Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 8: Importunidades.

En cualquier vida dos semanas no dan tiempo para muchos cambios, pero en la vida de Elsa sí. Su habitación había sido totalmente cambiada por colores de esperanza y viveza. Poco a poco le gustaba cada vez más Sergio, pero no podían llegar a nada serio asta que ella no pusiera en funcionamiento el plan de venganza contra Alonso, en cuanto a él, no sabía nada de su vida y tampoco lo necesitaba.
Un sonido bastante irritante la saco de su concentración en los deberes, aunque no la importo por que seguramente su querido anónimo estaba allí como todos los días, sin embargo cuando vio en la pantalla Cristina su emoción desapareció por pequeños momentos.

Que bien tía por fin acaba hoy tu infierno. Pd: Cris
Si aunque no cantes victoria tan pronto, todavía no he hablado con mi padre. Pd: Elsa
Si quieres esta tarde me paso por tu casa, por si acaso. Pd: Cris.
¡Estaría bien! Bueno me voy que me esta llamando mi padre :$ Pd: Elsa

Y ahora le tocaba hacer frente a su padre sin sentirse por una vez una traicionera, ya que desde aquel día en que Esther descubrió el trato, la casa sólo ha estado llena de gritos, reproches y enfados, ya incluso a veces cuando Elsa se despertaba a media madrugada por culpa de algún maldita pesadilla y bajaba a la cocina a tomarse un vaso de leche, se encontraba a su padre durmiendo en el sofá, y todo aquello la rompía en dos, temía demasiado una separación entre ellos. 
Ella sabía perfectamente que sus padres solían discutir muy a menudo, es más, la estadística que realizo un día con su padre para tomarse unas risas, determinaban que no se libraban de dos discusiones por día, y a veces era asta gracioso verles discutir, y empecinados por quien tenía razón y quien no. Sin embargo todo aquello se había salido de sus manos y sobre todo de su alegría,  por que ahora sólo la provocaba enfado y culpabilidad.
Y entonces antes de tocar la puerta del despacho su móvil vibro dentro de su bolsillo.

Me alegro de que por fin tu castigo se terminé, pásate lo bien Att: A

Y entonces aquello le dio más fuerzas para hacer frente a su padre.

- Hola- Dijo Elsa entrando al despacho de su padre- ¿Qué querías?
- Hablar sobre tu castigo. Pedirte perdón y... ¡¿De verdad tengo que hacer esto?!- Grito en alto.
- ¿Hacer que, papa?- Preguntó Elsa pesando que su padre ya había enloquecido.
- ¡Ella tuvo la culpa no yo!- Volvió a gritar ignorando a su hija, cuando de pronto la puerta del despacho se abre dejando ver a su madre con los brazos cruzados y realmente enfadada.
- Quedábamos en que te disculparías con todas sus consecuencias- Dijo Esther.
- No quedamos- Respondió Tom- Quedaste
- Sabes que? ya me da lo mismo, quiero que te vayas de casa- Dijo encolerizada su madre, algo que dejo de piedra tanto a Elsa como a Tom, sin embargo ¿Qué hombre pierde su orgullo?
- ¿Y por que yo? Por que no te vas tú- Dijo volviendo a tomar la compostura de hombre sin sentimientos.
- Por que no me da la gana- Dijo Esther.
- Pues a mi no me da la gana irme tampoco- La contestó Tom y entonces se escucha un llanto, como un murmuró casi silencioso. Tanto Esther como Tom miraron a su hija la que se encontraba tapando su cara con las dos manos.
- Encima ya la has echo llorar- Dijo Esther corriendo a abrazarla.
- ¡No!- Respondió cortante Elsa con que noto el contacto de su piel con la de su madre- Estoy harta de todo esto ya. Mama- Dijo girándose para verla y dando la espalda a su padre- él no tuvo la culpa, el no es el que tiene que pedir disculpas, ya se que no te gusta verme llorar, pero papa sólo intenta enseñarme y entiendo que no estuvo bien montarme en la moto con aquel chico, y ahora- Se giró dando la espalda a su madre- Tú no tienes que ser tan duro con mama, y dejar tu orgullo de machito por que eso no te va a llevar a nada, no hace falta que me recuerdes con tu mirada todos los días que hice mal y tampoco quiero que discutáis por mi, por que si os divorciáis yo me sentiré culpable- y entonces todos en aquella habitación menos ella encontraron gracia a eso, y echaron a reírse- ¿Y ahora que?
- Cariño- Comenzó su madre- Es muy tierno lo que has dicho pero aunque tu padre y yo nos enfademos, nunca nos vamos a separar- Dijo esto mirando hacia Tom, el cual se levantaron de su silla para poder abrazarlas.
- Te quiero- Dijo Tom abrazando esta vez sólo a Esther- y no me gusta que nos enfademos.
- Yo también te quiero
- Además ese sofá me mata la espalda- Dijo intentando que Esther no tomase muy en cuenta sus palabras anteriores- Creo que deberíamos comprar uno nue...- Pero fue interrumpido por un beso tierno por parte de Esther.
- Eh! que todavía estoy aquí- Dijo Elsa contenta, pero aún así aquellos dos no alejaron sus labios simplemente la empujaron para salir del despacho, a saber que ocurriría allí.

