Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 24: Mi bombón de navidad

El sonido de su despertador le trajo hacia la tierra de nuevo. Se levanto con los ojos entrecerrados y añorando la calidez de su cama se aparto de ella para mirar por la ventana y encontrarse con un día de lo más cerrado. ¿Pero como no iba a estar cerrado? ¡Solamente eran las cuatro de la noche!
Se dirigió hacia el baño y se mojo la cara con agua, restregándose los ojos para poder estar despierta. 

Todo sucedió hace ya bastante tiempo, cuando uno de sus mejores amigos decidió cortar con su amistad. ¡Por dios, ella no había echo nada malo, simplemente se había enamorado de él! Nunca nadie le dijo que el amor podría traer tantos daños. 
En verdad, cuando Jenny se lo confeso, ni siquiera esperaba que fuese reciproco, simplemente lo escupió del interior de su cuerpo, porque ya llevaba demasiado tiempo con eso metido dentro de ella. Y ahora por su maldita locura se encontraba todos los días sola. Todo había pasado tan rápido que ni ella misma podía protegerse de las oleadas de dolor que la inundaban de vez en cuando, ella nunca pudo haberse imaginado sin sus dos mejores amigos.
En verdad Pedro no la había dejado de lado, pero su indiferencia dejo todo claro para ella desde un principio.
Después de aquello decidió ponerse en marcha para cambiar su vida. Si la muerte quería presentarse en su familia más veces seria más fuerte esta vez y lo asumiría. En cuanto a los estudios estaba progresando notablemente, considerando que sus notas eran a lo sumo cuatros. Y ahí es donde nos lleva al presente, a uno en el que se tenía que levantar a las cuatro los tres días antes del examen para poder sacar un ocho y sacar un suficiente en la final.
Se movió a su escritorio sin mucho empeño, pero no le quedaba de otra si quería cambiar su futuro.
Después en las clases su cabeza muchas veces estuvo a punto de golpear la mesa. Se tenía que armar de valor y de paciencia para soportar las aburridas charlas de sus profesores sobre Felipe el católico, el arte románico, el punto muerto... y mil chorradas más de las que hablaban y de las que no le interesaba saber, porque todavía no había llegado asta ese punto, quizás dentro de dos noches, pudiera alcanzar el temario, quien sabe...
- Ey Jenny, ¿Qué tal vas?- Le pregunto Taly, una chica con la que se llevaba bastante bien.
- Ay voy, estoy más cansada- Dijo tocándose la frente.
- Normal, deberías dormir más.
- Ya sabes que si quiero ir a la universidad, necesito esto, estar despierta por las noches, no dormir...
- Oye por cierto, ¿Qué vas ha hacer en navidad?
- Ni idea, lo más seguro es que ponga una triste vela en la mesa de mi salón y me duerma mientras me como las uvas- Taly rió a carcajada limpia.
- ¿Por qué no te vienes conmigo? Yo iré con un grupo de amigas, y podrías venirte.
- No se- Arrugo la nariz.
- No te dejaré sola ni un solo momento, y quizás... puedas encontrar a un chico que te alegre el cuerpo.
- Pervertida- Susurró y Taly volvió a reír.

Se fue a su casa con la idea rulando por su cabeza. Quizás no estaría mal dejar a un lado su triste vida por un día. Sonrió. No, no estaría nada mal.
Por la tarde estudió y estudió, y más tarde, estudio.
Al final se dio un descanso y cuando miró la hora de su despertador los ojos se le salieron, ¡Eran las 2 y media! ¿Cómo podía pasar el tiempo tan deprisa?
Se programo esta vez el reloj a las cinco y media y cuando fue a deshacer la cama alguien llamo por el telefonillo. Arrugo su frente y al final con miedo se atrevió a contestar.
- ¿Si?
- Hola- Con sólo escuchar su voz, sus músculos se tensaron, toda ella se quedo paralizada y en blanco ¿Qué debía hacer?¿Abrirle?
- Hola, ¿Te abro?
- Si.

Las manos comenzaron a temblar, estaba nerviosa y bastante asustada. ¿Por qué después de tantos meses sin verse se presentaba ahí? No lo entendía, pero le daba igual, porque Pedro, su mejor amigo estaba allí.
Abrió la puerta y le vio por el pasillo caminando, estaba haciendo eses y podía verle ido... temió lo peor.

