Prometo publicar más seguido en esta Semana Santa ! Espero que les guste el nuevo capítulo ;)

Capítulo 4: A la porra con Matthew (parte 2)


(parte dos)




Me levantó como todos los días y salgo de mi casa con la proposición de mantener la calma, de tomar el control, gracias a la tontería que hice ayer me gane un parte bien grande y trabajar 8 horas adicionalmente.
Cuando abro la puerta me encuentro con un Xantia delante de mi casa y su dueño apoyado en el capot. Le miró ¿Nunca me cansaré de mirarle?. Me sonríe desde la lejanía y me saluda amablemente con la mano. ¿Ya ha vuelto mi Matthew?
Ladeo la cabeza para poder intentar pensar, pero por más que lo intento no encuentro una razón lógica que explique porque su coche esta aparcado delante mi, y todo se vuelve aún más confuso por aquella sonrisa cariñosa y confiada que esboza en sus labios.
Ni siquiera se como mis pensamientos y mis emociones puede controlarlos tan fácilmente, hace apenas dos días sentía que Matthew era un estúpido igual que todos los tíos. Sin embargo ahora me encuentro mirando atentamente cada parte de él.
Vuelvo a ladear la cabeza intentando recordar lo duro y frío que fue conmigo, y la rabia que yo tenía contra él. La enana pelirroja siempre dijo que este hombre no valía la pena, decía que le echará cara, que no le tratara como si fuera el centro de mi universo, y por primera vez, me acerca asta él con aquellas ideas.
- Hola- Ni siquiera sonreí.
- Hola.
- Hoy no voy contigo- Lo dije rápido, por temor a arrepentirme demasiado pronto.
- ¿Por qué?- Preguntó con el ceño fruncido.
- No se- Me encojo de hombros y camino alejándome de él, después de unos ocho pasos aproximadamente me giró y sigue allí petrificado mirando como me alejo lentamente- Luego nos vemos- Consigo sonar desenfada y camino hacia delante.
Hoy era el día del control, pero por dentro me siento tan miserablemente mal que tengo ganas de dejar la responsabilidad  de lado. Tengo ganas de soltarme un poco el pelo, como siempre me recomienda la dulce enana bruja pelirroja.
Si. Hoy voy ha hacer lo que me plazca.
Sonrió mientras entro en la cafetería de Tom.
- ¿Qué hay Tom?- Volví a repetir las palabras de ayer.
- Oh vaya- Sonrió entusiasmado mientras se acercaba a mi.- La pregunta importante es... ¿Qué haces tú por aquí?
- No se- Vuelvo a encoger los hombros.
- ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre- Afirmo- Pero esta vez para llevar.
- ¿Y aquello señorita del control?¿Donde esta mi Lily, y que han echo con ella?- Rió a carcajadas- Me gusta cuando te ríes- Dice melancólico-feliz - ¿Esto tiene que ver con él chico que trajiste el otro día? - La pregunta me pilla por sorpresa y por alguna razón actuó demasiado fría para estar hablando con mi querido Tom.
- No tengo tiempo, cobrate- Le paso el dinero seria.
Cuando salgo de allí me dirijo a clase y me siento en mi pupitre aún con el desayuno metido en la bolsa. Cuelgo un asa de un lado de la silla y hago lo mismo con el otro asa de la mochila. Una vez que la clase se va llenando voy abriendo mi desayuno y colocando las patatas, el beicon y el zumo de naranja encima de la mesa.
La gente me mira, y puedo sentir como algunas miradas se me clavan en la coronilla, pero más lejos de parar sonrió satisfecha obteniendo las reacciones que esperaba ¡Por fin algo que esperaba!.
Cuando entra el profesor (él mismo que me llevo a dirección) la clase se consuma en un silencio absoluto y puedo notar como el aire se tensa rápidamente.
Aún más deliberada, me fijo que en mi compañero de delante no ha llegado aún, y utilizo eso en mi favor apoyando mi pie derecho en aquella fría y dura silla.
- ¡Señorita Belleth!- Chilla el profesor, es un sonido seco y fuerte, tanto que todavía se puede oír el eco por toda la clase y apostaría que también por todos los pasillos. Reprimo una sonrisita y levanto mi mirada para encontrarme con los fríos y duros ojos del profesor atravesándome, y en esto, también apostaría en que si tuviese una barra me azotaría con ella.- A dirección- Pronuncia con una velocidad más pausada de lo normal.
- ¿Por qué?- Me atrevo a preguntar.
- A dirección he dicho- Suena firme e impasible, y yo mientras arrastro la silla hacia atrás para poder salir por patas de allí, sin embargo, antes de salir de clase deseo poder ver las reacciones de mis actos y añadir un poco de gracia al asunto.
- Ni os atreváis a arrebatarme el desayuno- Pero en verdad el insulso desayuno me la repamplinfa. Miro al profesor y el humo casi llega a echar por la cabeza y después de una tonta manera mis ojos se posan en aquel muchacho que me arruino el poder del control desde que vino.
Le miró y me quedo como una boba intentando adivinar lo que piensa. Sus ojos son como un gran reflejo de sus pensamientos y puedo ver diversión, enfado, y algo que no consigo captar.
Aparto la mirada de la suya y cierro la puerta tranquilamente sin querer mostrar mi enfado y rabia.
Ando por los pasillo asta que vuelvo a encontrarme delante de la puerta de dirección  llamo suavemente con mis nudillos y se oye un claro "pasa"
- Oh- Exclamo asombrado al volver a tener mi visita, algo totalmente inusual.- ¿Qué pasa señorita Belleth?
- El profesor me ha mandado aquí.
- ¿Qué ha pasado?
- Nada que no este autorizado- Me encojo de hombros.
- ¿Qué has echo?- Y esta vez su tono es más acusatorio.
- Simplemente he comido mi desayuno en clase.
Me mira enfado, muy enfadado, pero no tanto como el profesor. Creo que en estos momentos quiere arrancarme la cabeza pero por alguna razón suaviza su rostro y se relaja en la silla.
- Veo que ha acatado mis ordenes- Susurra alguien detrás mio, y entonces adivino que es aquel estúpido profesor.
- Ya ves- Miro como mis manos se retuercen entre sí.