Después de aquello todos en aquella casa eran felices, Esther y Tom por que por fin habían arreglado ese maldito enfrentamiento que se mantuvo durante días como si fueran niños de parvulario, y Elsa por que su anónimo había vuelto a escribirla, como cada mañana hacia, a veces la mandaba canciones mediante la radio y otras tantas la escribía textos, poemas o simples comentarios mediante el móvil.

- ¡Dime que te dejan salir!- Dijo Cris nada más entrar por la puerta.
- ¡Si!- Contestó Elsa abrazando a su amiga y pegando saltos juntas.
- ¿Por que tanta alegría? - Preguntó Tom apoyado en el marco de la puerta, con su descafeinado casi hirviendo en su mano.
- Por nada que te importe papa- Dijo Elsa mientras seguía saltando con su amiga.
- Viste a si debes de mantener a tu hija de feliz- Dijo Esther tomando de la corbata a Tom y llevándolo escaleras arriba.
- ¿Y estos?- Pregunto Cristina.
- Reconciliaciones- Rodó los ojos- No se como les prefiero si enfadados o tirándose miradas provocativas todo el tiempo- Suspiró.
- Por lo menos ya no están enfadados, algo es algo- Elevo los hombros Cristina- Y por cierto a lo de hoy- Dijo entrando al salón para sentarse en el sofá- Hemos pensado en ir a una fiesta
- ¡FIESTA!- Dijo Elsa mientras que los ojos se la iluminaban- Pero... no creo que me dejen mis padres.
- ¡Escapate !
- ¿Para que luego me vuelvan a castigar?
- Bueno... si quieres nos quedamos aquí en tu casa y vemos una película aburrida poniéndonos gordas mientras comemos pizza y Sandra esta en la fiesta.
- Visto de esa forma- Dijo alegre de nuevo y yendo a la habitación para elegir ropa.


-Y...¿Donde es la fiesta?¿Que me pongo?¿Quién va?- Dijo nada más cerrar la puerta de la habitación.
- Pues es en una casa de ricachones, así que como ves- Dijo abriéndose el abrigo largo que dejaba ver otra cazadora y un vestido bastante bonito, era negro con piedrecitas verdes y marrones que hacían juego con sus ojos, y atractivo a la vez- Yo tengo truco debajo de este abrigito de niña buena, y bueno va ese chico loco que dice ser tú hermano.
- Todo eso lo complicas más, tú vas preciosa, ¿Como voy a competir contra esto? Sabes que, mejor vete tú,   nunca encontrare un vestido en condiciones.
- Yo tengo uno- Dijo de repente Esther apoyada en el marco.
- ¡Mama! cuanto tiempo llevas ahí- Pregunto nerviosa.
- Lo suficiente para saber que necesitas un vestido elegante y que te quieres escapar por la noche.
- No se lo dirás a papa ¿Verdad?
- Cariño esta a mi lado mordiendo una manzana-Dijo a la vez que aparecía Tom a su lado.
- Te dejo ir, pero sólo por que llevas días sin salir- Y después se fue.
- Anda venir, hace mucho tiempo cuando tuve el baile de fin de curso con tu padre, llevaba un vestido precioso y lo guarde por si algún día te hiciese falta.