Días antes...


Las cosas marchaban bien, por no decir igual que siempre.

Pedro y Sandra juntos y comiéndose a besos a cada momento. Alberto recogiendo a Cristina a la puerta de la salida, y todavía sin haber intentado algo con ella. Y Alonso todos los días apoyado en aquel  putrefacto coche mirándola de forma cada vez más tierna....
Y para colmo su querido ATT: A, volvía a resurgir, en canciones de la radio, en flores de jazmín en la puerta de su casa, en bombones con caja forma corazón.... y lo peor es que ella sabía que era él, Alonso.


El mismo día que Jenny...

Ese día, todo cambio. Para algunos para mal, y para otros, para bien.
Hacia ya bastante tiempo que tenían pendiente organizar una fiesta para despejarse de la vida del estudiante, además la navidad ya estaba aquí y eso ¡Merecía una celebración!, pero esta vez una más intima.
Así que... ¿Por que no ese día Viernes?
Al principio del día, todo siguió su curso, intentando aparentar que sería un día de lo más normal, pero después, cuando llego la noche, aquellos seis jóvenes se vistieron de la mejor manera posible. Las chicas con vestidos, y los chicos, con traje.
- ¡Hola!- Saludo Rub a Sandra y Pedro, que fueron los primero en llegar.
- Ey hola- Exclamaron al unísono mientras se desprendían de la ropa.
Después estuvieron charlando en el sofá esperando al siguiente ¿Y quien fue?
- Hola- Volvió a repetir Rub, pero esta vez con Alonso.
Se sentaron en el sofá y esperaron al siguiente...
- Hola- Dijo Rub, esta vez más cansado, a Elsa.
- Hola Rub- Dijo esta con entusiasmo abrazándole efusivamente. -¿Qué tal va todo?
- Bien- Sonrió.
- ¿De verdad?
- No- Se sincero- estos tios son unos muermos- Y Elsa carcajeo fuertemente provocando que Sandra, Pedro y que sobretodo Alonso se girasen a verla.
- Habrá que alegrar la fiesta ¿No crees?
- Si- Sonrió Rub coaccionando con Elsa.
- ¡Hola Chicos!- Grito la rubia.
- Hola- Saludaron todos, aunque Alonso fue el único que se levanto para darla dos besos.
- Hoy estas muy guapa.- Dijo mientras el timbre volvió a sonar y Rub cansadisimo se levanto.
- Alonso- Le aporto con cariño, sin querer hacerle daño.
- Ey pero no tan guapa como Cristina- Añadió después andando hacia la puerta principal  ¡Que guapa!- Exclamo mirándola.
- Si verdad- Contesto Rub desafiándole con la mirada.

- Hoy estas preciosa- La susurró en el oído Rub.
- Rub..- Se sonrojo- cállate ya.
- No enserio, estas... WOW, radiante- Exclamo.
- Cállate- Le golpeo levemente en el hombro.
- Es que...- Pero antes de que pudiera decir algo más, Cristina estrello sus labios en los de él, haciéndole callar. Y mientras tanto todos los del fondo chillaban y silbaban.
- ¡Vaya parejita!- Grito alguien, y Cristina colorada se separó de él.
- ¿Repetimos?- pregunto entusiasmado Rub.
- No- Rió esta caminando hacia el interior de la casa.