Entonces la conversación que mantuve ayer con el director llega a mi cabeza...


***

- ¿Qué ha pasado?- me pregunta el director.
- Ha pasado- Digo todavía metida en mi furia- que el señorito Kin ha estado zambullendo su desayuno en clase y el profesor no ha dicho ¡Nada!
- No me grite señorita Belleth, puedo entender lo que me dice con un tono menos elevado- Se acomoda en su silla, incómodo, porque sabe perfectamente que llevo razón, después eleva su mirada asta encontrarse con mis ojos enrabietados- Pero lo que no entiendo, es que hacia usted aquí.
- Cuando el debería ser el que tiene que estar aquí- Continuo su frase, aunque se que no se quedo en el aire.
- Señorita Belleth- Me miro serio.
- Pasa simplemente que defendí el respeto, eso pasa.
- Ya me imagino.
- Además aquel... "Profesor"- Digo, haciendo comillas con los dedos y pudiendo ver su desaprobación en su mirada ante tal acción- dice que merezco un castigo de ocho horas adicionales, esta medio loco ¿O que?
- Señorita, no me trate como a un colega más.
- De acuerdo, lo siento. Pero todo esto me sobrepasa.
- No hiciste bien, y veo normal el castigo que te ha impuesto- Abro los ojos sorprendida.
- ¿Desde cuando no es una falta de respeto comer delante de un profesor?
- Esa falta no esta estipulada en tus normas de la agenda.
- Pero...-Digo desorientada
- Nada señorita.
- Estáis todos locos- Y salgo dela dirección, dando también un portazo.

***




- ¿Le ha contado todo?- Pregunta el profesor, a lo que el director asiente y me mira, sin saber que hacer.
- Entonces... ¿Puedo irme ya?
- No- Gritan a la vez.
- De que me van a acusar esta vez.
- De comer en clase- Dice firme el profesor.
- Vaya, yo pensaba que eso no era una falta- Miro acusatoriamente al director.
- Y no lo es- Contesta él.
- Ve como me reta- Articula el hombre que esta detrás mía.
- Ya veo.
- Señorita Belleth- Continua el profesor- Es una falta que me rete continuamente y ponga sus pies en la silla como si estuviese en su casa.
- Pues fíjese que ayer me sentí como si estuviera en mi casa.
- Ya no son ocho horas, son dieciséis.
- ¡Qué!- Me levanto de la silla- Eso es injusto.
- Siéntese señorita- me avisa el director.
- Eso no puede ser válido- Digo mirándole a lo que se encoje de hombros, se que él me entiende, lose, y se que piensa como yo...- De acuerdo, entonces, si no hay más que hablar, me retiro.
 Ando por los pasillos cabreada con el mundo ¡Por que todo es tan injusto!¡Por que los ricos si pueden hacer lo que quieran! Y entonces comprendo, que para los pobres no esta el derecho del descontrol.
Abro la puerta de clase y todas las miradas se levantan de sus cuadernos para fijarse en mi. Camino a mi pupitre y sólo espero que llegue el descanso.
- waw- dice Cele acercándose a mi cuando la clase acaba- Aquello ha sido, intenso.
- Ya sabes que no me gustan las injusticias.
- Si- Sonríe de forma tierna- Es una de las pocas cosas que me gustan de ti.