- Vallaaaaa- Dijo Cristina nada más verlo.
- Es precioso mama. Nunca pensé que tuvieses un vestido así- Dijo mientras acariciaba con cuidado la tela, miedo de crear algún imperfección, era un color bastante parecido al rosa palo, y aunque por delante pareciera un vestido normal y sencillo lo hacia más perfecto al descubrir después la espalda descubierta en donde el vestido la entrelazaba por pequeñas tiras de color plata brillantes.
Después en la habitación su madre, Esther, la maquillo asta que quedará como una princesa, y Cristina experta en cabello, le rizo suavemente cada mechón sin querer dejarlo alborotado, casi se parecían a unas ondas al agua.

Mientras en aquella fiesta...


- ¿Hoy va a venir tú hermana?
- No lo se Sergio- Respondió Alonso- Y tampoco me importa.
- De acuerdo, que gruñón estas hoy hijo, bueno me voy a saludar a Sandra.
- No tan rápido- Le paró Pedro- Dime ¿Qué intentas con ella?
- Nada.
- Se como la miras y que sepas que ella es mía.
- Bueno eso ya lo veremos.
- Espera- Le paro esta vez Alonso- ¿No estabas colado por mi hermana?
- Si la verdad es que es bonita, y casi la tengo en el bote, pero casi nunca sale y mi querido amigo necesita un poco de sexo.
- Ni se te ocurra utilizar a Sandra por eso ¿me oíste?- Se enfureció Pedro.
- Que yo sepa tu hiciste lo mismo.
- Chicos...- Intentó decir Alonso.
- Yo no la utilice, simplemente las cosas no se dieron.
- Si claro, a ella puedes decirle eso, pero a mi no me engañas.
- ¿Y tu que sabes?
- Se que estas en nuestro grupo y que siempre serás como nosotros.
- ¿Y como sois vosotros?
- Ya lo sabes, Alonso hace poco le puso los cuernos a su novia y ni si quiera le importo.
- Chicos...- Dijo esta vez Alonso más contundente.
- si ya, pues yo no soy así.
- ¿Ah no? Acaso no fue por que la culpa de haberla engañado te pudo- Intento indagar.
- No- Le reto con la mirada.
- Qué raro y mira que oí que la engañaste con Jenny.
- Queréis callaros ya- Les grito Alonso. Entonces ese era el día de las importunidades,  el día en el que te tendrías que callar la boca , por que hay estaba Sandra, escuchando todo desde hace un buen tiempo y con lágrimas recorriéndole el rostro.
- ¿Es eso cierto?- Preguntó Sandra como pudo.
- Claro que no- Respondió veloz Pedro- Todo es mentira.
- Por que hiciste eso, te veía capaz de muchas cosas, pero de esa no- Dijo mientras su corazón se hacia añicos.- Y tú- Miró con odio a Sergio- No quiero que me vuelvas ha hablar en la vida.
Sergio echo a correr detrás suya para pedirla perdón y excusarse de no haberselo comentado antes, y mientras tanto Pedro estaba impotente de no poder ir detrás suya por la llegada de su nueva novia.
- Hola cariño- Apareció una chica con el cabello pelirrojo, ni muy guapa ni muy fea.
- Hola-Dijo el.
- ¿Qué te pasa?
- Nada- Respondió seco-  ¿Nos vamos?- Preguntó con una sonrisa.
- De acuerdo
- Bien- Susurró Alonso- ahora encima me quedo solo, genial- Y se dirigió a la barra.


vestido de Cristina pero sin los guantes.

Vestido de Elsa.

0 Comentarios:

Publicar un comentario