Mientras tanto todos silbaban, gritaban y contemplaban la escena Elsa se encargo de añadirle un poquito de diversión a aquella fiesta.
- ¿Queréis más ponche?- Preguntó Elsa.
Y como todos accedieron, el plan iba viento en pompa.
Después de unas horas, casi todos los de la casa andaban borrachos perdidos, y tanto que decidieron la loca idea de darse un chapuzon en la piscina. Pero... ¿Quién se metía a una piscina en pleno Diciembre? ¡Pues ellos, quienes si no! Sin embargo...
- ¡Yo me tiro en ropa!- Chilla Elsa como puede. Corre hacia el exterior con la gran suerte de no haberse caído de boca, y tranquilamente se mete en el agua.
- ¡Elsa!- Chilló Alonso siguiéndola por detrás.- ¿Como se te ocurre hacer eso?- Pregunta una vez esta en el bordillo y ve como tirita su labio... ahora se estaba replanteando lo de meterse al agua.
- Pareces mi papa- Dijo con voz infantil- Elsa esto, Elsa lo otro...- Resopló. Le miró y entonces se le ocurrió una gran idea. De repente hizo como si se hundiera hacia abajo y sus manos quisieran subir hacia arriba. Debajo del agua podía ver la cara de Alonso bañada en horror, y sólo tuvo que esperar unos cuantos segundos más para ver como se quitaba la camiseta y los pantalones y se zambullían en el agua con ella. Alonso buceo por el agua asta encontrarla con los ojos cerrados y la subió hacia arriba.
- ¿Estas bien Elsa?- Pregunta alarmado- ¿Elsa estas bien? ¡Responde!- Chilla cerca de su oído.
- Au- Se tapa los oídos- No hacía falta hacer eso-Se quejó.
- ¿Estas bien?- La sujeto de los hombros.
- Si- Sonrió maliciosamente mientras envolvía sus piernas en la cadera de él, y pudo ver la confusión en el rostro de él.
Sabía que aquello no estaba bien, que era ella la que siempre mantenía distancias pero... ¿Podría saborear un bombón por navidad? ¡Oh claro que si! Es navidad, lo que pasa en Navidad se queda en Navidad.
Sonrió, y se acerco a él lentamente, solo un beso, pensó. Pero después extendió aún más la sonrisa al saber que no solo sería uno.
Sujeto el rostro de él entre sus manos y despacio se acerco a él, Pero... ¿Y si se arrepentiría? Ya estaba esperando aquel sentimiento, por lo tanto, con más prisa se acerco a esos tierno y rojos labios y entreabrió los suyos, para poder capturar su labio inferior. Después se separo, para mirar su rostro de cerca. Se rió, y volvió a saborear sus labios. Como bien suponía, no solo lo pensaba hacer una vez.
Sus labios repicoteaban cuando el se alejaba minimamente un poco. La ardían, se sentían solos sin los de él. Y poco a poco ese dolor comenzó a extenderse por todo su cuerpo, sentía arder.
Con un intento de calmar aquel fuego apretó sus piernas aún más en la cintura de él, y ahí fue cuando Alonso apoyo su mano en el pecho de ella haciéndola retroceder.
- Tenemos que salir- Intento sonar serio, pero cualquiera podía ver el deseo en su rostro.
- ¿Por qué?- Preguntó desconcertada.
- Porque hace mucho frió y te vas a constipar.
- ¡Yo no quiero salir!- Protesto, chapoteando contra el agua.
- Debemos Elsa.
- ¡Por dios!- Chilló- Para de llamarme así ¿Vale?
- ¿Y entonces como quieres que te llame?
- ¿Amor?- Preguntó con miedo a su respuesta.
- ¿Amor? no eres mi novia- Dijo, y parecía... ¿cabreado?

Se había cabreado solo por haberle pedido que la llamase amor, tampoco era algo tan grave, simplemente algo inocente. ¿Acaso de verdad el se había convertido en el enemigo de Elsa y ella no se dio cuenta?¿De verdad él había dejado de sentir una milésima menos del fuego que surgió entre los dos?¿Acaso él ya no la querría? ¿Acaso.... ¡A la mierda! Sin querer comerse la cabeza, volvió ha acercarse a sus labios. Le daba exactamente igual lo que él sintiese, ese día ella no estaba dispuesta a cooperar con la gran tontería de olvidarle, hoy su cuerpo, sus labios y sus ojos pedían de él.
Era tan guapo. Le había tenido tantas veces delante de ella, pero nunca se había detenido a pensar en lo increíblemente guapo que era. Se alejo de sus labios para poder contemplarle de nuevo. Aquellos ojos color café... eran perfectos. Sus labios, siempre rojos, haga frío, calor, o no haga nada, sus labios siempre están teñidos del rojo. El era maliciosamente precioso.
Volvió a juntar su boca con la de él. Le echaba de menos, ¿Para que negadlo cuando sus actos la delataban? Pero él volvió ha estropear el momento alejándola.
- Tienes los labios morados- Dijo.- Será mejor salir.
- ¿ Quieres salir porque tienes frío, o porque tienes miedo?- Pregunto haciendo cara.
- ¿A que iba a tener miedo?- Sonrió
- No lose, dímelo tú- Dijo a la vez que apretó aún más sus piernas, haciéndole ver perfectamente a lo que se refería.
- Oh no, no tengo miedo de ti chiquitina.
- ¿ Tampoco tienes miedo a no poder alejarte de mi?
- Elsa- Volvió a repetir poniéndose serio- Hace frío, Salgamos.
- ¿Por qué no esperamos a los demás?
- Porque no van a venir, mucho menos después de verte castañear así los dientes, y ese aspecto tan pálido que tienes.
- Si ya, como si me vieran.
- Te aseguro que están todos pegados en el cristal de la puerta- Y Elsa sin girarse para comprobarlo se puso roja.
- Espera- Pensó rápidamente- Yo soy tu hermana.
- No te preocupes por eso, ya lo resolveremos contando alguna mentira.
Ellsa volvió ha intentar acercarse de él, agarrando las manos de Alonso para que no pudieran pararla.
- Elsa esto no...
- Shhh- Siseo haciéndole callar- Llámame aunque sea tonta, sería mejor a que me llamaras por mi nombre- Dijo con dolor.
- Te echaba de menos, amor- Y esta vez fue Alonso el que dio el paso rápido de llegar asta sus labios.