Después solamente espero a que las clases acaben, y el timbre del recreo me sorprende por su rapidez.
- ¿Te han castigado?- Me pregunta la pelirroja mientras nos encaminamos a la cafetería.
- No, bueno si. Me han acumulado ocho horas más adicionales de ayuda al colegio.
- Vaya.
- Si, un Vaya bastante grande.
- Hola mami- Sonrió entusiasmada intentando ignorar a la figura que esta a mi lado(Ray)
- Eso ha sido algo... peligroso- Me susurra aquella figura(Ray) en el oído mientras se aleja.
- Que intenso- Y rompe a carcajadas Cele.- Creo que le gustas un poquito a Ray.
- Pues a mi no.

Salimos al recreo y me cuenta sobre todo lo que ha pasado mientras yo estaba en la sala del director, que por cierto nada realmente sorprendente. Me meto en mis pensamientos y lentamente la vocecita  adorable de mi mejor amiga, se va perdiendo entre el bullicio de la gente.
Después todo parecía ir bien, yo me sentía bastante satisfecha, aunque me molestaba bastante tener que trabajar para este par de imbéciles que dirigían el colegio, pero no me quedaba de otra.
Ya había caído en la cuenta, de que el trato con los ricos (vs) pobres nunca iba ser él mismo, y sólo tenía dos opciones a las que agarrarme. La primera, o te comportabas como un pobre sumiso y pasabas desapercibido. O dos, te revelabas y te caían ocho horas más.
Entiendo que revelarse era algo que me quemaba por dentro, tenía... quería... bueno, simplemente no me parecía nada justo todo esto. Pero menos justo me parecía no poder estudiar para la semana de exámenes  así que la única opción, por desgracia, que me quedaba, era ser sumisa y obsesionada de control. En definitiva intentar ser feliz.
Y no sabía muy bien porque, una parte de mi alma, no quería volver a ser la Lily aburrida de antes, una parte de mi, se había divertido bastante. A veces cuando conoces que hay otro mundo del que tu misma has creado te sientes bastante confusa...
Pero antes de que pudiera sumirme más en mis pensamientos, alguien tiro de mi en la salida del colegio y  me quede un buen rato mirando como sus ojos azules crispaban de furia.
- Porque...- Se llevo las manos a la cabeza- ¿Por qué has echo todo eso? No te entiendo Lily.
- Yo a ti tampoco- Dije por primera vez.
Por primera vez me estaba ocurriendo muchas "primeras veces". Porque por primera vez, no me sentía estúpidamente atraída por sus labios, por primera vez él hombre que tenía delante no me parecía tierno, ¿Quizás el también ha descubierto otro mundo? Resoplé, un mundo con Janelle nunca sería algo bueno.
- ¿Por que resoplas? No entiendo esta actitud que estas teniendo.
- No me pasa nada- lo evadí.
- Últimamente estas tan cambiada, que ya ni siquiera te reconozco.
y entonces me volví a sentir como aquella niña de ocho años que comía chocolate y se manchaba su dulce vestido de princesa rosa. Me sentía regañada y ahora escarmentada. Era como si mi madre me hubiese pillado haciendo una travesura.
Ni más ni menos, Matthew me estaba regañando y dejándome en mi sitio. Matthew me estaba volviendo a la realidad, Matthew... le miré, y me sentí estúpida por pensar que aquellos ojos celestes alguna vez fueron crueles y fríos.
- Matthew, sigo siendo yo.- Dije, esta vez intentando convencerlo, intentando volver a ser yo, porque yo le quería.
- No- Negó con la cabeza- Te dejas engatusar por un niñato caprichoso, te enfrentas a los profesores ¿Donde esta esa Lily que tanto quería?
Note un pinchazo en mi corazón, ¿Él me quería?... oh valla, que tonta soy, como amiga. Me quería como amiga.
- Ya... esto, no se que me ha pasado- Dije totalmente confundida- podrías, podríamos volver juntos a casa.
- Claro- Suspiró aliviado- pensaba que no ibas a volver nunca.

Dijo, como si por fin hubiera vuelto su mejor amiga, como si todo hubiera vuelto a la normalidad. Como si me volviese a parecer el chico más atractivo del mundo, pero por alguna razón... ya no me lo parecía.

0 Comentarios:

Publicar un comentario