- Eleve la voz y el se tapo los oídos con la almohada.
- Baja la voz, vas a despertar a todo el vecindario- Se giro y agarro el despertador- si solo son las seis.
- ¡¿Por qué has echo eso?! te pedí que te estuvieses quieto, ¿Y que haces? lo contrario.
- Y yo te pedí ayer que me contases el porque de tu actitud.
- ¿Entonces es una venganza?- Pregunté enfriandome.
- Elsa, aunque no lo creas, no tengo tanta maldad.
- Entonces... ¿Por que lo hiciste?
- No quiero que te vayas sin mi, así que se me ocurrió que quizás si limpiaba la entrada cuando te levantases y vieras todo limpio acudirías a levantarme, y a echarme la culpa, y así iríamos los dos en mi coche hacia la universidad.
- Escúchame bien- Le señale intimidantemente con mi dedo índice- deja de intentar que todo vuelva a la normalidad, ¿Lo entiendes? todo fue un gran error que no volverá a cometerse. - Me gire con la clara intención de marcharme cuando sus dedos agarraron mi muñeca- No me toques- Le advertí deshaciéndome de su agarre.
- No Elsa - se desperezo para sentarse en la cama- no lo entiendo ¿A que viene esta actitud tan arrolladora? Se suponía que ya nos llevábamos bien.
- Pero como ya te he dicho, todo ha sido un gran error por mi parte.
- ¿Qué error Elsa?¿De que estas hablando? porque no te entiendo.
- Tampoco hace falta que lo hagas- le mire mordaz, intentando hacerle callar. Esta vez si pude caminar sin que él me parase y antes de cerrar la puerta, le advertí una vez mas- Y esta vez, si estate quieto.

Después todo transcurrió con tranquilidad. Por la tarde me ensañe con comprar el mismo ramo de jazmines y la misma caja de bombones, para que cuando llegue a casa los tire y pisotee todos los jazmines. Después me encerré en mi habitación y deje que el tiempo me consumiese. Y consumida pasaron los minutos, las horas, y Ted se estaba quieto, como yo misma le pedí por segunda vez. Ya no hablábamos e intentaba no compartir ni la mas mínima mirada con él. Hasta después de tres días, Jueves.Ese día y como todos me desperté pronto para cojer el transporte público a la hora y no llegar tarde, sin embargo cuando salí de casa, y antes de pasar la larga línea de campo para llegar a la ciudad, alguien me sujeto del brazo. Sentí miedo y la retire rápidamente.
Cuando me gire hay estaba el. Con una camiseta de interior y unos pantalones a cuadros. Sus ojos azules me atrapaban. 
- No me toques Ted- volví a avisarle.
- Estoy harto- Dijo sin más, con sinceridad en sus ojos azules. Y me sentí tranquila, volví a sentirme menos vacía, menos indefensa, menos herida- Esta situación me esta hartando. Ya no quiero que sigamos así.
- Lo siento, pero olvídate de una vez de todo eso.
- No quiero. Eras... bueno eras mi amiga. Y mira si es por lo de tu novio, me da igual, yo lo...
- No es eso Ted- Susurre cansada de ser borde- es que me has echo daño- le miré fijamente, mientras notaba un escozor en los ojos.- Y estoy cansada de que me hagan daño ¿Lo entiendes ahora?
- Si hoy no cambia esto me iré de tu casa.
- De acuerdo- intente reaccionar razonablemente- Vete si es lo que quieres.-Me giré y volví a escuchar su dolida voz.
- ¿Eso es lo que te importo? Lo que te importa la gente, soy un estúpido sabes, por unos segundos llegue a pensar que de verdad no eras tan egoísta como pensaba- Me gire, y ande firme y decidida hacia él. Le mire impasible, mordaz, y él solo pudo retirar su mirada.
- Ya se perfectamente que piensas que soy el ser más repugnante que has conocido ¡pero cállate! porque no quiero volver a oírlo- Sus ojos se abrieron desmesuradamente, impactados.
- ¿ Oíste todo aquello?- Susurro más para si mismo.
- Si- respondí sabiendo que no me lo había  preguntado- Así que no te pienso convencer de que te quedes, si tan horrible había sido tu mes conmigo haberte largado, yo no te puse cadenas pero...- me di seguidamente con el dedo en mi barbilla, haciendo que pensaba- claro, tienes una puesta que ganar.
- Elsa...-
-Cállate ¿De acuerdo?- me enfurecí- No quiero escuchar la mierda de tus escusas. Realmente no quiero. ¿No crees que ya me has echo demasiado daño? Porque no mejor te vas y me dejas vivir mi vida tranquila.
- Elsa déjame explicarme.
- Explicar ¡qué! Que te parezco una egoísta, egocéntrica y ególatra que solo se preocupa de si misma. ¡Pues si! ¿Y quieres saber porque? porque cuando no lo hago suceden cosas como estas, en las que un inútil me hace daño, y quiero que sepas que ya me han echo suficiente daño en mi vida. El cupo esta lleno, gracias, no deposites más daño en mi.- Me volví a girar y el volví ha agarrarme haciéndome darle la cara de nuevo- y esta es la última vez que te advierto de que no me toques.
- Lo siento- Dijo mientras emblandecía su agarre asta dejarme suelta- lo siento de veras. Tú no debiste oír todo aquello que dije. Fui egoísta y tonto. Estaba enfurecido porque tenías novio, yo...- Suspiró, como quitándose un peso de encima- en verdad me pareces adorable- me miro, como cuando un niño rompe un plato y se siente culpable.
Él me miraba, y yo a él. y no tengo ni idea de cuanto tiempo nos quedamos así, mirándonos,  diciéndonos cosas con la mirada. Finalmente asentí, aceptando sus disculpas y volviendo a casa mientras el me seguía por detrás.

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