¡El había dicho amor!¡ Él había dicho que la echaba de menos!¡Él se sentía igual que ella!. Mientras se besaban Elsa tenía la necesidad de sonreír, porque era realmente feliz. Él la quería. Él la quería. Ni siquiera podía creérselo. ¿Después de lo mal que lo ha tratado? Aún seguía queriéndola.
O... espera. Quizás.. bueno... ella había pedido eso ¿No?. Le había pedido que la llamará amor ¿Y porque no también aparentar que lo sentía? Él verdaderamente no la había de menos, claro, eso era. Él seguro que ni siquiera la quería.
Mientras se besaban una lágrima descendió por el rostro de Elsa, pero como estaban dentro de la piscina, Alonso no lo sintió  No, asta que entreabrió los ojos para confirmar que todo aquello estaba sucediendo de verdad, y entonces, vio aquella pequeña y fría lágrima.
- Por que lloras- Dijo apartándose bruscamente.
- No te alejes- Suplico Elsa.
- Dime porque lloras.
- Por nada.
- Nadie llora por nada.
- Yo si.
- Elsa...- Advirtió

Y entonces lloró con más intensidad. Él la había vuelto a llamar por su nombre, eso confirmaba que antes sólo lo hizo por obligación, o por pena.
- Por un momento se me ha cruzado por la mente que esto podía ser, que me querías y que me has echado de menos este tiempo.
- ¿A que viene esto?
- A nada, no viene a nada.
- No dime- La paro antes de que ella desencadenará su cadera. Ahora él no quería que lo hiciese.
- Es sólo, que pensaba que quizás, bueno... es una idea tonta.
- Me gusta saber tus ideas tontas.
- Pensaba, que... que no te habías olvidado de mi.
- ¡Claro que no me he olvidado de ti! Para no recordarte, si te veo todos los días.
- No me refería a ese tipo de recordar.
- Oh- Dijo una vez lo entendió todo- Elsa, tú querías que esto fuese así- La recordó- que no se te olvide.
- Lose, claro que lose, pero quizás... bueno, quizás, podríamos estar juntos hoy.
- ¿Hoy?- Pregunto dolido.
- Si hoy.
- ¿Solo hoy?
- Ajam- Asintió.
- Hace frío- Repitió de nuevo, destrozando el corazón de Elsa, claramente eso había sido un NO bien grande.
- Entonces... Salgamos- Contestó triste.
Alonso fue el primero en salir de la piscina, y después ayudo a Elsa a subir las escaleras, la arropo con una toalla y la metió dentro de la casa para más tarde dejarla en la cama de una habitación.
- No te vayas- Le pidió antes de que saliera por la puerta.
- ¿Acaso quieres que te cuente un cuento?- Y ella rió
- Venga, porque no te sientas conmigo, podríamos hablar.
- ¿De que? Si yo te odio- Dijo en tono irónico.
- Y yo a ti- Salió medio cuerpo de la cama y le agarro de una camisa improvisada que se había puesto- Anda ven aquí.- Le atrajo y se monto a horcajadas sobre él, y se acerco hacia sus labios.

Quizás, si, bueno, quizás si ella fuese capaz de hacer el amor con él, Elsa quedaría satisfecha. Quizás era lo único que quería de él. Quizás luego pudiese sentirse dueña de sí misma...
- Para, para- Dijo Alonso cuando la habitación comenzó a calentarse.
- ¿Por?¿Tan fea te parezco?
- No, no es eso, pero tú estas bebida, y mañana te arrepentirías...
- Yo estoy bien Alonso, créeme.
- Y créeme tu ami, si te digo que justamente eso, no va a pasar. Si quieres te puedo besar todo el tiempo que quieras, dormirme contigo, o contarte toda mi vida. Pero eso, no.
- Alonso... ¿Tú me quieres?- Pregunto de golpe.
- Yo...mmm.. porque esta pregunta.
- Responde.
- Mmmm... ¿Tú?
- Tú responde primero.
- Si- Suspiró, pero cuando levanto la mirada y vio en los ojos de ella emoción, no tuvo que echarse para atrás, porque por fin esa era la contestación a la cual ya estaba preparada oír.
- ¿Seguro?
- Segurísimo.
- Al 100% por 100%
- No, al 2000% por 2000%
- Prométeme lo
- Te prometo que te quiero. Que no dejado de quererte. Que te echaba de menos.
- Entonces... ¿Por que no querías que estuviésemos juntos hoy?
- Porque yo quiero estar contigo todos los días.
- ¿De verdad?
- De verdad de la buena. Mira lo del anónimo tiene una explicación y...
- shh- posó su dedo en los labios de él- No quiero explicaciones, olvidemos lo ¿Te parece?
- Me parece...

Mientras tanto en el salón...


- ¿Y ahora que hacemos?- Pregunta Rub a Cristina

- Ni idea.
- Podríamos jugar en mi habitación- La agarro de la cintura.
- Más quisieras tú- Se deshizo de su abrazo.
- Vale entonces podríamos subir hablar y dormir.
- De acuerdo, pero como me toques te cortaré en pedacitos y...- se quedo parada en las escaleras ¿De verdad esta utilizando la misma frase que le dijo a Alberto? No podía creerse lo estúpida que era.
- ¿Y que?
- Nada, ya sabes.
Se tumbaron, y Cristina se acerco para darle el beso de buenas noches. Se encontraba tan cómoda allí, sentía que la noche podía pasar que ella ni se entararía, asta que una mano fría traspaso por debajo de su camisa, para subir hacia su sujetador y entonces toda enfurecida se levanto de la cama y salió de aquella casa. ¿Qué había sido eso? Ni idea, pero ahora tenía claro que con quien quería estar de verdad era con Alberto.
- ¿Quien es?- Pregunta Alberto desde dentro de la casa.
- El coco- Responde Cristina lo suficientemente bajo como para que no la oiga.
- Oh, valla- Se sorprendió al abrir la puerta.
- Te quiero- y Se tiró a sus brazos, después, con su mano, busco su boca y una vez que la encontro zambullo allí sus labios. Ya no se acordaba de aquel sentimiento de paz que la provocaba, era... superior a todo, era su dulce de Navidad.
Entrelazo sus dedos con el fin de la camiseta, y toco todo su abdomen con la intención de desecharla al suelo, pero la mano de él la detenio.
- Para Cris...
- ¿Por?¿Acaso no quieres?- Y un ruido del salón la saco de su mundo.
Se asomó por la puerta para ver a una chica bellísima. Tenía el  cabello muy largo y negro además sus ojos eran del color de la miel, y sus piernas mejores que las de ella misma. La vio allí recostada en el sofa, con aquel camison transparente que ella misma se puso hace unos meses y la rabia la inundo.
- Por eso...- Susurró Alberto.
- ¡Osea!- Elevo la voz- Que yo me muero por estar contigo y tu estas con una cualquiera- Dijo mientras seguía viendo el rostro de esta, mirando los dibujos animados y comiendo pipas animadamente, como si no hubiera notado su presencia.
- ¿Que que?
- Lo que oyes Alberto, no podemos hacer el amor, porque seguro hace dos minutos esa chica estuvo en tu cama y... sabes que, no te quiero vovler a ver en la vida. ¡Joder! decías que me amabas, puñetero embustero, ¡Te odio! y me voy- Fue a caminar cuando la mano de él la paro.
- Es mi hermana- Soltó entre sus dientes.
Sus ojos se abrieron como platos, asomo su cabeza, viendo a aquella chica entre ofendida, y desorientada. Oh, es verdad, si te fijabas tenían los mismos rasgos, y sus ojos... ¡Oh dios mio! Había llamado puta a su hermana. Sin saber bien que hacer se acerco a ella, y aunque sabía era más menor que ella, esa chica se veía más infantil
- ¿Qué ves?- Dijo para romper el hielo.
- Ah Stuart Liten, a sido bastante gracioso vuestra discusión- Dijo tiñendo sus mejillas de rojo
- Lo siento.
- No pasa nada, tranquila. Hace unos segundos vino otra chica y paso lo mismo.
- ¿Qué que?- Preguntó enrabietada mientras miraba a Alberto y este se encogía de hombros.
- ¡Es broma!
- Oh. ¿Has discutido con tu novio?
- Oh si, el muy estúpido no sabía poner una maldita lavadora.
- ¿por eso?
- Si- Asintió.- Bueno, en verdad quería poder ver mis dibujos animados durante un tiempo, el ve discovery- Puso cara de asco, y Cristina se rió.
Después se levanto del sofá y se dirigió hacia su Alberto y entrelazo sus dedos enredando el cuello de este.
- Oye hermanito.
-¿Si?
- No hagáis mucho ruido, que si no le echaré de menos.
- No la hagas caso- Susurro Alberto a Cristina.
Entraron en el cuarto y Cristina se vistió con cualquier pijama de la hermana de Alberto.
- Entonces no...- Pregunto tímida.
- Hoy no va a poder ser princesa, pero ya sabes que otro cualquier día estoy libre- Sonrió picaramente y esta tapo su cara entre el pecho de él.

En el salón mientras tanto...


- Entonces ¿Qué hacemos?- Pregunto Sandra. Era sin duda la que menos había bebido, quería darse sus vacaciones pero sabía que ejercer de niñera de Pedro era las veinticuatro horas al día.

- Vamos a la piscina- Se rió, llevaba media horas así, riéndose de todo.
- No Pedro a la piscina no podemos, te encuentras mal.
- Yo quiero piscina- Dijo intentando liberarse del agarre de Sandra.
- Que no.
- Que si- Dijo enfadado.
- Alberto, tú estas borracho, no puedes. Si te ahogases yo no podría contigo.
- ¡Sabes que!- Chilló enfurecido- Estoy harto de ti- Se despojo de su agarre- Pedro esto, Pedro lo otro ¡Joder! dame un maldito respiro ¿Quieres? Todos los días me miras como si en cualquier momento fuese ha hacer algo indecente ¡Joder! Podrías confiar un poco más en mi ¿Sabes? Por que me haces sentir como un puñetero inútil  y... sabes que, ¡Me piro de esta mierda!- Ando hasta la puerta y antes de marcharse dijo- Adiós mama.- Ironizando.

Sandra se arrastro por la pared y tapo su cara con sus dos manos ¿Porque todo tenía que ser tan complicado? Ella simplemente quería cuidar de él, no quería que nada malo le pasará, ¿Tan difícil era de ver eso? Sin embargo esta vez el se había vuelto a marchar, la había vuelto ha dejar sola.
Pero eso no era lo peor, lo peor es que recordaba aquellas malditas palabras

"- Si te marchas- Le paró- No quiero que vuelvas a aparecer en mi vida, nunca más. Nunca más me buscarás, ni yo a ti, nunca más aparecerás por mi colegio, me dejarás en paz para siempre. ¿De eso eres capaz?"

Lo peor de todo es que ella realmente pensaba que nunca se iba a marchar, pero ahora podía ver todo con claridad. Nunca nada estuvo claro. Y ahora sus palabras la ataban a quedarse allí, llorando, vacía y sin poder hacer nada, ya no podría volver a ayudarle, aquello sin duda fue un amargo y caducado bombon de Navidad





Nota de autor: Chicas siento mucho las faltas de ortografía, pero quería ya subirlo cuanto antes, mañana por la mañana corrijo todo lo que vea.

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